Lo sabemos, carne cruda, mayor riesgo de intoxicaciones alimentarias, y así se muestra en una nueva investigación realizada por Ajit Varki, un experto en medicina molecular que desarrolla su actividad en la Universidad de San Diego (California). Concretamente la investigación muestra la relación que existe entre los productos lácteos sin pasteurizar, la carne cruda y la acción de la bacteria E. coli (Escherichia coli).
Esta bacteria suele encontrarse habitualmente en el intestino de seres humanos y animales, además es necesaria para el correcto funcionamiento del sistema digestivo, pero hay que diferenciar, ya que existen diferentes tipos de Escherichia coli, algunas cepas son peligrosas y causan graves infecciones debido a la potente toxina que producen y que logra dañar la pared intestinal, un ejemplo sería la Escherichia coli O157: H7, una de las principales bacterias asociadas a las infecciones alimentarias en los seres humanos.
Existen seis cepas más de bacterias E. coli que pueden causar problemas en los seres humanos, E. coli enteropatogénica, E. coli enterotoxigénica, E. coli enteroinvasiva, E. coli enterohemorrágica o verotoxigénica, E. coli enteroagregativa y E. coli Adherencia difusa, pero la investigación se centró en la Escherichia coli O157:H7, responsable de la producción de toxina Shiga. Dicha toxina es responsable del denominado Síndrome Urémico Hemolítico una enfermedad de carácter infeccioso y contagioso que provoca insuficiencia renal, trombocitopenia, anemia hemolítica, defectos de la coagulación, etc.
El caso es que la investigación muestra que la intoxicación alimentaria producida por la bacteria en cuestión se debe a la capacidad que tiene, concretamente su toxina, de unirse a las moléculas que se encuentran en la superficie de las células que conforman la pared intestinal y cuyo origen es la carne que podemos comer. Estas moléculas son de ácido N-glicolilneuramínico y están presentes tanto en los productos lácteos como en las distintas carnes con las que nos alimentamos, de cabra, de oveja, de vaca, de cerdo, etc. En la investigación se muestra que los alimentos que contienen un nivel más elevado de este tipo de ácido son los que más intoxicaciones alimentarias provocan.
Comer estos alimentos crudos o poco hechos (un hamburguesa, un bistec, productos lácteos sin pasteurizar, etc., propicia que las moléculas de ácido N-glicolilneuramínico se integren en las paredes intestinales y servirán de medio para que la E. Coli pueda provocarnos una seria infección cuando logre acceder a nuestro organismo.
La solución es simple (aunque difícil para algunos paladares), es necesario comer las carnes bien cocinadas a fin de destruir completamente las bacterias que se encuentren sobre ellas antes de que alcancen nuestro intestino. Por otro lado, las moléculas de ácido N-glicolilneuramínico también podrían provocarnos distintos problemas de salud si nuestro organismo generara una respuesta inmune contra ellas, como distintos problemas intestinales.
Para quienes disfrutamos de las carnes pocos hechas por su textura, sabor y jugosidad puede ser un inconveniente, pero la seguridad alimentaria también cuenta.
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