Austria no quiere transgénicos en Europa, la Unión Europea no ha logrado que este país levantara el principio de precaución adoptado por el Gobierno austríaco frente a este tipo de alimentos, algo que también han aplicado otros países. Pero más allá de esta decisión, Austria no quiere transgénicos en Europa, algo que difiere de la postura que adoptaba en el debate de la legislación europea de transgénicos.
Recordemos que Holanda proponía que cada país decidiera sobre el cultivo, importación o consumo de alimentos transgénicos en su territorio, pudiendo aplicar o no libremente el principio de precaución. Austria, junto a otros países, secundaba esta propuesta, pero evidentemente se trataba de una propuesta que no maridaba con la línea de actuación de la Comisión Europea que mantenía que no era viable que cada país renacionalizara este tipo de decisiones. Entonces la CE recordaba a los países participantes en el debate que existía un marco legal aprobado hace años y que los sistemas de control sobre alimentos transgénicos eran totalmente fiables, con lo que el debate no tenía razón de ser. A pesar de ello y evidentemente por obligación, la Comisión Europea tomó nota de la sugerencia holandesa y seguramente quedó archivada.
Austria rechaza los transgénicos en Europa pero no tiene potestad para decidir por los demás países, a pesar de que muchos habitantes de toda Europa estén de acuerdo con este deseo. El caso es que los partidos políticos austríacos aprovechan el deseo generalizado de la población de Austria para hacer campaña utilizando como argumento la solicitud de una Europa libre de transgénicos. Algunos productores de alimentos ecológicos del país lo tienen muy claro y no entrarán en el juego de las multinacionales dominantes del mercado de los organismos genéticamente modificados como pueden ser Monsanto, Novartis, BASF, etc. Estos productores desean mantener su independencia y que la Unión Europea deje de intentar introducir este tipo de alimentos en el país.
Nos sorprende que lo que más se destaque en las declaraciones que realizan los productores ecológicos, no sean los daños medioambientales, la falta de estudios que determinen la seguridad de los alimentos transgénicos, etc., en cambio sí se destaca el beneficio económico que obtienen las multinacionales de la biotecnología tachándolas de verdaderas mafias que pretenden patentar la vida.
En este punto sería interesante leer el post Semillas transgénicas, sus problemas y consecuencias para entender el riesgo que encierran las patentes de alimentos. También será interesante recordar las palabras de Gilles Eric Seralini, profesor de Biología Molecular y experto en organismos modificados genéticamente en el post La guerra de los cultivos transgénicos (II), el experto realizaba declaraciones impactantes en las que reconocía que las empresas biotecnológicas habían intentado sobornarle para que hablara positivamente sobre los transgénicos, con lo que la descripción de “mafia” que realizan los productores ecológicos austriacos no estaría desencaminada.
Los austríacos rechazaron los transgénicos mediante referéndum en 1997 y desde entonces existe una pugna por introducir los transgénicos en el país, la presión la ejercen la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea), indicando que determinados OGMs son inofensivos y que no existe razón alguna para aplicar el principio de precaución. También presiona la Comisión Europea al indicar que alimentos como el maíz Mon 810 han sido aprobados en la Unión Europea, y por supuesto, las empresas biotecnológicas, que han movilizado a sus abogados para que los productos transgénicos sean defendidos legalmente y basándose en la aprobación europea.
La Comisión Europea ha intentado en varias ocasiones levantar el veto a los transgénicos, recordemos el post Maíz transgénico en toda Europa, José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, anunciaba reuniones para que los países que se oponían a los alimentos modificados genéticamente levantaran las cláusulas que impedían la producción de maíz transgénico. Por desgracia para la CE, hace poco Alemania prohibía el cultivo de maíz transgénico Mon 810 sumándose así al principio de precaución adoptado por otros países.
En este vídeo de Euronews, podemos conocer cuáles son las dudas de agricultores, consumidores y políticos sobre las recomendaciones de la EFSA con respecto a los alimentos transgénicos. La primera razón que se argumenta es que la EFSA saca sus conclusiones de los estudios que han sido facilitados por las empresas biotecnológicas en lugar de desarrollar sus propios estudios. Según se indica en el vídeo, la EFSA simplemente da el visto bueno a estos estudios previa verificación de los datos aportados. También se destaca que la EFSA no posee un laboratorio para realizar el seguimiento correspondiente (algo difícil de creer).
Por otro lado, en el vídeo podemos conocer también la postura contraria, algunos expertos del país indican que es necesario introducir los transgénicos para superar la creciente demanda de alimentos y poder soportar los cambios medioambientales que estamos sufriendo. Se asegura que los OGMs son una solución efectiva y que los detractores de los alimentos transgénicos no hacen más que fomentar miedos sin fundamentos frenando así una solución efectiva y precisa.
Austria quiere seguir sin alimentos transgénicos y no se concibe que otros países puedan decidir por el país en esta cuestión. Sin OGMs, ese es el mensaje que se lanza desde todas las fuerzas políticas a la población austríaca. Nuestra conclusión se conjuga con la solicitud holandesa que referenciábamos al principio, que cada país sea libre de decidir sobre esta cuestión, no se puede otorgar toda la soberanía de decisiones a la Unión Europea, es como si desapareciera la identidad. Es difícil que Europa pueda hablar con una sola voz dada la variedad de opiniones e intereses que giran en torno a los OGM, evidentemente si hablamos del aspecto económico y la competitividad, sería algo necesario, pero estamos hablando de un conflicto de intereses también saludables.
Austria quiere lo mismo que quieren quienes apoyan los alimentos transgénicos, una postura unida a nivel europeo, pero tampoco debería ser aceptada a pesar de que muchos la veamos como loable, ya que es necesario respetar la decisión de cada país por mucho que nos pese.