Del cebollino (Allium schoenoprasum) hay muchas subespecies, pero además hay varios nombres que según la región o el país pueden denominar de forma diferente la misma especie, cebollín, cebolleta, cebolla de verdeo… para nosotros la cebolleta es otra cosa, también es diferente la argentina cebolla de verdeo, así que no vamos a entrar en los diferentes nombres ni en las distintas especies, hablaremos del que aquí es el cebollino común, ciboulette para los franceses.
El cebollino es una planta perenne de la familia de las Aliáceas, que generalmente utilizamos en la cocina como hierba aromática, en crudo o poco cocinada, pudiéndola cultivar también en una pequeña maceta en casa. Nosotros aún conservamos nuestro cebollino ecológico que compramos hace tres años en Biocultura. También se puede recolectar el cebollino silvestre que crece en los márgenes de los caminos y en praderas.
El cebollino tiene un pequeño bulbo significativamente más pequeño que el de la cebolla común, aunque parecido en sabor, de todas formas no es habitual su consumo. De él surgen los tallos, que es la parte utilizada del cebollino, son tubulares y crecen en manojos de varias unidades. En la época de floración ofrece unas preciosas y aromáticas flores violáceas que también son comestibles, proporcionan un característico pero suave sabor a cebolla fresca a la vez que sirven de elemento decorativo en los platos.
El uso más habitual del cebollino es en fresco, quienes no dispongáis de vuestro cultivo de cebollino, lo encontraréis con facilidad en la zona de refrigerados, junto a las ensaladas envasadas, en el supermercado. También es fácil encontrarlo liofilizado o seco, pero ofrece mucho menos sabor y aroma.
El cebollino se puede incluir en una gran variedad de platos, tanto para proporcionar su delicado sabor como para decorar. Con él podemos elaborar además múltiples aderezos, mantequillas aromatizadas, aceites aromatizados, vinagretas y otras salsas. Dada la forma de sus hojas, también son un elemento ideal para hacer ramilletes, utilizando de ‘cuerda’ la hoja del cebollino siendo a su vez comestible.
Con respecto a sus cualidades nutritivas, sobra decir que es bajo en calorías, rondando las 30 kcal. por cada 100 gramos, contiene un 92% de agua, alrededor de un 3% de carbohidratos, otro 3% de proteínas y fibra. Además es rico en vitaminas A, B y C, y en minerales como el calcio, el potasio o el fósforo entre otros.
Tanto en las cocinas profesionales como en las domésticas, el cebollino es hoy en día un ingrediente básico, y una recomendación que siempre nos gusta dar, si te lo ponen de decoración en un plato, no lo dejes a un lado, disfrútalo.