Este colador de tela con patas ha sido diseñado como kit para hacer mermeladas caseras, así como confituras, jaleas y otras conservas similares. La utilidad es obvia, separar líquidos de sólidos. Pero en lo primero que pensamos cuando conocimos este accesorio de cocina fue en darle otro uso, más habitual que el de la elaboración de mermeladas, en nuestro caso.
Sabéis que a menudo hacemos yogur escurrido, labneh o hangop, el método que utilizamos para escurrir el yogur (y también lo hacemos con queso fresco batido) ya os lo mostramos, es de lo más rústico, una servilleta o tela de algodón, una goma elástica para cerrarla en forma de saco, una cuchara de madera para atravesar horizontalmente la goma y una jarra alta en la que posamos la cuchara, de este modo el líquido va drenando en el interior de la jarra.
Es una labor muy simple y práctica, pero claro, sería más cómodo disponer de este colador con patas que además se adapta a distintos recipientes. De hecho, aunque en la foto esté colocado sobre un bonito cuenco, éste no forma parte del kit.
Este accesorio de cocina se compone únicamente de las patas de acero inoxidable y de la bolsa de tela. Las patas son flexibles y por ello pueden adaptarse a cuencos de distinto diámetro, siempre que el borde no sea más ancho de lo que son los ‘pies-gancho’ de la estructura.
Nos interesaba conocer más detalles de este colador, principalmente la capacidad de la bolsa, como se sostiene en el aro (¿no se escurrirá con el peso?) y las medidas del soporte con patas, pero no lo detallan ni en la web del fabricante, Kitchen Craft. Así que seguimos buscando y el mismo diseño lo ofrece Norpro. Ellos explican que tiene una altura de 30 centímetros y un diámetro de 16’5 centímetros. El kit lleva también una bolsa de algodón, que se recomienda lavar a mano y que se ajusta con una banda elástica.
En ambos casos, la bolsa de tela coladora tiene un precio que ronda los 10 euros, aunque varía según las tiendas. Lo cierto es que no es barato, como mínimo deberían incluir algunas bolsas de recambio y de distintos tamaños (no de diámetro, pero sí de profundidad). Así que de momento seguimos con nuestro método para escurrir yogur, al menos hasta que otro utensilio nos convenza. ¿Qué opináis vosotros?