Diez años han servido para que el restaurante Sukothay echara raíces en el Paseo de la Castellana de Madrid y decidiera dar un nuevo aire a su cocina, al parecer, apreciada por la crítica desde sus inicios, con dos opciones orientales, cocina japonesa y cocina tailandesa. Este periodo no lo hemos conocido, fue ayer cuando visitamos por primera vez este local bautizado ahora como Bistró Sukothay.
El pasado mes de abril el Bistró Sukothay inició su andadura con una renovación en su cocina, Madrid cuenta con muchos restaurantes de cocina japonesa muy especializada, también abundan los establecimientos que ofrecen la más clásica cocina tailandesa, así que la decisión de la propietaria de Sukothay, la venezolana Raquel Medina, fue incorporar frescura y fusionar la cocina oriental con la creatividad Andrés Madrigal, el cocinero madrileño que actualmente regenta el Bistró Madrigal, ejerce de asesor gastronómico en Sukothay.
A nuestra llegada al Bistró nos recibe Vito Soranna, el maître del bistró. Lleva cinco años en Sukothay, así que comparte con nosotros la filosofía, el recorrido y la evolución de la cocina del local. Nos dejamos asesorar por él y por el jefe de cocina, Javier Endara, sobre los platos que en esta primera visita podríamos degustar, teniendo en cuenta que la hora a la que llegamos no nos permitía tomar el menú degustación que ofrecen.
Empezó con la recomendación de un vino, como veis en la fotografía, fue un Riesling, Maximin Grünhäuser Riesling 2009, que aceptamos sin saber qué platos de la carta nos iban a presentar. Es un vino fresco, con buena entrada, aunque finalmente nos pareció que predominaba el azúcar sobre la acidez al acompañar la comida, quizá le hubiera bastado un poco más de temperatura. Pero hay que decir que el servicio estuvo estupendo, el vino en su cubitera y la copa nunca vacía.
Mientras esperábamos los platos nos sirvieron un aperitivo, Hummus con leche de coco y shichimi togarashi con pan de gambas para acompañar. Nos encanta el hummus, la mezcla de especias orientales ya sabéis que es una de nuestras preferidas, en cuanto a la leche de coco era poco apreciable. Fue un buen modo de abrir el apetito, además de un punto de inspiración para nuestra cocina, nos gustó el concepto.
Llega el primer plato, Sashimi de corvina con salsa de yuzu y granizado de maracuyá, coronado con unas verduritas dulzonas para contrastar con la grasa y la acidez de la salsa. Correcto, fresco y generosamente acompañado con wasabi para aplicar al gusto. El cilantro también se apoderaba bastante del sabor del pescado, a nosotros nos gusta, pero es bueno tenerlo en cuenta para quien prefiere prescindir de esta hierba aromática.
Continuamos con los maki sushi, uno clásico y otro totalmente nuevo para nosotros, el primero era el Sakemaki, maki de salmón y aguacate, aportando un matiz diferente al coronarlo con una salsa de tomate que denominan ‘salmoretta’, en este caso preferimos apartarla. Nos sorprendió gratamente el KFC Maki, un maki de pollo crujiente con salsa barbacoa, el pollo estaba crujiente, además se apreciaba que en su interior también se hallaban minúsculos daditos de manzana refrescantes y crujientes. Es interesante probarlos y descubrir que funciona esta combinación, tanto solos como aderezados con wasabi y salsa de soja.
El último plato fueron los Chipirones al curry rojo con tirabeques y shiitake, acompañado con un cuenco de arroz aromático. El chipirón bien cocinado, tierno, pero algo soso. Contrastado con texturas crujientes por los tirabeques y zanahorias, y la ternura de la setas. La salsa curry estaba deliciosa, aunque le hubiéramos dado un punto picante más. Imprescindible incorporar el arroz (casi mejor que comerlo paralelamente), para recoger todo el sabor del curry.
El punto final, el plato dulce, fue un Gelée de mango con helado de lichi y espuma de coco, una combinación muy golosa, equilibrada. Al parecer, los sabores del mango, coco y lichi es muy habitual en postres de Andrés Madrigal, ofreciéndolos en distintos formatos, con diferentes elaboraciones.
En Bistró Sukothay hay opción de comer el menú del día por algo más de 16 euros, el menú degustación por algo más de 36 euros o a la carta. En este caso, se cobra el aperitivo-cubierto (3’24 euros), Sashimi de corvina (14 euros), Maki de salmón (8 uds. 7 euros), KFC Maki (8 uds. 12 euros), Chipirones al curry (16 euros), al postre nos invitaron, pero el vino lo cargaron bastante (27 euros).
Buena cocina-fusión, pero no es para comer auténtica cocina japonesa o tailandesa, servicio muy atento, el maître ofrece cualquier explicación sobre los ingredientes, elaboración etc. con conocimiento, el ambiente del local es agradable, informal, de hecho definen su nueva imagen como un vintage e industrial, como veréis en las fotografías de la galería, prenden libros de las lámparas, teteras antiguas sobre la barra del bistró, sillas diferentes en todo el comedor…
Bistró Sukothay
Paseo de la Castellana, 105. Madrid
Tlf. 915980356