Cada vez más empresas se suben al carro de la producción de carne de laboratorio o carne limpia, como la denominan quienes la producen, ya que se trata de un alimento que no contiene pesticidas, antibióticos o restos de sustancias similares, se produce de forma sostenible, siendo su impacto medioambiental muy reducido, y no es necesario matar a los animales para producir carne, por lo que se puede reducir la producción animal, y en consecuencia, se reduce significativamente el consumo de recursos además de dejar más terreno libre para el cultivo de alimentos vegetales.
Todas estas empresas tienen algo en común, aseguran que la carne de laboratorio es carne limpia, segura y sostenible, siendo una solución a muchos de los problemas actuales asociados a la producción de carne tradicional. Hoy conocemos el trabajo que desarrolla Memphis Meats, una empresa creada por un grupo de investigadores, expertos en salud y amantes del mundo de la cocina, que trabajan con el objetivo de contribuir en el desarrollo de un sistema alimentario que sea más eficiente y mejor para el planeta y sus habitantes.
Bajo el lema “La albóndiga que cambió el mundo”, lema, o mejor dicho, predicción que el CEO de la empresa lanzó el año pasado mientras realizaban la cata de una albóndiga elaborada con la denominada carne limpia, se espera que en pocos años este tipo de productos logren introducirse en el mercado y que sean ampliamente aceptados por ser tan sabrosos como los obtenidos a partir de la carne de producción tradicional, y por todos los beneficios que ofrecen y que antes ya hemos comentado.
Memphis Meats, como otras empresas que persiguen el mismo objetivo, por ejemplo la startup Supermeats, iniciaron campañas de crowdfunding para recaudar fondos a fin de poder hacer realidad sus objetivos, iniciar el cultivo y producción de células animales para producir productos a base de carne limpia, que podrían estar en las estanterías de los supermercados en unos cinco años. Estas empresas aseguran que pueden producir estos alimentos a un coste lo suficientemente reducido, por lo que los consumidores no tendrán que pagar más por sus productos. Por otro lado, consideran que son una parte importante para garantizar la seguridad alimentaria del futuro, ya que podrán abordar problemas como la pobreza mundial y la falta de acceso a la proteína de calidad para las personas con menos recursos.
Atrás queda la famosa hamburguesa de laboratorio creada por investigadores de la Universidad de Maastricht (Países Bajos), cuyo coste de producción fue de unos 240.000 euros, considerándose la hamburguesa más cara de la historia. No hay duda de que Mark Post marcó una nueva línea a seguir en la producción de alimentos a la que varias empresas se están sumando, pero con la diferencia de que los costes de producción se han abaratado considerablemente, pudiendo ofrecer los productos a un precio similar al de los productos tradicionales con base de carne.
Volviendo a ‘la albóndiga que cambió el mundo’, en el siguiente vídeo, lanzado a finales del año pasado, podemos ver la cata de una albóndiga elaborada con carne de laboratorio, que fue el ingrediente estrella de una receta italiana cocinada por el chef Dave Anderson. Según los comentarios, la carne se cocinaba perfectamente y desprendía un magnífico olor. Según comentan, la cata fue un éxito porque su aroma y sabor eran idénticos a los de una albóndiga tradicional.
La carne de esta albóndiga fue producida en un laboratorio a partir de células extraídas de los tejidos y músculos de una vaca, el CEO comenta que no se trata de carne falsa, es carne real producida a partir de células animales reales y sin necesidad de tener que matar al animal para obtener el alimento. Claro, que en este sentido, el proceso es distinto al desarrollado por Supermeats, esta empresa asegura que para producir su carne de pollo, no necesita utilizar sueros u otros ingredientes de origen animal, por lo que quizá tenga menos aceptación entre los consumidores al ser percibida como un producto que no tiene nada que ver con la carne.
En cualquiera de los casos, llamen como llamen a esta carne, de laboratorio, in vitro, límpia, etc., es un tipo de proteína que no se ha obtenido por un sistema tradicional, algo que posiblemente provocará el rechazo de una buena parte de los consumidores más tradicionales. Son los consumidores más jóvenes los que tienen mayor predisposición para probar este tipo de nuevos alimentos que, posiblemente, marcarán el futuro de la alimentación si en los próximos años son ampliamente aceptados.
Año tras año crece la demanda de carne, y por tanto, la producción de ganado, lo que se considera un grave problema para el medio ambiente y la seguridad alimentaria, recordemos que actualmente la producción de ganado consume una gran cantidad de recursos que se podrían destinar para la producción de otros alimentos considerados más saludables y con un menor impacto medioambiental. El CEO comenta que además de la carne de vacuno, está trabajando en la producción de otros tipos de carne, como la de pollo o la de pavo, asegurando que en todos los casos los productos cárnicos serán tan sabrosos como los obtenidos a partir de la cría convencional de animales.
Evidentemente, el sector ganadero considera que se exagera mucho, pero lo cierto es que la incertidumbre crece a medida que aparecen nuevas compañías ofreciendo estas alternativas a la carne convencional, seguramente estarán pendientes de todos los avances que se realicen, ya que se pone en riesgo su negocio. Recordemos que hace un par de años el investigador Mark Post comentaba que la carne in vitro podría provocar el fin de la ganadería tradicional tal y como la conocemos, a la vista de los avances que se están realizando, esa posibilidad puede ser real.
Os invitamos a acceder a la página web de Memphis Meats para conocer su filosofía, y el trabajo que está desarrollando para hacer realidad la producción y comercialización de este tipo de carne.