A mediados de marzo y principios de abril, en plena pandemia de COVID-19, Bayer y COPA-COGECA enviaron sendas cartas a la Comisión Europea con la intención de presionar para evitar que la CE adopte regulaciones más estrictas sobre pesticidas. En estos documentos se indica que en estos tiempos de crisis sanitaria es complicado abastecer a la población de alimentos, por lo que no es nada recomendable que se impongan más medidas con el fin de mejorar la salud de la población y el medioambiente.
La empresa químico-farmacéutica alemana y las dos organizaciones agrícolas que salvaguardan los intereses de los agricultores europeos, piden que se congele cualquier posible regulación más estricta, y en especial, si afecta a los pesticidas, argumentando que antes de tomar cualquier decisión en materia de regulación, es necesario llevar a cabo más estudios y, sobre todo, si se trata de establecer objetivos como la reducción del uso de los pesticidas, los fertilizantes o los antibióticos en los alimentos.
Bayer argumenta, además, que los países africanos y latinoamericanos (donde las regulaciones en materia de productos fitosanitarios son laxas) podrían sufrir este tipo de restricciones, siendo un obstáculo para el comercio y privando a estos países de la oportunidad de poder desarrollarse económicamente y alcanzar la sostenibilidad ambiental. Es decir, se coloca el aspecto económico por delante de la salud y el medioambiente, utilizando como excusa (o como escudo) el desarrollo y economía de los países africanos y latinoamericanos. Claro, los pesticidas y otros productos que se prohíben en Europa son enviados a otros países donde las regulaciones son deficientes, después, se pide a la CE que se acepten los alimentos que producen y que han sido tratados con esos productos.
El mensaje de estos lobbies es claro en plena pandemia por coronavirus, este no es el momento de interferir en sus negocios y no importa el impacto que puedan tener los productos fitosanitarios en la salud y el medioambiente. Sin las convenientes regulaciones, los alimentos que consumimos pueden contener trazas de plaguicidas y otras sustancias nada deseadas en cantidades peligrosas. La realidad es que se intenta aprovechar los tiempos de crisis y caos para sacar adelante intereses privados (generalmente económicos) en detrimento del interés general.
Lo cierto es que la pandemia es una oportunidad para analizar muchas cuestiones, como los métodos de producción y consumo, es un buen momento para poner sobre la mesa temas tan importantes como la alimentación y su impacto en la salud humana y el medioambiente, la seguridad alimentaria, llevar a cabo cambios en la cadena alimentaria, etc. Estos grupos presionan, no quieren cambios que perjudiquen sus actividades, por lo que intentan retrasar lo máximo posible propuestas para regulaciones más estrictas que buscan sobre todo preservar la salud de la población y el medioambiente.
Según explica la organización de consumidores Foodwatch, es necesario mostrar a estos grupos de presión que sin escrúpulos defienden intereses privados, que están bajo la lupa de muchas organizaciones y consumidores, y que no se les permitirá campar a sus anchas para hacer lo que más les convenga. De hecho, se puso en marcha hace unas semanas esta campaña para la recogida de firmas para una petición enviada a Bayer, Basf y Syngenta, además de a Stella Kyriakides, Comisaria Europea para la Salud y la Seguridad Alimentaria, solicitando que se dejará de producir y enviar a terceros países, pesticidas que no están aprobados en la Unión Europea, ya que con ello los están condenando.
No se puede poner como excusa la pandemia del COVID-19 para evitar regulaciones más estrictas en materia de pesticidas, antibióticos y otras sustancias que se utilizan en la producción alimentaria, los consumidores quieren alimentos más saludables y libres de productos químicos. A través de este enlace (Pdf) podréis leer la carta de Bayer a la CE, en este otro, la carta enviada por COPA-COGECA.
Foto 1 | Chafer Machinery