Un estudio de más de 87.000 documentos que se han obtenido a través de la ley de libertad de información estadounidense (FOIA), determina que Coca-Cola financia la investigación científica, pero se reserva el derecho de impedir la publicación de los resultados. Parece ser que existe un mecanismo en los contratos de las investigaciones relacionadas con la salud, financiadas a las universidades de Estados Unidos y Canadá, que permite a la multinacional vetar la publicación de las conclusiones (aunque no se ha demostrado que lo haya hecho).
Parece ser que los contratos tienen varias cláusulas que permiten que Coca Cola sea la primera en conocer los resultados de las investigaciones, el derecho a rescindir sin motivo la financiación del estudio, y retirarse con todo el trabajo científico y sus resultados. En definitiva, este conjunto de cláusulas podría servir para suprimir sin problemas aquella información que le resulte desfavorable en temas de salud, de hecho, según la investigación podrían haber llevado a cabo esta acción en más de una ocasión, algo contraproducente teniendo en cuenta que una buena parte de la investigación que Coca Cola apoya se encuentra en el campo de la nutrición, la inactividad física y el balance energético.
Este modus operandi (las cláusulas citadas de los contratos) contravienen los compromisos adquiridos por Coca Cola en el apoyo transparente y sin restricciones a la ciencia, algo que se estableció después de las críticas al modo opaco en el que algunas de las grandes compañías alimentarias financian las investigaciones relacionadas con la salud. El estudio ha sido llevado a cabo por expertos de la Universidad de Cambridge, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, la Universidad de Bocconi y US Right to Know (Derecho a Saber de los Estados Unidos) y sus resultados no sorprenden porque desde hace tiempo, se apuntaba la influencia que podían ejercer las compañías alimentarias en las investigaciones científicas.
Los expertos piden a las compañías patrocinadoras que publiquen la lista de estudios acabados, además, consideran que los investigadores deberían publicar los contratos y acuerdos firmados con estas compañías para asegurar y garantizar que sus resultados están libres de influencia. Esta estrategia de desinformación tiene el cometido de desdibujar el debate sobre la relación entre el consumo de refrescos azucarados, la obesidad y la diabetes. Pero no se puede culpar únicamente a las compañías alimentarias, los investigadores también tienen culpa y mucha, ellos aceptan las condiciones y posiblemente más de uno se haya embolsado grandes sumas de dinero como premio a su silencio.
Merece la pena retomar la lectura de este post sobre la financiación científica de Coca Cola en Francia, Foodwatch Francia dio a conocer la lista de la financiación realizada por esta compañía a investigadores, asociaciones, organizaciones y otras entidades científicas, que respaldaron el consumo de refrescos light y minimizaron la importancia de los efectos del consumo de refrescos azucarados, sabiendo que son perjudiciales para la salud porque favorecen el sobrepeso, la obesidad y la diabetes. Como ya comentábamos entonces, la estrategia de desinformación de la compañía de refrescos está muy desarrollada, yendo en contra de todo lo que predica sobre el apoyo transparente y sin restricciones a la ciencia.
En octubre de 2016, meses después de la publicación de Foodwatch, aparecía otro estudio en el que se concluía que la industria de los refrescos influía en los resultados de las investigaciones científicas, se denunciaba que las organizaciones de salud estaban siendo financiadas por la industria de los refrescos, una financiación que provocaba que reputadas organizaciones, como la Asociación Nacional Dental, la Asociación Americana de Diabetes o la Asociación Americana del Corazón, fueran presionadas para suavizar los resultados de los efectos perjudiciales del consumo de bebidas y refrescos azucarados. En este estudio se mostraba que entre 2011 y 2015, Coca Cola y Pepsi financiaron a 96 organizaciones de salud de todo tipo, además, las dos empresas se unieron para luchar contra 29 proyectos de ley de salud pública que tenían el propósito de mejorar la calidad de la dieta y reducir el consumo de refrescos azucarados.
Los expertos de esta nueva investigación analizaron los miles de documentos y descubrieron cinco acuerdos de investigación realizados con cuatro universidades, la Universidad Estatal de Luisiana, la Universidad de Carolina del Sur, la Universidad de Toronto y la Universidad de Washington. El trabajo financiado incluye estudios sobre “flujo y balance energético” e investigación sobre el consumo de bebidas durante el ejercicio. Hay que destacar que en la página web de transparencia de Coca-Cola se declara que los investigadores mantienen el control de sus estudios y que la compañía no tiene derecho a impedir la publicación de los resultados. Teniendo en cuenta las cláusulas antes mencionadas de los contratos, estas afirmaciones en la página de transparencia se podrían considerar falacias.
Parece ser que los contratos no muestran que Coca Cola controle la conducta diaria de los investigadores, pero limita varios derechos durante todo el trabajo como ya hemos comentado. Los documentos obtenidos a través de las solicitudes por la ley de libertad de información no contenían ningún ejemplo claro de que Coca Cola reprimiera las investigaciones desfavorables, pero esas clausulas muestran que existe disposición a ello. Hay que decir que todos los documentos relacionados con los contratos están disponibles a través de la página web de FOIA.
Por cierto, en diciembre de 2015 nos hacíamos eco del cese de la actividad de Global Energy Balance Network (GEBN), una organización que teóricamente luchaba contra la obesidad a través del balance energético, o lo que es igual, la relación entre el consumo de energía y el gasto energético. La organización independiente GEBN dejo su actividad al descubrirse que su página web estaba registrada a nombre de Coca Cola y que, además, esta compañía contribuía con un apoyo económico importante. En un principio se aseguró que Coca Cola no interfería en las investigaciones y que quien tenía el control eran los investigadores, pero gracias a que se filtraron unos correos electrónicos a la prensa se demostró la influencia de Coca Cola en el trabajo de esta nueva organización.
Foodwatch Francia aprovecha los resultados de este estudio para recordar que Coca Cola continúa financiando a la ciencia a fin de poder seguir comercializando refrescos, pero, además, se exhorta a los expertos a escribir artículos, se realizan conferencias patrocinadas, etc., y también parece estar metida en el mundo de la política (a saber que acuerdos existirán), recordemos que la compañía es patrocinadora de la presidencia de la Unión Europea, algo que no tiene ningún sentido y que se puede considerar inaceptable, pues perjudica la independencia y credibilidad política de la Unión Europea.
Podéis conocer todos los detalles del estudio a través de este artículo publicado en la revista científica Journal of Public Health Policy.
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