Parece ser que la comercialización de carne de castor sería una alternativa para contener la gran cantidad de castores existentes en Argentina. En 1946 se introdujeron 25 parejas de castores en la Tierra de Fuego, una isla compartida por Argentina y Chile, han pasado más de 60 años y esas 25 parejas se han multiplicado convirtiéndose en una plaga, la falta de depredadores y las buenas condiciones del lugar han permitido su proliferación. De hecho, se considera que la introducción de esta especie ha sido la de mayor transcendencia impactando con fuerza en el ecosistema de la isla.
Los castores han modificado miles de hectáreas de la isla, ahora no muestra el esplendor de antaño, es lo que suele ocurrir cuando se introduce una especie en otro ecosistema. Recordemos la introducción del conejo en Australia en 1859, en pocas décadas se convirtió en una plaga infernal causando efectos devastadores al acabar con los pastos de los animales originarios del continente. La solución en este caso fue la introducción de una enfermedad que acabó con la mayoría de ejemplares. Los investigadores argentinos proponen otra solución, convertir la carne en platos gourmet y aprovechar así un recurso con gran excedente.
Los expertos del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) creen que puede ser una buena alternativa que en los menús de los restaurantes de Tierra de Fuego se ofrezca carne de castor, algunos cocineros y chefs del lugar ya han empezado a crear algunas recetas de cocina utilizando la carne de este roedor, paté de castor, pastas y empanadas rellenas, recetas que se ofrecerán en el V Festival Gastronómico Ushuaia A Fuego Lento, evento que se desarrolla cada año en Ushuaia, la capital de la provincia argentina de Tierra de Fuego.
El castor es un roedor semiacuático muy conocido por construir presas en ríos y arroyos utilizando los árboles de la zona talándolos con sus dientes. La piel del castor ha sido siempre el elemento más valorado y ha tenido mucho que ver en el desarrollo económico de Norteamérica. Otros elementos, como el castóreo, también han sido muy importantes, se trata de una secreción glandular del castor que se utilizaba antaño para la elaboración de perfumes. A través de EPA podemos saber que los estudios realizados sobre la carne de castor concluyen que se trata de una carne apta para consumo humano y que ofrece un gran aporte nutricional, especialmente en ácidos grasos.
Hay que decir que ya hace algunos años que en Tierra de Fuego se degustan platos preparados con carne de castor, en la primera edición del festival mencionado en el año 2006 causó expectación y sensación, poco a poco y tras varias celebraciones del festival gastronómico, ha ido adquiriendo gran popularidad, primero a nivel de la isla, después a nivel nacional, y ahora llama la atención a nivel internacional. El mercado de la carne de castor crece y se podría generar una nueva industria en torno a la mencionada carne, pero al parecer, es algo que no se podrá explotar hasta que no se realicen los trámites burocráticos oportunos que permitan que la carne de castor pueda comercializarse en el sector de la gastronomía.
Hasta el momento, los gobiernos de Argentina y Chile utilizaban métodos de exterminio para contener la población de castores, los investigadores creen que la opción más acertada es aprovechar la plaga y construir una industria en torno a la carne de castor. Hay que decir que los habitantes de las islas ya aprovechaban la carne de castor para sus guisos y para la alimentación de sus animales de granja. Por el momento la iniciativa de introducir esta carne en el mundo de la gastronomía está estancada, pero ante los posibles beneficios que pueda reportar, no nos extrañaría que en un corto plazo de tiempo se legisle la caza y comercialización de castores.
Foto | VanDerMouche