Hoy conocemos una investigación realizada por Mattson, una empresa especializada en innovación alimentaria y especializada en identificar tendencias, diseñar marcas, recopilar datos, etc., en la que se concluye que ‘carne cultivada’ es la mejor opción para nombrar la carne producida por cultivo celular. La empresa comenta que otras designaciones como ‘carne limpia’, es confusa y conlleva una implicación tácita de que la carne tradicional es un alimento ‘sucio’.
Hablar de “carne a base de células” es un término más neutral que, como sabemos, ha sido adoptado por algunas empresas, pero no termina de calar entre los consumidores, la ‘carne de laboratorio’ o ‘carne in vitro’ son designaciones de las que no quieren hablar quienes se dedican a la comercialización de alimentos, ya que el producto sería rechazado por los consumidores. Para Mattson, la mejor opción es hablar de ‘carne cultivada’ para describir la carne producida por cultivo celular.
Se sigue hablando de cómo nombrar a este tipo de carne que todavía no está a la venta, sin embargo, en última instancia serán los legisladores y agencias reguladoras (como por ejemplo la FDA y el USDA), quienes decidirán cómo esta industria floreciente deberá designar sus productos. En los últimos años las empresas y partes interesadas han intentado adelantar el debate, tratando de encontrar una terminología que convenciera a reguladores y consumidores, y sin molestar a la industria cárnica convencional, pero lo cierto es que esta industria ya está muy molesta por varias razones.
Todas las empresas que se dedican a la producción de carne procedente del cultivo celular han hablado de sus productos y de sus características, que son más respetuosos con el medio ambiente, más limpios por no contener antibióticos, hormonas u otras sustancias, que el gasto derivado en recursos como la tierra, el agua o la energía es significativamente inferior al que se produce con la carne tradicional, etc. Si a todo esto sumamos que algunos expertos han vaticinado el fin de la ganadería tradicional, o que en 2040 la mayor parte de la producción de carne no procederá de la ganadería tradicional, parece lógico que la industria cárnica intente hacer lo posible por entorpecer el desarrollo de esta nueva industria.
Claro, que otras compañías parece que lo tienen bastante claro y a pesar de que la carne tradicional es su actual negocio, no dudan en apostar por la carne de cultivo realizando fuertes inversiones y alianzas con las empresas que se dedican a la investigación y producción de carne a partir de células animales. El caso es que varios expertos en el tema han promovido diferentes designaciones proporcionando sus argumentos, el verdadero objetivo es elegir el mejor modo de conectar con los consumidores y que acepten de buen grado el producto. Los consumidores no quieren “comer ciencia”, utilizar según qué descriptivas no les daría una buena sensación, cuando se habla de células se sale de la esfera de la exquisitez, lo que hace complicado poder vender la idea a los consumidores, así lo considera Barb Stuckey, director de innovación de Mattson.
El experto comenta que trabajando con el Good Food Institute (GFI) se analizaron diferentes designaciones y conceptos llegando a la conclusión de que el nombre más apropiado era ‘carne cultivada’. Destaca que se hizo evidente rápidamente cuando lo analizaron, pues se trataba de algo más que de encontrar un nombre, era importante desarrollar una historia en torno al producto para ayudar a que los consumidores entendieran cómo enmarcarlo. La historia que se desarrolló fue crear una analogía de la producción de carne cultivada con la producción de alimentos vegetales, en la siguiente imagen podréis ver la analogía.
Empresas como Memphis Meats, dedicada a la investigación y producción de este tipo de carne, comentan que seguirán utilizando el nombre que adoptaron en su momento “carne a base de células”, ya que consideran que se trata de un término incluyente y neutral . La descriptiva comunica la composición del producto con una expresión accesible y amigable para el consumidor, ya que se trata de carne real con un factor diferencial, que se ha producido a partir de células animales.
En el caso de las empresas que se dedican a la producción de pescado y marisco de cultivo celular, como es el caso de BlueNalu, actualmente utilizan las designaciones “marisco a base de células” y “acuicultura celular”, ya que son dos terminologías científicamente adecuadas y transparentes. Pero dado que se trata de una industria emergente y aún faltan algunos años hasta que los productos estén en el mercado, estas empresas estarán pendientes de las investigaciones sobre cómo aceptarán los consumidores sus productos, lo que indica que si interesa, cambiarán el modo en el que designan.
Aquí podemos leer la opinión de algunos directivos y expertos de distintas empresas de este nuevo sector, argumentando por qué prefieren uno u otro término para sus productos, pero nos remitimos a lo antes comentado, serán las agencias reguladoras quienes determinen cómo se deberán nombrar estos productos y qué deberá aparecer en las etiquetas alimentarias.
Merece la pena dar un vistazo a la investigación de Mattson (Pdf) donde encontrareis los resultados de las encuestas realizadas sobre cómo percibían los consumidores cada uno de los términos, la clasificación por grupos de los consumidores y sus respuestas (partidarios, algo escépticos y quienes se oponen a estos nuevos alimentos), etc. Seguro que se seguirá hablando del tema, sobre todo sabiendo que no existe un consenso entre las empresas que trabajan en la carne cultivada, de cultivo, limpia, de laboratorio, in vitro, a base de células, de producción celular, etc.
Foto 1 | Taste of Japan