Gracias a un estudio desarrollado por investigadores de la University College Dublin (Facultad Universitaria de Dublín), financiado por el Consejo de Investigación para la Ciencia, la Ingeniería y la Tecnología, podemos saber que en Irlanda y en Reino Unido etiquetan otros pescados de menor valor comercial como si fuera bacalao, sin duda, un fraude al consumidor que debería ser sancionado. Al parecer, es Irlanda el país que ofrece más bacalao mal etiquetado, hasta un 28% de los productos etiquetados como tal, resultaron ser otros tipos de pescado, esto se logró determinar gracias a las pruebas de identificación genética que se realizaron en 226 productos procedentes de ambos países y recogidos en diferentes tiendas y comercios donde se encontraban etiquetados como bacalao.
Según la investigación, no se ha logrado determinar cuál es el origen del etiquetado incorrecto del bacalao en la cadena de procesamiento, aunque existen indicios de que son los proveedores y los mayoristas quienes realizan estas prácticas. Sin embargo, teniendo en cuenta que el bacalao es una especie que ofrece un sabor peculiar, no se podría comercializar fresco o congelado, hay que decir que para esconder el sabor real, los productos mal etiquetados corresponden a ahumados, rebozados, empanados, etc., procesos que no permiten identificar el verdadero sabor del bacalao.
Otra forma más sutil e ingeniosa de etiquetar de forma incorrecta los productos procesados de bacalao, es indicar que se ha obtenido de forma sostenible cuando en realidad no ha sido así, se elude de este modo la política de etiquetado y trazabilidad de la Unión Europea. A través de las etiquetas debe poder localizarse la planta que procesó el producto y que lo distribuye, sin embargo, y como hemos comentado, las etiquetas no identificaban la planta procesadora.
Se encontró una especie en peligro como el bacalao del Atlántico (Gadus morhua) comercializado como si fuera bacalao del Pacífico (Gadus macrocephalus), bacalao que se considera obtenido de fuentes sostenibles y que recibe mayor beneplácito por los consumidores. Por tanto, además se atenta contra la especie y contra todo el plan de recuperación. Los investigadores puntualizan que este caso sólo se detectó en una cadena de supermercados que trabaja en ambos países.
226 muestras fueron analizadas utilizando la técnica genética del código de barras de ADN, herramienta que se desarrolló en el año 2003 por el biólogo Paul Herbert, que consiste en utilizar una secuencia corta de ADN para la comparación e identificación. El 88’6% de estas muestras mal etiquetadas pertenecían a especies como el carbonero (Pollachius virens), o el abadejo de Alaska, peces que se suelen confundir por su similitud con el bacalao, uno de los pescados blancos más populares de ambos países. Los responsables de la investigación declaran que hay que ir más allá de una simple documentación (etiquetas), buscando nuevas alternativas fidedignas y eficaces que permitan evitar el fraude al consumidor, así como el desarrollo de los planes de recuperación de las especies.
La alta demanda de bacalao propicia este tipo de fraude, pero como ya hemos indicado en otras ocasiones, el fraude en los productos marinos se sucede. Será interesante retomar la lectura del post Información genética del pescado para detectar fraudes, en su lectura podíamos saber que Xenotechs, una empresa vinculada al Instituto de Investigaciones Marinas y a la Universidad de Santiago de Compostela, podía identificar genéticamente todas las especies que se comercializan en nuestro país, ofreciendo a importadores, mayoristas, distribuidores, etc., una herramienta ideal para evitar el fraude. También es interesante mencionar herramientas específicas como el marcador genético del mejillón de Galicia con el que se puede diferenciar el auténtico mejillón gallego del resto de mejillones del mundo.
Quizá también podamos encontrar bacalao mal etiquetado en nuestro país, sería cuestión de poner en marcha un estudio, sabiendo que el bacalao es también muy consumido en nuestro país. Puedes conocer más detalles a través de este artículo de la revista científica digital Fish and Fisheries (Peces y pesca).