El próximo 1 de julio entrará en vigor en Australia una nueva etiqueta alimentaria que tiene el cometido de ofrecer a los consumidores total transparencia sobre el origen de los productos alimentarios. Esta etiqueta quiere informar sobre el porcentaje de materias primas nacionales que se han utilizado en un producto, si sólo se ha procesado o manipulado, o si procede de otro país sin que haya sufrido ningún cambio. Con esta medida el Gobierno de Australia quiere que los consumidores, con un simple vistazo, puedan saber dónde se cultivan, producen, procesan o se envasan los productos alimentarios que se pueden adquirir en un supermercado.
Esta información será útil para que los consumidores tomen rápidamente decisiones informadas sobre los alimentos que adquieren sin lugar a error. La nueva medida se introduce en respuesta a la exigencia realizada por los consumidores australianos durante años, solicitando poder conocer el origen de los alimentos y productos que consumen. Hasta la fecha, la información del origen en el etiquetado era poco clara, a los consumidores australianos les era más difícil diferenciar entre el ‘hecho en’, ‘procesado en’ o ‘producido en’, etc.
Parece ser que el detonante para poner en marcha el nuevo etiquetado fue el brote de hepatitis provocado por unas bayas congeladas importadas de China, que afectó a más de 30 personas en el mes de febrero de 2015. Estas bayas, aunque originarias de China, habían sido manipuladas en el país y en la etiqueta daba la impresión de que se habían producido en Australia. Parece que los consumidores australianos confían mucho más en los alimentos que se producen a nivel nacional, por lo que esta etiqueta les será de gran utilidad, especialmente a aquellos consumidores que son proteccionistas.
El Viceprimer Ministro del país comenta que, aunque el detonante fue la enfermedad causada por un producto importado en el que no se identificaba claramente su origen, las etiquetas no tienen como cometido garantizar la salubridad del producto, sino identificar su origen en porcentajes y procedimientos. Como podéis ver en la fotografía, en la etiqueta aparece el porcentaje de ingredientes australianos que contiene un producto, desde 0 a 100 en tramos de 25%, de este modo se ofrece mayor transparencia y honestidad en la descripción de procedencia de los productos alimentarios. A esto hay que añadir que se incluirá información sobre el origen de los ingredientes que no son australianos.
Las tiendas minoristas, supermercados, máquinas expendedoras, etc., están obligadas a aplicar el nuevo etiquetado a partir del 1 de julio de 2016, pero se aplica un periodo de transición de 2 años (hasta el año 2018) para quienes comercializan productos o alimentos de consumo inmediato, como por ejemplo las empresas de comida para llevar, los servicios de cátering, restaurantes y cafeterías, etc. Con este margen de tiempo tendrán más que suficiente para gestionar los cambios oportunos al vender el stock de existencias que tengan almacenadas.
El Gobierno australiano considera que un producto alimentario, no debe obligar a leer la letra pequeña para saber de dónde procede cada ingrediente, por otro lado, tampoco debe ser necesario que los consumidores deban tener un profundo conocimiento de las reglas del etiquetado, es necesario facilitar la información al consumidor de una forma sencilla y clara, como con el nuevo etiquetado. A partir de julio, en un producto importado no se podrá indicar que se ha hecho en Australia si este producto sólo se ha sometido a un proceso como el enlatado, el corte en lonchas, un cambio de envasado… lo que ocurrió con las bayas antes comentadas.
Los alimentos cultivados, producidos y elaborados en Australia que integren materias primas de otros países contarán con el logotipo del canguro, así como un gráfico segmentado por porcentajes con el contenido de ingredientes originarios del país. Los productos alimentarios que se envasen, congelen o se manipulen en Australia incluirán un gráfico con el porcentaje de ingredientes importados ya elaborados y que han sufrido modificaciones antes de ponerlos a la venta en las tiendas del país. Los alimentos importados que no sufren ningún cambio mostrarán claramente su procedencia sin que pueda dar lugar a dudas, con un recuadro en el que se indicará el país de origen.
En el vídeo que podéis ver sobre estas líneas tenéis la presentación del nuevo etiquetado, para conocer más detalles sobre la etiqueta alimentaria, la normativa y su aplicación, podéis acceder a la página oficial de Food Labels Industry.