En la campaña electoral estadounidense del año 2007, el entonces candidato a la presidencia de los Estados Unidos, Barack Obama, se comprometió a etiquetar los alimentos transgénicos si resultaba elegido presidente. Ya han pasado casi ocho años y esa promesa no se ha cumplido, muchos votantes han solicitado a Barack Obama que cumpla su promesa antes de que deje la presidencia, se han llevado a cabo campañas pidiendo que se etiqueten los alimentos modificados genéticamente ya que los estadounidenses tienen derecho a saber sobre los alimentos que adquieren y consumen.
Pero parece que esta promesa al final no se cumplirá, recordemos que ya se han dado varios pasos para que se apruebe el Proyecto de Ley denominado H.R 1599 o Ley del Etiquetado de Alimentos Seguros y Precisos, apodado como Dark Act o Ley Oscura del etiquetado de los alimentos transgénicos. Curiosamente el Presidente Barack Obama ha visitado un gran número de países a lo largo de estos años, países en los que sí se permite a los consumidores saber sobre los alimentos que se producen y si estos contienen materias primas transgénicas. Él ha podido comer y saber si lo que tenía en su mesa contenía transgénicos, algo que se niega a los estadounidenses.
En el mapa que podéis ver aparecen en color naranja los países visitados por el presidente estadounidense en los que se requiere el etiquetado transgénico, en azul aparecen los países no visitados que también requieren la identificación de los alimentos modificados genéticamente. En EWG (Environmental Working Group), organización sin ánimo de lucro que se dedica a la protección de la salud humana y del medio ambiente, se hacen eco de esta promesa incumplida y con cierta ironía argumentan que el presidente Barack Obama viaja a los países en los que los ciudadanos sí saben lo que contienen sus alimentos.
Lo cierto es que esto es algo bastante rebuscado, posiblemente el presidente estadounidense ni siquiera se haya parado a comprobar si los alimentos que ha consumido en cada país que ha visitado contenían materias primas modificadas genéticamente. La EWG tiene mejores argumentos para reivindicar la identificación de los alimentos transgénicos, no necesita recurrir a esto con tan poco peso y sentido. Se entiende que esta organización esté molesta y recrimine al presidente el incumplimiento de su promesa, claro, que muy pocos presidentes del mundo cumplen todo lo que prometen, ¿existe alguno?
Hay muchas posibilidades de que la Ley del Etiquetado de Alimentos Seguros y Precisos salga adelante, anulando las leyes del etiquetado transgénico que han sido promulgadas en Maine, Connecticut o Vermont, primer Estado del país en aprobar un proyecto de ley para etiquetar este tipo de alimentos y que previsiblemente debería entrar en vigor en julio del año 2016. Además, este Proyecto de Ley bloqueará cualquier intento de identificar los alimentos transgénicos por cualquier agencia o administración del país, algo que no tiene sentido en un país supuestamente democrático en el que se debería permitir que los consumidores pudieran ejercer su derecho a saber sobre los alimentos que consumen.
Recordemos que quienes están impulsando el Proyecto de Ley H.R 1599 o Ley del Etiquetado de Alimentos Seguros y Precisos, argumentan que etiquetar los alimentos transgénicos es algo engañoso, ya que se está enviando a los consumidores un mensaje de que comer estos alimentos es un riesgo. Quienes quieren el etiquetado que identifica los alimentos con materias primas modificadas genéticamente aseguran que la intención no es que este tipo de etiquetado sea una especie de advertencia, de hecho, existe un estudio (que podéis leer aquí) que demuestra que el etiquetado no va a actuar de ese modo, tan sólo informará para que los consumidores con preocupaciones ambientales puedan tomar decisiones informadas a la hora de comprar.
En definitiva, poco importa que Barack Obama haya visitado muchos países en los que se exige el etiquetado transgénico, Environmental Working Group debería utilizar argumentos de peso y dejar a un lado este tipo de noticias, ya se sabe, en casa del herrero cuchara de palo.