Estamos entre los consumidores que hemos conocido recientemente la col picuda, quizá no le habíamos prestado atención antes, pero no hace más de cuatro o cinco años que la empezamos a ver en las verdulerías de nuestra localidad. Y ahora hemos visto que está incluso en los supermercados, así que hemos pensado que sería interesante hablar sobre esta variedad de col para que, quien también la conozca poco o no la conozca nada, como es muy probable que acabe encontrándola en su mercado o tienda habitual, se anime a probarla.
Y es que cuanta más variedad de verduras tengamos, más podremos aumentar su consumo, y ya sabemos que las hortalizas y verduras deben ser el alimento principal en la comida y en la cena. Debemos decir a nuestro favor que nos gustan todas las verduras, pero las acelgas y la col verde o repollo suelen entrar poco en nuestra cocina, son las que menos nos gustan. Ahora bien, hay variedades de col que tienen un sabor más suave, y son las que procuramos incluir en nuestros platos. Y esto sucede con la col picuda, es más suave y mucho más agradable al paladar.
Imaginad hasta qué punto que como más la consumimos es en ensaladas, aunque la col picuda también es ideal para cocinar, y se hace más rápido que la col normal (para nosotros, la col normal es la col blanca, col verde, berza, repollo…). Normalmente la cocinamos salteada o estofada después de cortarla en juliana, tanto sola y haciéndola como las espinacas a la catalana, con uvas pasas, piñones, jamón o bacon… como con otras hortalizas y verduras, que dan mucho juego tanto para comer un entrante vegetal, como para añadirlas a un plato de pasta, un arroz o de guarnición de un plato de pescado o carne.
Pero veamos algunas características más sobre la col picuda, la mayoría compartidas con otras variedades de col, que siempre irá bien recordar para contemplar esta verdura como un alimento a favor de nuestra salud. La col picuda es una planta comestible de la familia de las Brasicáceas, y se recoge en la especie olaracea y en la variedad capitata. Cabe recordar que las diferentes variedades de esta verdura se han obtenido de la especie silvestre, realizando cruces y selecciones para adaptarlas a las condiciones climáticas y a los gustos de los consumidores.
La col es oriunda del litoral mediterráneo, y debe sus hojas gruesas y suculentas a los suelos salinos y al sol, resultando unas plantas muy resistentes, incluso al frío. Se domesticó hace 2.500 años, convirtiéndose en un alimento básico en Europa oriental, según leemos en el libro ‘La cocina y los alimentos’ de Harold McGee. Cuenta también, como detalle interesante nutricionalmente hablando, que las coles con hojas abiertas acumulan más vitamina A, C y antioxidantes que las variedades de col más cerradas, que son la mayoría, o las más consumidas en nuestra geografía.
La razón es que las hojas interiores de una col cerrada no ven el sol, y éste es proveedor de salud para las plantas, así como de nutrientes. Como contrapartida, las coles que forman cabezas cerradas se conservan mejor durante más tiempo, además de concentrar mayor cantidad de azúcares. La col picuda es cerrada, aunque tiene algunas hojas más abiertas, son las que se suelen desechar.
Como su nombre indica, la col picuda tiene una cabeza en forma de pico, casi cónica, con hojas verdes que se aclaran cuanto más internas son. Y aunque mencionábamos antes que las coles de hojas más abiertas concentran más vitaminas como la A y la C, la col picuda no carece de ellas, al contrario. Pero la col también es rica en folatos, vitaminas del grupo B, vitamina K, minerales como el potasio, el fósforo, el calcio… así como en fibra, y su aporte energético ronda las 25 kcal. por cada 100 gramos. Y podemos disfrutarla de octubre a mayo aproximadamente, así que aprovechad su temporada.
Como os comentábamos antes, la col picuda tiene unas hojas más finas de la variedad redonda, necesita una cocción más breve y también es ideal para consumir cruda en ensaladas. Lo cierto es que poco más podemos añadir, cuando vayáis a comprar una pieza, comprobad que las hojas están lustrosas y firmes, suelen ser cabezas de unos 800-1.000 gramos, con un color brillante y limpio. Y que quienes no consumáis habitualmente col porque no os convence por su olor, por su aspecto o por su sabor, podéis dar una oportunidad a la col picuda que, además, os dará mucho juego para disfrutar de la cocina, que es el primer paso para disfrutar en la mesa.