Investigadores del Instituto Roslin de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), han logrado producir cerdos manipulados genéticamente para evitar el síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRS), enfermedad provocada por un virus con un alto grado de mutabilidad que cada año provoca cientos de millones de euros en pérdidas al sector porcino de los países productores.
El virus causa en los animales todo tipo de problemas, dependiendo de su virulencia, provoca neumonía, encefalitis, vasculitis, rinitis, problemas respiratorios, muerte de los lechones, abortos espontáneos en las cerdas gestantes si contraen la enfermedad, etc. La mayoría de las vacunas no han podido detener la propagación de este virus y la razón es su alto grado de mutabilidad y continua evolución, por ello, seguramente el sector recibirá con alegría este avance, aunque no tanto los grupos ambientalistas y consumidores que no quieren saber nada de los alimentos desarrollados con ingeniería genética.
Antes de nada, hay que aclarar que no se trata de cerdos transgénicos, ya que lo que se ha hecho es utilizar la edición de genes, donde no se incluye la transferencia de genes de otras especies, con esta técnica se “cortan y pegan” secuencias específicas de ADN de la misma especie. Muchos expertos consideran que la edición genética puede contribuir a garantizar la seguridad alimentaria, ya que se pueden obtener nuevas variedades de cultivos y animales adaptados a las necesidades y exigencias del presente y del futuro.
Según explican los investigadores, el virus infecta a los cerdos que usan un receptor en la superficie de sus células llamado CD163, con la edición de genes han eliminado una pequeña sección del gen CD163, concretamente la sección del receptor al que se adhiere el virus. Para este trabajo el equipo de investigación colaboró con Genus PLC, una compañía británica que comercializa productos desarrollados con biotecnología a ganaderos y porcicultores, para producir los cerdos con los cambios específicos en su ADN. En anteriores investigaciones se había demostrado que las células de estos animales eran resistentes al virus en pruebas de laboratorio, pero esta es la primera vez que los cerdos editados genéticamente han sido expuestos al virus para comprobar la efectividad de la modificación realizada en el ADN. Según explican, los animales no enfermaron y tras la exposición, los análisis de sangre realizados mostraron que no existían rastros de infección.
Hay que decir que anteriormente y en otras investigaciones en la misma línea, se procedió a eliminar el receptor CD163 en su totalidad a fin de crear cerdos resistentes al virus, pero en este caso sólo se ha eliminado esa porción a la que se adhiere el virus para permitir que el receptor conserve su función normal en el organismo, reduciendo el riesgo de que se sufran efectos secundarios. Esto quiere decir que en las pruebas anteriores se debieron constatar efectos secundarios, lo que no quiere decir que no se puedan producir al eliminar sólo una parte del receptor. Otra cuestión que se puede plantear, si el virus tiene un alto grado de mutabilidad, quizá el virus termine adaptándose por lo que el paso dado no serviría de mucho.
Los investigadores comentan que se trata de un gran avance muy emocionante, aunque aún deberán pasar varios años antes de que se consuma carne procedente de estos cerdos, consideran que es necesario debatir el tema sobre la aceptabilidad de la carne procedente de animales genéticamente editados para de informar a los líderes políticos sobre cómo estas técnicas deberían ser reguladas. Quizá en Estados Unidos será más fácil poner en práctica la producción de este tipo de cerdos, recordemos que el USDA considera que se trata de una tecnología que no encierra ningún riesgo y cuyos resultados son equiparables a los obtenidos mediante técnicas tradicionales como el cruzamiento.
Otro país que quizá acogería satisfactoriamente la idea de producir los cerdos sería Noruega, recordemos que investigadores del Instituto de Investigación Marina de Bergen crearon un salmón que, mediante la edición de los genes, ya no puede producir células reproductivas, dando respuesta al problema de que los salmones de piscifactoría se escapen a mar abierto para reproducirse con salmones salvajes, de ello hablábamos aquí.
Pero lo cierto es que los investigadores consideran que se necesita realizar estudios a largo plazo que confirmen que los cambios genéticos realmente no tienen ningún efecto adverso imprevisto en los animales, si estos estudios tienen éxito y la población acepta la tecnología, entonces se empezará a contactar con empresas porcícolas para introducir la edición genética en las poblaciones de cría comercial. Quizá, también se debería realizar un estudio para ver si de algún modo la carne procedente de estos cerdos podría afectar a los seres humanos.
A través de este artículo publicado en la página del Instituto Roslin podréis conocer todos los detalles de la investigación y ver un vídeo explicativo sobre el proceso.