Nuestra Ruta del Vino de Somontano comenzó con una visita a la Bodega Blecua, un ambicioso proyecto de la Bodega Viñas del Vero que comenzó su andadura en el año 2.000. Se trataba de crear una bodega que sólo elaborase vinos de alta gama, para los que realizan una exhaustiva selección de los mejores viñedos, los mejores racimos de uva y las mejores barricas.
En total abastecen a la Bodega Blecua siete de los mejores viñedos de cuatro variedades de uva diferentes: Merlot, Cabernet Sauvignon, Garnacha y Tempranillo. Su producción es limitada, pueden alcanzar un máximo de 18.000 botellas, pero su producción ronda las 4.000 botellas, todo depende de la calidad de la cosecha, de hecho, algunas añadas no han salido a la venta por no haber alcanzado la calidad que exige la bodega.
El edificio que aparece en las fotos perteneció a Santiago Gómez, un médico que lo personalizó con exquisitez, uno de los detalles con los que decoró su casa es la flor de cinco hojas que podéis ver sobre las ventanas, siendo a día de hoy es la imagen de los vinos que elabora la bodega.
Como la producción de esta bodega es muy selecta y limitada, sus instalaciones son considerablemente más pequeñas que Viñas del Vero u otras que os mostraremos de nuestras visitas, sin embargo, hay que decir que Blecua logra conquistar a los amantes de la enología y la belleza, ya que en las instalaciones donde maduran los vinos en barricas, ofrece una magia y un ambiente muy especial, quizás por la fuente que mana de la roca y que mantiene la humedad, por las distintas estancias labradas en la arenisca que le proporcionan un aspecto milenario o por los candelabros que la iluminan ofreciendo una exquisita calidez.
Nos enseñaron las cubas de acero inoxidable, toda la maquinaria que emplean para la elaboración del vino y cuatro enormes cubas de madera que en la parte superior incorporaban un pequeño bidón de plástico. Según nos explicaron, gracias a ellos se permite al mosto que con el calor y la dilatación puedan emerger.
Nos mostraron también dos pequeñas cubas de acero inoxidable en las que cada año trabajan enólogos de renombre invitados por Blecua para preparar vinos muy personalizados, cada uno de ellos aplicaba sus técnicas particulares para ello. De esta experiencia se obtenían unas 3.000 botellas de vino que prácticamente tenían destinatario antes de finalizar su maduración.
La limpieza era impecable, no sólo en esta bodega, en todas las que visitamos. Tras conocer el proceso de elaboración, nos mostraron donde se realizaba la maduración en barricas, como podéis ver en las fotos no son muchas, pero hay que recordar que se trata de una triple selección de Viñas el Vero.
Bodega Blecua posee un centro de documentación, es decir, una biblioteca con muchos libros dedicados a la gastronomía y la enología pertenecientes a los mejores chefs, sumilleres, etc., es una biblioteca con 1.300 referencias que rinden tributo al buen comer y al buen beber. La bodega expone orgullosa los premios recibidos por algunos de sus impresionantes vinos, algunas de las mejores guías enológicas del país los han puntuado de forma excelente, como sería el caso de la añada del 2005 en la que la Guía Peñín le otorgó 93 puntos.
Por supuesto, después de visitar y conocer todas las instalaciones, no podía faltar una cata de algunos de los mejores vinos que ha elaborado la bodega, un gran vino blanco, el Clarión 2006 de Viñas el Vero, un vino fresco y con cuerpo, ofrecía un final amargo muy agradable, resultaba mantequilloso y envolvente, está considerado un vino de autor.
También catamos un vino tinto, el Blecua 2003, muy amable en nariz y en el paladar, un vino en el que podemos encontrar todo lo mejor que se espera de un gran vino, aromático y redondo, madera suave y bien integrada, con una astringencia que en pocos minutos se desvanece, goloso y con un grato postgusto.
Quedamos realmente satisfechos y muy agradecidos por el trato afable y por el interés de compartir con todos nosotros algunos de los secretos en la elaboración de unos mejores vinos de la Denominación de Origen Somontano.