Los resultados de una investigación realizada por expertos de la Universidad de Hiroshima (Japón) proporcionan la clave sobre cómo afecta el azúcar en el café al reloj biológico. Los investigadores apuntan que la combinación de cafeína con azúcar o edulcorantes puede tener un impacto significativo en nuestro reloj interno alterando los patrones de sueño y actividad de un modo inesperado.
Estos resultados que se han obtenido con experimentos realizados con roedores de laboratorio, sugieren que consumir café dulce potencia el efecto estimulante de la cafeína y modifica los ritmos circadianos que controlan el sueño, la vigilia y otros procesos biológicos. Los resultados sugieren posibles efectos similares en las personas, por lo que quizá será interesante llevar a cabo nuevos ensayos con seres humanos. Hay que recordar que según este reciente estudio, la ingesta de 400 miligramos cafeína cuatro horas antes de acostarse altera el sueño.
Los expertos explican que añadir azúcar al café podría potenciar el efecto estimulante de la cafeína, proporcionando un mayor impulso energético. En la investigación se proporcionó a los ratones una dosis de agua con cafeína en concentraciones equivalentes a media taza de café expreso para los seres humanos mezclada con sacarosa (azúcar) o sacarina (edulcorante artificial). El objetivo inicial del ensayo era analizar el comportamiento general de los ratones, pero los científicos encontraron efectos inesperados en el ritmo biológico de los roedores.
Los ratones que consumieron estas combinaciones, comenzaron a funcionar con un «reloj interno» más largo. En vez de seguir un ciclo normal de 24 horas como solemos hacer los seres humanos y los animales, el ritmo biológico se desajustó como si se hubiera desincronizado y empezó a funcionar en ciclos de hasta 30 horas, como si el día fuera más largo y durara 30 horas.
Los expertos comentan que de forma sorprendente algunos ratones que son típicamente nocturnos, cambiaron los patrones de actividad mostrando comportamientos diurnos, lo que implica una alteración en el ritmo circadiano natural. Este cambio se produjo incluso en condiciones de oscuridad continua y en ratones que tenían lesiones en el núcleo supraquiasmático (SCN), pequeña región del cerebro ubicada en el hipotálamo que actúa como el reloj maestro del cuerpo, que regula los ritmos circadianos, sincroniza funciones como el sueño, la vigilia y la temperatura corporal con el ciclo de luz y oscuridad del entorno. Esto demuestra que los efectos no dependieron del reloj principal del cerebro, sino que estuvieron controlados por otros mecanismos en diferentes partes del cuerpo.
Los investigadores explican que es posible que la combinación de la cafeína y el azúcar, afecte el sistema de recompensa del cerebro al aumentar la liberación de dopamina, un neurotransmisor clave que puede alterar los patrones de sueño y vigilia. También observaron una desincronización en los relojes periféricos del cuerpo, como el de los tejidos del hígado y los riñones, donde los ciclos circadianos se volvieron menos consistentes en amplitud y sincronización.
Añadir azúcar al café podría potenciar el efecto estimulante de la cafeína, proporcionando un mayor impulso energético por la mañana. Sin embargo, consumir café dulce por la noche podría tener un efecto contrario al desregular los ritmos circadianos y provocando trastornos del sueño. Este dato es particularmente relevante en la actual sociedad, donde el consumo de bebidas energéticas y café azucarado es cada vez más habitual.
Los expertos dicen que la alteración del reloj biológico afecta al sueño y tiene implicaciones metabólicas, inmunológicas y psicológicas. Sobre los ritmos circadianos desajustados, explican que están asociados con problemas como la obesidad, la diabetes y los trastornos del estado de ánimo, por lo que resulta importante controlar el consumo de cafeína y azúcar sobre todo en horarios nocturnos.
Este estudio ha planteado otras preguntas más amplias sobre cómo los hábitos alimenticios afectan a nuestros ritmos biológicos. Por ejemplo, un consumo excesivo de bebidas azucaradas y energéticas podría tener efectos similares al café endulzado, amplificando los beneficios, pero también los riesgos que se asocian a la cafeína. Se apunta que en investigaciones previas se ha demostrado que la cafeína (sin el uso de azúcar) consumida en una hora cercana a la hora de acostarse, puede retrasar la liberación de melatonina, hormona que es responsable de inducir el sueño.
Por tanto, para quienes buscan aprovechar los beneficios de la cafeína sin que se altere el reloj biológico, lo mejor es consumir café (con o sin azúcar) por la mañana o antes de aquellas actividades que requieran un mayor rendimiento físico o mental. Pero para disfrutar de un sueño reparador y evitar desajustes en el ritmo circadiano, es mejor evitar el café dulce por la tarde o por la noche.
Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Hiroshima, y más detalladamente en este otro publicado en la revista científica Nature.
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