La organización de consumidores Foodwatch acaba de presentar a los candidatos al Premio a la Mentira Publicitaria más Insolente del Año 2021, recordemos que se trata de un premio que la mayoría de empresas alimentarias no recogen, ya que se concede a aquel producto alimenticio que por sus características, se considera el más descaradamente fraudulento.
La organización de consumidores ha presentado los cinco productos nominados por estar asociados a mentiras relacionadas con su carácter sostenible y respetoso con el medio ambiente, por venderse como saludables, por proporcionar datos incorrectos (falsificados según Foodwatch), etc. Como suele ser habitual, se ha convocado a los consumidores para que participen en la votación online, que designará al ganador del Premio a la Mentira Publicitaria más Insolente del Año 2021 (Goldener Windbeutel 2021).
Foodwatch anima a participar y recuerda que la iniciativa contribuye a luchar contra las prácticas fraudulentas y engañosas de la industria alimentaria, también recuerda que está disponible la plataforma de quejas contra las mentiras publicitarias de los productos alimenticios, creada en 2018 con el fin de que los consumidores compartan esas mentiras que han detectado. Para ello, simplemente deben subir una fotografía del producto acompañada de una explicación del fraude o mentira, posteriormente la organización de consumidores verifica la entrada y se publica en esta plataforma.
Lamentablemente estamos rodeados de publicidad y en algunos casos es descaradamente fraudulenta, algunas empresas no dudan en utilizar prácticas desleales y explotar temas que preocupan a los consumidores, como la protección medioambiental, el bienestar animal, la mejora de la salud, etc., todo con el único objetivo de obtener beneficios económicos. Pues bien, este año se ha propuesto como candidatos al premio el agua mineral Volvic de Danone, las cápsulas de café de Mövenpick, las gominolas de frutas de Katjes, las barritas de proteínas de Pamela Reif y las pechugas de pollo fileteadas Rewe.
Agua mineral Volvic de Danone: La organización de consumidores explica que en la etiqueta del envase de plástico aparece un sello que supuestamente garantiza que es un producto climáticamente neutro, es decir, que las emisiones netas de gases de efecto invernadero se han equilibrado y son iguales o inferiores a las que se eliminan a través de la absorción natural de nuestro planeta. Pero este producto es de todo menos amigable con el medio ambiente, ya que las botellas de plástico desechable son peores para el medio ambiente que las que son reutilizables. A esto hay que sumar que, según leemos aquí, el agua se transporta por carretera desde Auvernia (Francia) a Alemania, y precisamente el transporte es uno de los responsables de la producción de CO2.
Cápsulas de café de Mövenpick: Foodwatch comenta que se presentan como “Green Caps”, cápsulas biodegradables y compostables, es decir, se pueden degradar por la acción de organismos para convertirse en compost o abono. Pero lo cierto es que estas cápsulas no pueden ser recicladas y compostadas, las empresas de residuos deben incinerarlas, por tanto, no son más respetuosas con el medio ambiente como se afirma en la publicidad. Parece que la marca juega un poco con la legislación, ya que los consumidores deben verificar localmente si la empresa de residuos de su zona apoya la norma DIN EN 13432, en caso contrario las cápsulas deben ir al cubo de basura residual, aquí podéis ampliar todos los detalles.
Gominolas de frutas de Katjes: El fabricante de confitería Katjes comercializa unas gominolas como si se tratase de un snack saludable, pero más del 50% de su composición es azúcar. Foodwatch explica que disfraza el alto contenido en azúcar y que las gominolas incluso contienen un 30% más de azúcar que las gominolas de la marca Haribo. Este snack anuncia de forma destacada su contenido en vitaminas, pero ¿de qué sirve si las gominolas contienen 60 gramos de azúcar por cada 100 gramos de producto? El fabricante omite este detalle en la información nutricional del etiquetado, sólo da a conocer el contenido en grasas, proteínas, calorías y carbohidratos.
El envase es todo un reclamo para los niños, nombre, formas, colores… a pesar de que la Organización Mundial de la Salud recomienda no seguir este tipo de prácticas publicitarias en productos dirigidos a la infancia. Para Foodwatch la estrategia de marketing de Katjes es pérfida, ya que como comenta aquí, la publicidad de las vitaminas confunde y engaña a los padres haciéndoles creer que se trata de un snack saludable.
Barritas de proteínas de Pamela Reif: La influencer y youtuber Pamela Reif, dedicada al mundo del fitness, la nutrición y el estilo de vida, destaca que el envase de estas barritas proteínicas está libre de plástico, es biodegradable y más respetuoso con el medio ambiente. Pero lo cierto es que el envase es de plástico que no se puede reciclar ni compostar y termina en una incineradora como residuo plástico. El envase porta logotipos “inventados” que sugieren que este embalaje es más ecológico que el plástico tradicional, siendo claramente publicidad engañosa.
La influencer tiene millones de seguidores y les ofrece sus propios productos a través de la empresa Naturally Pam, utiliza estrategias de marketing engañosas, hasta el punto de que en sus redes sociales asegura que el envase se desintegra y se convierte en abono, aunque también ha sido contradictoria al declarar que son envases que no se pueden convertir en compost. Según leemos aquí, Pamela Reif afirma a sus seguidores que su producto es mejor porque no termina en los océanos, asegura que su base es biológica y no de plástico. A esto hay que añadir que culpa a la gestión de residuos el no proporcionar las condiciones necesarias para que el film de embalaje pueda convertirse en compost correctamente, por ello recomienda colocar el film en el contenedor amarillo para plásticos.
Pechugas de pollo fileteadas Rewe: Se anuncian como climáticamente neutras e incluye certificados de la huella de carbono que no se corresponden con la realidad. El fabricante quiere dar la impresión de que su carne de pollo es más respetuosa que la de sus competidores, pero recordemos que la actividad y procedimientos de la industria avícola tiene graves consecuencias para el medio ambiente, de ello hablábamos en este post. Lo que hace Rewe es financiar la protección de los bosques de Perú a través del Proyecto Tambopata, con ello busca la neutralidad climática para su producción de carne. Pero según Foodwatch, este proyecto no protege nada porque la deforestación no ha disminuido, pero sirve para que el fabricante pueda colocar esos sellos acreditativos de la huella de CO2.
Parece que este año la organización de consumidores Foodwatch se ha centrado especialmente en los productos cuyo reclamo es la protección del medio ambiente, y se entiende porque es uno de los temas que más preocupan en la actualidad, a la vista está que se están dando muchos cambios negativos en el planeta. Podéis conocer más detalles sobre el anuncio de los candidatos al premio Goldener Windbeutel 2021 a través de la página oficial de la organización de consumidores.