La intolerancia al gluten es un tema que preocupa profundamente a la Unión Europea y por ello se han destinado más de 12 millones de euros para la investigación que logrará desarrollar un biosensor para detectar la intolerancia al gluten de forma precoz.
En el post protocolo de detección precoz de la celiaquía, ¿y el aspecto económico?, hablábamos sobre los planes previstos para mejorar la calidad de vida de los celíacos, también destacábamos la intención de la Unión Europea de elaborar un protocolo de detección precoz que permitiera conocer exactamente la incidencia de la enfermedad y que además permitiera detectar la intolerancia al gluten con más rapidez, algo que se traduciría en la reducción de las posibles lesiones que sufren aquellos celíacos a los que no se les ha detectado la intolerancia.
Hoy conocemos algunos aspectos más sobre el proyecto financiado por la Unión Europea para desarrollar este sistema, en el que basta una simple gota de sangre para determinar los marcadores proteínicos relacionados con la enfermedad.
Los investigadores trabajan en el Biosensor que además de realizar el análisis antes hemos mencionado, será capaz de realizar un seguimiento de la progresión de la enfermedad y también presentará la capacidad de analizar la dieta que realizan los pacientes celíacos, así como la reacción que les provoca cada uno de los alimentos contemplados en sus dietas.
Evidentemente, cada organismo es diferente, aunque como norma general se reacciona de un modo similar ante la ingesta de algunos alimentos, el sensor permitirá un tratamiento más personalizado pudiendo excluir o incluir determinados alimentos en la dieta.
Es necesario recordar que la intolerancia al gluten provoca serias lesiones en el intestino delgado, lo que se traduce en serios problemas para la absorción de nutrientes por el organismo. La función del nuevo biosensor será eficazmente preventiva y contribuirá notoriamente a conocer exactamente el grado de prevalencia de la celiaquía en la sociedad. El consorcio CD-Medics (proyecto europeo para conseguir el método de diagnóstico) y en el que trabajan 21 instituciones de diez países comunitarios (España, Alemania, Reino Unido, Grecia, Italia, Suecia, Finlandia, Eslovenia, Irlanda y Bélgica), indica que los diagnósticos de la celiaquía se llegan a retrasar en algunos casos hasta once años, lo que comporta el uso de fármacos inadecuados, hospitalizaciones innecesarias y problemas asociados como la tiroiditis autoinmune u otras enfermedades.
Durante cuatro años, los expertos tratarán de desarrollar el nuevo sistema, pero hasta entonces, sería interesante que se dispusieran los medios oportunos para que quienes padecen la intolerancia puedan tener una mejor calidad de vida. La reducción del precio de los alimentos sin gluten y etiquetas alimentarias más especificas son las mejoras necesarias. Hoy por hoy no existe tratamiento que elimine la intolerancia al gluten, pero el nuevo chip representa un paso firme en su búsqueda, esperemos que en un futuro no muy lejano podamos conocer una noticia en la que se indique que la celiaquía se podrá erradicar.