Un estudio realizado por investigadores de la California State University (Estados Unidos) concluye que las bacterias resistentes a los antibióticos se pueden encontrar en todo tipo de alimentos listos para el consumo, como por ejemplo los productos lácteos o los productos frescos como frutas y verduras. Los expertos consideran que es importante conocer los canales a través de los que los seres humanos pueden estar expuestos a estas bacterias, ya que podría ayudar a saber cómo hacer frente a esta amenaza.
Según un informe elaborado por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, en el año 2013 más de 2 millones de personas sufrieron una infección por bacterias resistentes a los antibióticos, destacando que más del 20% de estas infecciones, fueron causadas por agentes patógenos transmitidos a través de los alimentos, aunque es posible que esta cifra sea superior, ya que era una estimación. El nuevo estudio no hace más que corroborar que las infecciones a través de la alimentación por estos patógenos resistentes es mayor de lo que se pensaba.
Alrededor del 80% de los antibióticos que se consumen en Estados Unidos se utilizan en la industria ganadera, y sobre todo en la destinada a la producción de alimentos, el abuso de la utilización de antibióticos con carácter no terapéutico en la alimentación de los animales, cuyo objetivo es prevenir y contrarrestar las condiciones de crianza insalubre de estos animales, ha sido una de las principales razones por las que las bacterias han desarrollado la resistencia a los fármacos. Cada vez hay más bacterias resistentes a los antibióticos, ya hace algunos años que se descubrió cómo los microorganismos lograban adquirir resistencia, y cómo transmitían esta información a otros microorganismos de la misma especie, mediante unos elementos móviles denominados integrotes.
En este nuevo estudio apuntan que algunos alimentos no son sometidos a procesos que eliminen los microorganismos, como es el caso de las frutas, lo que provoca que sean consumidos o que contaminen la superficie de la cocina donde se colocan. Los expertos recopilaron muestras de alimentos frescos adquiridos en tiendas de comestibles situadas en California, sin importar si eran de producción industrial o ecológica. Tras el análisis, se determinó la cantidad de bacterias que estaban presentes en los alimentos lácteos era bajo, pero encontraron bacterias resistentes a la acción de ocho tipos de antibióticos diferentes, ciprofloxacina, gentamicina, cloranfenicol, cefotaxima, eritromicina, colistina, ampicilina y tetraciclina. En el caso del yogur, se encontró que el nivel más elevado de bacterias resistentes presentes en el producto, lo eran a la cefotaxima, un fármaco de amplio espectro que se utiliza para tratar numerosas infecciones bacterianas.
Se constató que tanto en los alimentos ecológicos como en los convencionales, como las frutas y las verduras, existía una presencia de 10.000 veces más bacterias resistentes a los antibióticos que en los productos lácteos, destacando que los niveles más elevados de resistencia eran contra la cefotaxima y la colistina. Los antibióticos no suelen ser utilizados para la producción de estos alimentos, por lo que se considera que es probable que se contaminaran a través de las bacterias presentes en el suelo, lugar considerado como fuente natural de bacterias resistentes a los antibióticos.
Es decir, el foco de atención ya no se centra sólo en los productos cárnicos, recordemos que en el año 2011 una investigación determinó que al menos un 25% de los diferentes tipos de carne que se comercializaban en cinco ciudades estadounidenses, estaban contaminadas por una cepa de una bacteria que había desarrollado una resistencia a los antibióticos. Claro, que este no es un problema exclusivo de Estados Unidos, recordemos que en este post, hablábamos de la detección en el Reino Unido de carne de cerdo contaminada con este tipo de microorganismos resistentes a los fármacos.
Los expertos que han realizado el estudio advierten que se han identificado diferentes bacterias que han generado la resistencia y que están presentes en alimentos frescos a los que en principio no se asociaría la contaminación, siendo una potencial vía de exposición para los humanos, con las consecuencias que ello puede traer. Según explican aquí, los resultados de esta investigación se han presentado en la reunión ASM Microbe 2017 (American Society for Microbiology), una sociedad científica formada por más de 50.000 científicos y profesionales de la salud, cuya misión es la de promover y avanzar en el campo de las ciencias microbianas.
La aparición de estas súperbacterias resistentes a los antibióticos a partir de las prácticas ganaderas y que ahora se pueden encontrar en otros alimentos frescos, son una seria amenaza para la salud humana, sin embargo, sorprende saber que la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos) no tiene una política firme contra el uso de antibióticos en animales sanos con carácter preventivo, recordemos que en el año 2013 puso en marcha una serie de directrices voluntarias dirigidas a las compañías farmacéuticas y a los productores de ganado, es decir, una solución que sirve de poco.
Foto 1 | Rob Bertholf
Foto 2 | Mattie Hagedorn