A principios del año pasado hablábamos de la cerveza de ballena producida por la empresa cervecera islandesa Steðji, cerveza que en su formulación integra harina de ballena y cuya producción se destina a la celebración de la fiesta del solsticio de invierno en Islandia, fiesta que tiene lugar a mediados del mes de enero. Hace dos años el país reabrió la pesca comercial de ballenas a pesar de la prohibición establecida por la Comisión Ballenera Internacional, algo que provocó la crítica de los grupos ecologistas. De nuevo se produce la misma situación y la empresa cervecera vuelve a lanzar su cerveza de ballena, pero esta vez elaborada con las aletas y testículos de ballena.
La cervecera Steðji explica que con los nuevos ingredientes y el proceso de elaboración, se logra otorgar a la cerveza un sabor ahumado único, además, la bebida tiene más sabor a carne. Se comercializarán dentro de unos días unas 20.000 botellas para que los islandeses celebren su fiesta con cerveza de testículos y aletas de ballena. A la marca cervecera y a la compañía ballenera asociada no les importan lo más mínimo las reclamaciones y denuncias realizadas por organizaciones como Whale and Dolphin Conservation Society (WDC), tienen muy claro que su producto es demandado y no van a dejar de elaborarlo.
Por otro lado, argumentan que la caza de ballenas en Islandia es sostenible y no tienen por qué dejar de elaborar la cerveza de ballena, por lo que este cetáceo diezmado por la pesca intensiva y en riesgo de extinción se convierte en un ingrediente más para satisfacer un simple capricho. De nuevo se volverá a anunciar la cerveza como una exclusiva bebida para que aquellos que la tomen se conviertan en auténticos vikingos y celebren la fiesta del solsticio de invierno como manda la tradición. De momento se puede decir que la empresa ha cumplido con lo declarado cuando lanzó la primera edición de la cerveza, ésta sólo se consumirá en Islandia y para la festividad, no se ha elaborado para la exportación.
Pero según explica la empresa cervecera, muchos países del mundo se han interesado por la cerveza (Hvalur 2 þorrabjór) y han querido importarla, ante esta avalancha de peticiones parece que deja entreabierta la puerta para la exportación. Aunque han asegurado que ante todo piensan en el mercado islandés y el festival denominado Thorri, nombre que personifica el invierno en la mitología nórdica y el cuarto mes del invierno (mediados de enero hasta mediados de febrero), declaran que no saben lo que les deparará el futuro, es decir, quizá se planteen una producción mayor para satisfacer la demanda y exigencia de esas personas de otros países que quieren probar una cerveza diferente y única.
Tanto la cervecera como la empresa ballenera consideran que el rorcual común (Balaenoptera physalus), también llamado ballena de aleta, no es una especie en peligro de extinción en el Atlántico Norte. Lo mismo piensan países como Noruega o Japón, a pesar de estar establecida una moratoria para la caza comercial de ballenas por la Comisión Ballenera Internacional (CBI), los tres países continúan con la caza en determinadas épocas del año. Como sabemos, esta especie está muy diezmada y está catalogada como especie en peligro de extinción, los esfuerzos realizados por los grupos ecologistas caen en saco roto.
La cervecera Steðji y la empresa ballenera explican además que el sistema de pesca en Islandia para cualquier tipo de pescado es sostenible y responsable, por lo que consideran que pueden cazarse ballenas sin ningún problema, no es una especie en riesgo de extinción y se puede seguir disfrutando del sabor de su carne en diferentes formatos, como por ejemplo en la cerveza. No explican en qué consiste ese sistema responsable y sostenible, son declaraciones con poco fundamento que hacen frente a estudios, informes y todo tipo de información que apunta lo contrario.
Según leemos aquí, la organización WDC considera que se trata de una acción calculada, no sólo se caza a una criatura hermosa en peligro de extinción, también se utiliza una de las partes más íntimas del organismo como herramienta de marketing que logra captar la atención y el interés. Esta organización espera que las personas con dos dedos de frente y concienciadas con la situación de los animales en peligro de extinción, rechacen la cerveza y muestren el desprecio que merece. Esto es algo complicado, recordemos que muchos países han mostrado interés por la bebida, lo que indica que hay muchas personas a las que les importa poco la conservación de la especie.
La empresa explica que aunque el proceso de elaboración es algo costoso, la cerveza se va a comercializar a un precio razonable, 2’5 libras inglesas por botella (algo más de tres euros). La polémica del año pasado se recrudece en esta ocasión, si se decide exportar la cerveza de ballena el año que viene, posiblemente los grupos ecologistas iniciarían las acciones oportunas. Podéis conocer más detalles de la nueva cerveza a través de la página oficial de la empresa cervecera Steðji.