Muchas bebidas se encuentran envasadas en botellas de plástico que en muchas ocasiones terminan en vertederos o formando parte del ecosistema, a esto hay que añadir las bolsas y demás elementos de este material que utilizamos cotidianamente, de hecho, el plástico predomina en la industria alimentaria y la contaminación es evidente. Por ello, un grupo de investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Missouri, ha desarrollado nuevos materiales plásticos para poder elaborar bolsas o botellas biodegradables en sólo cuatro meses.
Los investigadores basan sus trabajos en un elemento natural, el almidón de maíz, de la fermentación de este producto se obtiene el poliácido láctico, un polímero que se degrada bajo la acción medioambiental y se convierte en agua, en dióxido de carbono. Evidentemente, este último elemento es precisamente contaminante y es responsable del efecto invernadero, pero los investigadores indican que es quizá más respetuoso que los gases resultantes de la descomposición del PVC.
Esta investigación nos recuerda que hace un par de años, la empresa norteamericana Biota, lanzaba al mercado una botella de agua que se catalogó como la primera botella biodegradable del mundo. El material con el que estaba elaborado esta botella era también almidón de maíz, que tras un proceso de separación de los azúcares contenidos en esta materia y la posterior fermentación, originaban el mismo elemento.
Se aseguraba que en sólo 80 días las botellas se descomponían y no existía temor alguno de que durante el almacenaje esto ocurriera, ya que era necesario que se conjugaran los requisitos de humedad, sol y Co2. Las botellas fueron aprobadas por la legislación norteamericana y se interesaron muchos fabricantes por ellas, sin embargo, no habíamos vuelto a oír hablar de las botellas desarrolladas por Biota.
Da la impresión de que ambos trabajos, el de Biota y el de la Universidad de Missouri, sean el mismo, sin embargo, podemos comprobar que han sido desarrollados por distintos investigadores pero con idénticos resultados. ¿De qué sirve hacerse eco de un trabajo interesante si después no se aplica?, ¿por qué realizar nuevamente el mismo trabajo? Y aún mejor, ¿por qué no se ha empezado a hacer efectivo el nuevo material en la industria si ya contaban con él desde hace un par de años?
De momento sólo nos sigue quedando el preciclar.