Hace unos días os hablábamos de la propuesta para gravar con un impuesto los refrescos y bebidas azucaradas en San Francisco y Berkeley, esta era una de las medidas locales que se decidirían en las urnas el pasado 4 de noviembre, junto con la elección de varios cargos estatales. Pues bien, según los resultados obtenidos en San Francisco, la propuesta no sale adelante al no haber recibido el apoyo necesario, según la legislación este tipo de medidas debe obtener un 66% de apoyo, pero sólo se logró el 54’5% de los votos. En cambio en Berkeley se obtuvo el apoyo del 75% de los votantes por lo que la medida del impuesto de los refrescos sí se ha aprobado en esta ciudad.
Berkeley se ha convertido en la primera ciudad de Estados Unidos en aprobar el impuesto de los refrescos y bebidas azucaradas. La medida ha recibido el respaldo de los profesores y educadores a través del consejo y la junta escolar, de la Sociedad Dental de la ciudad, de expertos, de nutricionistas… las campañas que se han llevado a cabo contra el impuesto y que han sido respaldadas económicamente por la industria de los refrescos a través de la Asociación Americana de Bebidas, no han servido de nada, los ciudadanos parece que lo tenían bastante claro.
Los defensores de esta medida lo celebran, argumentan que existen demasiadas evidencias científicas que apuntan que las bebidas azucaradas son causantes de varios problemas de salud que se generan desde la infancia, diabetes, caries dental, enfermedades del corazón, sobrepeso y obesidad, etc. La Asociación Americana de Bebidas declara que se está demonizando al sector de los refrescos y bebidas azucaradas, no se pueden considerar a este tipo de bebidas como único responsable del aumento de peso de la población o de las enfermedades que se han citado, existen muchos alimentos que son causantes de los problemas antes citados.
El caso de Berkeley sienta precedente para nuevas iniciativas, en otras ciudades estadounidenses se ha intentado hacer lo mismo, pero en todos los casos se ha fracasado. Con la aprobación de esta medida pueden empezar a aparecer iniciativas similares. En Berkeley se gravarán con 12 centavos (unos 9 céntimos de euro) las latas de refresco, las botellas de refrescos y bebidas azucaradas de dos litros serán gravadas con un impuesto de 68 centavos (unos 55 céntimos de euro).
La nueva ley tiene algunas incorrecciones, al menos así lo aseguran los opositores, parece que se libran de los impuestos los zumos, los batidos de leche con chocolate, etc. Por otro lado se apunta que puede ocurrir algo parecido con la prohibición de la venta de foie gras en California, ¿quién impedirá que comerciantes y consumidores vayan a otra ciudad y hagan acopio de bebidas para ahorrarse el impuesto? Explican también que tiene demasiadas lagunas, demasiadas exenciones y muy pocas garantías. Hay que decir que a la oposición de la Asociación Americana de Bebidas se suman los que resultan afectados, como los bares y restaurantes, las salas de cine, los comercios, etc. Otra cuestión a aclarar es qué se va a hacer con el dinero que se recaude con este impuesto, los opositores han apuntado que no se puede gravar con impuestos el camino hacia una mejora de la salud con una medida con tantos puntos sin aclarar.
Según leemos aquí, uno de los responsables de la campaña para aprobar el impuesto de los refrescos en la ciudad, Berkeley tiene el orgullo de ser en la historia del país una ciudad que ha establecido tendencias a nivel nacional, como ejemplo se pueden citar las políticas alimentarias en las escuelas públicas, la habilitación de rampas en las aceras para las sillas de ruedas, la creación en su momento de zonas sin humo para los no fumadores en restaurantes y bares, etc. Esta victoria puede hacer que la ciudad se convierta de nuevo en un modelo referente a seguir, o en un caso atípico, el tiempo lo dirá.
La American Beverage Association (Asociación Americana de Bebidas) emitió un comunicado (que podéis leer aquí) tras la derrota en las urnas, explicando que el debate político sobre los posibles problemas de salud que causan los refrescos se ha desplazado hacia la aplicación de prohibiciones e impuestos, algo que no beneficia a los consumidores. Por ello la industria de las bebidas va a seguir trabajando en colaboración con los líderes políticos para centrarse en soluciones eficaces contra problemas como el sobrepeso y la obesidad.
Aseguran que las compañías de bebidas más importantes de Estados Unidos han fijado la meta de reducir las calorías de las bebidas en un 20% para el año 2025. La asociación asegura que esto supone un esfuerzo importante y destaca que es voluntario. Teniendo en cuenta la cantidad de calorías que tienen algunos refrescos, esta reducción es poco significativa, los argumentos del comunicado parecen tener la intención de intentar sofocar posibles nuevas iniciativas para gravar los refrescos en otras ciudades de Estados Unidos.
Estamos de acuerdo en un punto, no se puede demonizar a este tipo de bebidas, en el sobrepeso y en la obesidad intervienen muchos otros factores y quizá para ser justos habría que hacer algo con el exceso de sal, el exceso de calorías de ciertos productos, la falta de actividad física, etc. Este es el cóctel responsable del alto índice de sobrepeso y obesidad, además de ser responsable de diferentes enfermedades. Siempre se habla de impuestos para solucionar un problema, pero no se habla de programas educacionales, subvención de alimentos saludables, de obligar a las empresas de alimentos y bebidas a que reformulen sus productos… es más cómodo aplicar un impuesto cuya recaudación pasará a las arcas de la ciudad.
Ya veremos si el Ayuntamiento de Berkeley utiliza el dinero con fines que ayuden a mejorar la salud de los contribuyentes. Os invitamos a retomar la lectura del post sobre la poca efectividad de este tipo de impuestos, según Jack Winkler, profesor en políticas nutricionales de la Universidad Metropolitana de Londres (Reino Unido).
Foto 1 | Guillermo Moratalla
Foto 2 | Shardayyy