A menudo insistimos en la necesidad de leer las etiquetas de los productos alimenticios que tenemos intención de comprar, pues es el modo en el que podemos saber si lo que vamos a consumir es lo que parece o lo que pensamos que es, de tener la certeza si su composición es saludable y nutritiva, o si lleva ingredientes indeseados. De todos modos, no todo el mundo sabe leer adecuadamente las etiquetas de los alimentos, no sabe qué valores debe tener en cuenta, si mirar la lista de ingredientes o la tabla nutricional…
Y dado que la alimentación es un pilar de la salud, nos parece imprescindible la educación nutricional y que se imparta en las escuelas a la infancia, de este modo, desde pronta edad se tendrían conocimientos para llevar una alimentación saludable y se evitarían muchos casos de sobrepeso y obesidad, lo que conduce a poder sufrir distintas enfermedades graves. El caso es que, como habéis leído en el titular, queremos abordar cinco errores comunes al leer las etiquetas de los alimentos que nos parecen interesantes conocer.
Son cinco claves que ha reunido la nutricionista Eva Mª Bautista (Sanitas) en una circular, y aunque ella lo enfoca en un plan de dieta saludable para perder peso, nos parece que lo principal es dotar de esta información a cualquier persona que quiera llevar una dieta sana y equilibrada, y llenar su cesta de la compra con alimentos ricos nutricionalmente hablando. Lo de perder peso vendrá solo en el caso de que las personas que adquieran estos nuevos hábitos (que deberían ser todas), anteriormente se excedieran en el consumo de calorías. Lo principal es tener una alimentación saludable.
La nutricionista advierte sobre los reclamos de la industria alimentaria al incluir en el etiquetado de sus productos mensajes como ‘bajo en grasa’, ‘sin azúcar añadido’, ‘light’… y podríamos añadir otros tantos, como un enorme 0% que muchas personas aluden al azúcar o a la grasa, y creen que están comprando un producto bajo en calorías. En estos reclamos se cae mucho en esta época del año, antes del verano son muchas las personas que planean adelgazar o perder peso, cuando lo que se debería pretender es perder grasa.
Aunque a día de hoy se siguen encontrando deficiencias en las etiquetas nutricionales, cierto es que, en general, sabiendo leerlas podemos conocer la composición de los productos alimenticios, el aporte en macronutrientes y algunos micronutrientes, qué ingredientes lleva y cuáles en mayor proporción, etc. Pero vamos a ver esos cinco errores comunes al leer las etiquetas nutricionales cuando se quiere llevar una alimentación saludable y equilibrada.
Fijarse solo en las calorías
Ocurre a menudo que los consumidores sólo se fijan en el número de calorías de un producto, obviando el resto de información. Que un alimento tenga pocas calorías no quiere decir que sea necesariamente sano y uno con una proporción elevada de calorías no tiene por qué ser poco nutritivo. Esto ocurre, por ejemplo, con los frutos secos, cuyo valor calórico por cada 100 gramos es considerablemente elevado, pero son alimentos muy recomendados por su valor nutricional.
No tener en cuenta la ración recomendada
El etiquetado de los alimentos marca los valores nutricionales por cada 100 gramos de producto, pero en ocasiones también aparecen los gramos recomendados por ración. En estos casos el fabricante indica la cantidad de producto que conforma la ración para una persona y son esos datos los que se deben tomar como referencia, ya que darán una idea más realista de las calorías, azúcares o grasas que se van a ingerir.
No mirar el etiquetado cuando indica “light” en el dorso
Este es uno de los errores más comunes al comprar alimentos. Las estrategias de marketing de los fabricantes pueden confundir al consumidor marcando sus productos con la palabra “light”. Este indicativo sólo quiere decir que ese alimento es una versión menos calórica que la original del mismo. Esto no quiere decir que el producto “light” sea sano o sea recomendable para incluir en una dieta equilibrada.
“Sin azúcar añadido” no es sinónimo de sin azúcar
Los productos que se publicitan como “sin azúcares añadidos” tampoco son necesariamente sanos. Que no tenga azúcar añadido no implica que no lleve azúcar, ya que el alimento en origen puede llevar un alto contenido de éste o tener otros edulcorantes como jarabe de maíz o fructosa. Además, es importante tener cuidado con productos anunciados como bajos en grasas, como quesos rallados o yogures, ya que es habitual que los fabricantes añadan azúcares para compensar la falta de sabor que ocurre al sustraer la nata de estos alimentos.
No tener en cuenta el tipo de grasas
Erróneamente se asocia la grasa a algo incompatible con una dieta saludable, de ahí que el eslogan anteriormente mencionado, “bajo en grasas”, haya sido uno de los grandes reclamos en los últimos años. Las grasas son necesarias para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, no así las grasas saturadas, que sí son perjudiciales para la salud. En cambio, los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados son beneficiosos para el organismo en general y se encuentran en alimentos como las nueces, los aguacates o los aceites de origen vegetal.
Estas cinco claves para no caer en errores, equívocos o mensajes fraudulentos al leer las etiquetas de información nutricional de los alimentos se podrían matizar y, además, se podrían añadir algunas más, ¿qué tal si nos dejáis vuestras dudas para ampliar información? También estaría bien que nos contarais qué errores cometíais al leer las etiquetas de los productos anteriormente, aunque ahora sepáis elegir alimentos saludables, vuestra experiencia puede ayudar a otros lectores.
Por nuestra parte, de momento vamos a seguir insistiendo en que llenéis vuestra cesta de la compra con alimentos que no necesitan etiquetado nutricional, porque los alimentos frescos no llevan etiquetas, ¿necesita un tomate informar sobre su aporte en vitaminas, que no lleva azúcares añadidos o que es baja en grasas?