Un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Maryland (Estados Unidos) concluye que comer cacahuetes sin piel podría contribuir a mejorar la flora intestinal y por tanto, incrementar la capacidad defensiva frente a bacterias como la Escherichia coli o la Salmonella, por lo que se reduciría el riesgo de sufrir enfermedades transmitidas por los alimentos.
Según la investigación, tienen que ser cacahuetes sin la cubierta seminal o episperma, la capa fina que rodea a cada semilla del cacahuete, ya que se ha descubierto que la cubierta produce un efecto contrario en la flora intestinal, inhibe el crecimiento de microorganismos beneficiosos o peligrosos como Listeria monocytogenes, y en cambio favorece el crecimiento de bacterias como la Escherichia coli o la Salmonella. Los expertos consideran que las personas que tienen enfermedades intestinales podrían beneficiarse de los cacahuetes sin piel, dados los efectos que proporciona, similares a los de un alimento funcional o prebiótico.
Parece ser que la investigación se realizó por la cantidad de casos de brotes de salmonella asociados al consumo de mantequilla o crema de cacahuete. En el estudio se analizaron los efectos de la harina de cacahuete elaborada únicamente con la semilla sin la cáscara, en tres cepas probióticas de Lactobacillus presentes en el tracto intestinal y tres cepas de microorganismos patógenos que suelen transmitirse a través de la alimentación. Se llevó a cabo el mismo experimento con el extracto de cubiertas seminales.
Los expertos comprobaron que la harina de cacahuete sin el episperma contribuyó al crecimiento de la comunidad de Lactobacillus casei, bacterias beneficiosas que se suelen emplear en la elaboración de distintos alimentos funcionales, y a la producción de metabolitos antimicrobianos. Ante la harina de cacahuete la colonia cultivada de de E. coli se redujo en casi 10 veces, con el extracto de las pieles se redujo también el crecimiento de la bacteria Listeria monocytogenes. Sin embargo, provocó también la reducción del crecimiento de las colonias de Lactobacillus y favoreció el crecimiento de las colonias de Escherichia coli y Salmonella.
La cáscara o tegumento ha sido clasificada como un elemento seguro, sin embargo, no se habían realizado estudios que hubieran analizado las características antimicrobianas de esta parte del cacahuete contra bacterias beneficiosas como el Lactobacillus o bacterias del ácido láctico. Según los expertos, hay que realizar nuevos estudios para profundizar en la relación entre la harina de cacahuete, las cáscaras (especialmente) y el crecimiento de las colonias de Lactobacillus.
Según leemos aquí, se considera que esta investigación puede ser de gran ayuda para conocer cómo las cepas de patógenos transmitidos a través de los alimentos continúan desarrollando resistencia a los antibióticos. Además se destaca que hay que prestar atención al uso de soluciones naturales que puedan combatir las enfermedades que son trasmitidas a través de los alimentos, como es el caso de la harina de cacahuete. Aunque el estudio se ha llevado a cabo con harina de cacahuete y el episperma de las semillas, se puede deducir que aportaría el mismo efecto en el caso de las semillas de cacahuetes, habría que comerlas sin piel para aprovechar los beneficios que ofrecen frente a las enfermedades transmitidas por los alimentos.
La investigación ha sido publicada en la revista científica Wiley Online Library, a través de este artículo podréis conocer todos los detalles.
Foto | Stacy Spensley