La FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación) presentó a principios de este año un informe en el que se destacaba una reducción de la venta de antibióticos en las granjas de producción animal durante los años 2016 y 2017. La agencia destacaba que la reducción era fruto del trabajo que había realizado para que los productores dejaran de utilizar estos fármacos con fines no terapéuticos, es decir, para prevenir enfermedades, mejorar el rendimiento, el engorde de los animales y tapar las malas prácticas en la crianza animal.
Ahora, un nuevo informe de esta agencia con datos del año 2018 muestra un aumento de la venta de antibióticos en las granjas de animales de Estados Unidos. En el documento se destaca que antibióticos de gran importancia que están aprobados para el uso en animales de granja como, por ejemplo, las tetraciclinas, han experimentado un aumento del 12% respecto al 2017. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, el uso de este tipo de fármacos con carácter no terapéutico supone un grave riesgo, ya que favorece que las bacterias patógenas generen resistencia, destruyendo un valioso recurso para la salud humana y animal, y, por supuesto, poniéndose en riesgo la seguridad alimentaria.
Este nuevo dato demuestra que las iniciativas de la FDA para que se reduzca el uso de los antibióticos con carácter no terapéutico no han servido de mucho, aunque la verdad es que no se puede hablar de iniciativas de importancia. En 2013 la agencia dio a conocer una nueva política sobre el uso de estos fármacos, algo que no convencía porque se trataba de un conjunto de directrices voluntarias dirigidas a las compañías farmacéuticas y a los productores de ganado. Esa ha sido la única medida de importancia que ha adoptado la agencia, a pesar de saber que desde hace tiempo se advierte del riesgo del uso descontrolado de estos fármacos, lo que ha propiciado que haya ido aumentando el número de bacterias que han generado la resistencia y que están presentes en los alimentos listos para el consumo, así se concluía en esta investigación realizada por la California State University.
No hay que olvidar que otras agencias como el USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos), avala el uso de antibióticos con fines no terapéuticos en animales de granja, esta era la deducción que realizábamos a raíz de un artículo de este departamento, en el que se comentaba que la resistencia a los antibióticos era un proceso que se produce de forma natural en las bacterias. El USDA argumentaba que se habían encontrado bacterias resistentes a los fármacos en ganado que se había criado sin antibióticos (ecológicos) en unos niveles similares a los del ganado criado de forma convencional. En definitiva, diferentes explicaciones y justificaciones con el único fin de avalar el uso de los antibióticos.
Se obvian las recomendaciones de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), pidiendo no utilizar los antibióticos para promover el crecimiento de los animales de granja, por supuesto, también las de la OMS (Organización Mundial de la Salud), que desde hace años pide que los antibióticos considerados de importancia crítica para los seres humanos, no se utilicen en los animales y que se prohíba el uso de estos fármacos como promotores del crecimiento.
La FDA comenta que, aunque se ha producido un aumento de la venta general de antibióticos para las granjas de producción animal cifrado en un 9%, sigue insistiendo en que las medidas que ha adoptado están produciendo un efecto positivo. ¿A que efecto se refiere? Los datos muestran un aumento del uso de los fármacos, eso no tiene nada de positivo y pone al descubierto la necesidad de que esta agencia legisle sobre el tema introduciendo las correspondientes prohibiciones. La agencia comenta que su objetivo no se centra en la reducción del volumen de ventas de estos fármacos, sino de apoyar la implementación de buenas prácticas en su administración, a fin de retrasar el desarrollo de la resistencia en las bacterias, esto es una auténtica tomadura de pelo.
Comentan que, aunque se haya producido un “ligero” aumento en las ventas, los datos del 2017 demuestran que sus esfuerzos han tenido sus frutos y que están teniendo impacto en la industria ganadera, lo cierto es que no va a reconocer el fracaso. La FDA se justifica argumentando que medir con precisión el impacto de su trabajo es complicado, ya que el volumen de ventas por sí solo no es un criterio por el cual podemos medir el impacto de los esfuerzos de administración. Es necesario considerar otras fuentes de información, como los datos reales de uso, la información demográfica de los animales, los datos de la salud de los animales y los datos sobre la resistencia de las bacterias a los fármacos, etc., para poder evaluar correctamente los progresos realizados en la lucha contra la resistencia a los antibióticos.
En 2018 se vendieron 3.862.586 kilos de antibióticos para ser utilizados en el pienso, lo que supone el 65% de los antibióticos de importancia médica que se comercializaron en Estados Unidos. Las tetraciclinas, como ya hemos comentado, representan el mayor volumen de ventas, representando el 66% de las ventas totales de fármacos, le siguen las penicilinas con un 12%, los macrólidos con un 8%, etc., ante estos datos, ¿cómo puede argumentar la FDA que sus medidas están dado frutos?
En La UE la legislación es más restrictiva con el uso de estos fármacos y, sin embargo, en febrero de este año, un estudio ponía de manifiesto que se estaba produciendo un aumento de bacterias resistentes a los antibióticos en Europa, poniendo en grave riesgo la salud y la seguridad alimentaria. Podemos imaginarnos cómo está la situación en Estados Unidos y existen varias pistas, recordemos que un estudio realizado el año pasado por Environmental Working Group, determinaba que las bacterias resistentes a los antibióticos estaban presentes en casi el 80% de la carne que se comercializa en Estados Unidos.
La FDA proporciona datos concretos sobre la venta de los fármacos por tipos y en qué animales se utilizaron, la agencia promete aportar próximamente nuevos datos en relación al uso en las granjas, aunque es difícil saber hasta qué punto podrá proporcionar información, ya que se violaría la privacidad. El uso de los antibióticos con fines no terapéuticos en animales supone un grave riesgo para la salud y la seguridad alimentaria, de ello es consciente la FDA (aunque haga poco al respecto) y por ello cree que sería interesante trabajar en el desarrollo de vacunas, probióticos y otros métodos para hacer frente a las enfermedades que afectan a los animales. Podéis conocer más detalles del informe de la FDA a través de este enlace (Pdf).