Sobre estas líneas podéis ver una foto que hemos tomado esta mañana en el centro de salud de nuestra localidad. No es ninguna foto especial, de hecho, es una imagen que se repite en la mayoría (por no decir todos) los centros de salud de España, y también en hospitales, en institutos, en colegios, en centros deportivos, en el metro, en la gasolinera, en salas de espera… Y no sólo eso, las máquinas expendedoras o de vending están ocupando locales que se promueven como un comercio 24 horas, una malísima noticia por varios motivos, el principal es por la pésima oferta de productos.
Que los ciudadanos estamos manipulados ya lo sabemos, y somos tan ¿benévolos?, que nos dejamos. Sólo unos pocos son los que se atreven a alzar la voz, a dar la señal de alarma, a intentar despertar de esta conformista comodidad a la población, y a luchar desde cero por hacer cambios que sean beneficiosos para la salud de la humanidad y del planeta. Últimamente estamos conociendo distintas iniciativas, campañas y proyectos con los que se quiere frenar el consentido ‘envenenamiento’ de la industria alimentaria a la población y al planeta, no es un veneno letal, pero sí mata lentamente…
Sólo hay que mirar a nuestro alrededor y leer estudios científicos sin sesgos ni patrocinios para corroborar que la mala alimentación es uno de los principales factores de enfermedad y muertes. Pero en esto sucede como en muchas otras cosas, conocemos a personas obesas, a personas con diabetes tipo 2 (incluso a niños), a personas que han sufrido un accidente cardiovascular… nos cuentan que a partir de ese momento deben realizar un cambio en sus hábitos alimentarios, y decimos: ‘Ah, bien’. Y pensamos que tienen una patología, pero no morirán por ello (aunque depende).
Y ni si quiera se nos ocurre pensar en si la alimentación que nosotros llevamos, o la que proporcionamos a nuestros hijos, puede conducir a sufrir alguna enfermedad como las mencionadas o cualquier otra relacionada con la mala dieta, porque esas cosas sólo les pasa a los demás ¿no?. Y la culpa de normalizar las patologías por una mala alimentación no es sólo nuestra, si desde los propios centros de salud nos están incentivando a mal alimentarnos (con máquinas vending como las de la foto), si el gobierno se dedica a poner cortinas de humo para despistar…
Seguiríamos hablando, pero hay un título en este post y es de ello de lo que os queremos hablar, de ‘Cambiando el vending’. Y es que es una interesante iniciativa que merece la pena apoyar, pues la impulsan por y para nosotros, para nuestros hijos, para nuestros nietos y para el futuro. Cambiando El Vending (@ChangingVending) es una iniciativa de ADINU Sevilla, la Asociación de Dietistas-Nutricionistas Universitarios de Sevilla, y se manifiesta a través de las redes sociales Twitter e Instagram.
Los impulsores de @cambiandoelvending dicen: ‘Nuestra conducta alimentaria está influenciada por nuestro entorno. ¡Es hora de actuar ante el exceso de #malvending! ¿Te unes? En sus redes sociales podéis encontrar los argumentos, aunque seguramente os los imagináis, además, los vamos a comentar a continuación. En resumen, el contenido de las máquinas expendedoras es inaceptable desde el punto de vista de la salud. Y ahora nos podemos preguntar, ¿por qué permitimos que fuera así desde sus inicios? De todos modos, el vending es un reflejo de lo que hay en los supermercados, la mayoría de la superficie está ocupada por alimentos ultraprocesados.
Lo difícil, como siempre, es el cambio, y aunque en la actualidad podemos ver que empiezan a haber máquinas expendedoras con alimentos saludables, son éstas las que deberían dominar el mercado, y no al contrario. Con la iniciativa @cambiandoelvending se pretende, al menos, mejorar la oferta de las máquinas de autoventa para que sea saludable, que en lugar de bollería industrial, zumos, batidos y refrescos, golosinas, galletas, patatas chips… ofrezcan fruta fresca, frutos secos naturales o tostados sin sal, sándwiches saludables, ensaladas, chocolate negro…
Es una ironía que en un ambulatorio o en un hospital, lo que se podría considerar el templo de la salud, coloquen unas máquinas expendedoras y lo único que se pueda coger para comer algo sean alimentos insanos, lo único que se salva en el ejemplo que encabeza este post es el agua. Y no sólo eso, además de que no hay ni una opción saludable, hay que pagar los productos mucho más caros que en un comercio en el que, al menos, te puedes llevar la sonrisa o la amabilidad del vendedor.
El caso es que, si estamos en un centro de salud, en un aeropuerto, en un instituto… y tenemos necesidad de comer algo, tenemos la ‘obligación’ de comer algún producto ultraprocesado cargado de sal, grasas insanas y/o azúcares. Que no os engañen esos colines o palitos de pan, que también llevan sus grasas refinadas y su exceso de sal. ¿No sería más justo, lógico, sensato, recomendable o como se quiera llamar, que pudiéramos elegir entre una oferta de alimentos que sean beneficiosos para la salud? Hay veces que necesitamos comer por gusto, pero lo más habitual es tener que comer por necesidad.
Y que no se nos pase por alto que en la normalización de la ‘comida basura’ participa de forma muy activa el sector del vending, porque si lo único que ofrecen, incluso en los centros de salud, son alimentos insanos, muchos pensarán que tan malos no serán, sobre todo los niños, que crecen rodeados de tantos estímulos. ¿Os sumáis al cambio? Actuad, tomad fotos de las máquinas expendedoras que os encontréis y subidlas mencionando a @ChangingVending y con la etiqueta #cambiandoelvending. Y ya sabéis que el mercado vende lo que nosotros compramos, lo que se queda en las máquinas o en las estanterías, se deja de vender.