Afortunadamente en nuestro país no está muy extendida la calabaza en lata, aunque no lo diremos muy alto porque tememos que tal y como se recibe todo lo que procede de Estados Unidos (que incluso se están borrando palabras de nuestro rico diccionario para utilizar términos del suyo), sumado al aumento de comercios que importan productos alimentarios ‘de moda’ o tradición en ese país, podríamos tener que cambiar estas primeras palabras en poco tiempo.
El puré de calabaza en lata, etiquetado como paquete sólido de calabaza o calabaza 100% natural, es utilizado habitualmente para la elaboración del clásico Pastel de calabaza, entre muchas otras recetas, desde cremas o sopas, hasta panes, bollos o tortitas. En algunos comentarios, los lectores nos habían dejado referencias de la comercialización de este producto, así que cuando lo vimos en la estantería de una tienda, decidimos comprarlo para probarlo.
La marca más popular de calabaza en lata es Libby’s, como veis en su etiqueta, se ofrece especialmente para la elaboración del pastel de calabaza, y no nos extraña, pues con una buena dosis de especias y bastante azúcar, el sabor del puré de calabaza se disfraza.
Cocer o asar calabaza es muy fácil, no hay excusa ni para pelarla, recordad el truco que os mostramos para cortar y pelar una calabaza, y una vez asada, no hace falta añadir nada para probar una cucharada y disfrutar de su cremosidad, dulzor y delicioso sabor. Es la base ideal para cualquier elaboración, sólo hará que enriquecerla.
Cuando abres una cómoda lata de calabaza, el olor puede ser más o menos tolerable (huele a soso), pero cuando tomas una cucharada y la pruebas… ¡qué horror!, sabe a hierro y con una tremenda acidez. Menos mal que los consumidores de calabaza en lata añaden otros ingredientes que ocultan su mal sabor… ¿habrán probado alguna vez la calabaza natural?