¿Cómo podría aumentar las ventas de alimentos europeos la UE?, esta es una pregunta que responde la Comisión Europea de manera muy frívola, con argumentos que sorprenderán a más de un productor o consumidor que conozca la realidad de la situación. La CE ‘nos explica o nos cuenta’ que los alimentos que producen los países comunitarios se pueden considerar de entre los mejores del mundo, y eso gracias a las normas estrictas de producción, la tradición, la investigación, el desarrollo o la innovación. Las características y cualidades de los productos alimentarios, sean frutas, verduras, carnes, aceites, etc., no son apreciadas por los consumidores europeos o de terceros países, y nos dicen que la Unión Europea podría hacer más para promocionar la venta de los alimentos que se producen en Europa.
La CE explica también que los países comunitarios cumplen unas estrictas normas en lo que respecta a seguridad alimentaria, bienestar animal o respeto medioambiental, valores que se deberían destacar en cualquier mercado del mundo poniéndolos en la balanza frente a los alimentos que se producen en otros países. La Unión Europea ayudaría a mejorar la situación de los productores europeos con medidas como la promoción de los productos, la cooperación entre países comunitarios o la simplificación de la normativa de comercialización que permitiera la introducción en nuevos mercados, con estas medidas la UE podría aumentar la venta de alimentos europeos, y los agricultores y ganaderos podrían obtener una retribución justa por sus productos de calidad, la CE indica que los consumidores estarían dispuestos a pagar precios más elevados si se ensalzan los valores indicados, al mejor informados gracias al sistema de etiquetado de calidad y las normativas sobre seguridad alimentaria, bienestar animal y respeto y protección medioambiental.
Podríamos decir que del dicho al hecho existe un gran trecho, no olvidemos que la CE es la que impulsa los acuerdos con terceros países para la entrada de los alimentos que producen (y eso que sabe que los alimentos de terceros países provocan más alertas alimentarias), avala e impulsa la introducción de alimentos transgénicos, a pesar de que sabe que aumenta día a día el rechazo de este tipo de alimentos, propone subvenciones a las producciones alimentarias de terceros países, y recorta las subvenciones de los países comunitarios, no acepta el proteccionismo y casi se podría decir que promociona los alimentos que no son comunitarios.
La CE parece obviar que los intermediarios prefieren adquirir productos de terceros países para incrementar más el margen de beneficios, obvia las especulaciones que se realizan en torno a los alimentos producidos en Europa, las diferencias entre el precio en origen y destino son abismales y ello lo hemos podido constatar mes a mes a través del IPOD (Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos). Se ha hablado de crear una legislación contra el abuso en el precio de los alimentos, una iniciativa impulsada por el Parlamento Europeo, pero que no ha sido secundada ni por la CE ni por el Consejo de Ministros. Como ya hemos indicado en otras ocasiones, una legislación para proteger al productor europeo pasaría por imponer algunas medidas de proteccionismo y no ser tan complacientes con la entrada de los alimentos de terceros países, pero claro, es más importante el volumen de negocio, de hecho, da la impresión de que la Unión Europea representa los intereses de terceros países.
Decir que los agricultores obtendrían una retribución justa es algo imposible de creer, existen demasiados condicionantes que lo impiden, que los compradores estarían dispuestos a pagar más por los alimentos producidos en los países comunitarios es algo difícil de creer, por un lado en los centros comerciales predominan los alimentos de terceros países, son más baratos que los comunitarios y contando con la crisis económica y el deprimido bolsillo de los consumidores, parece que todo juega en contra de los alimentos comunitarios.
La Comisión Europea cree que con las medidas que propone los compradores de productos agrícolas (mayoristas, minoristas, industria agroalimentaria, etc.) tendrían un conocimiento de la gama de productos europeos que están a su disposición. Pero si esto es algo que conocen desde hace mucho, juegan con el mercado y con los productores y consumidores a su antojo, se nos presenta una Comisión Europea que pretende vender una imagen que no se ajusta a la realidad.
A través de la publicación de la Comisión Europea podemos saber que este organismo declara que pretende recabar la opinión de todos los implicados para tenerla en cuenta a la hora de revisar las normas de comercialización y para ello ha puesto en marcha el denominado libro verde, publicación sobre la promoción e información de los productos agrícolas que pretende promover los alimentos europeos, se espera que a raíz de su lectura se inicie un debate para tratar los puntos que permitan mejorar la comercialización de las producciones europeas.
Para aumentar las ventas de alimentos europeos, quizá se deberían poner en práctica medidas que se anunciaron y que parecen haberse archivado, como por ejemplo crear una legislación contra el abuso en el precio de los alimentos por parte de los intermediarios, los precios bajarían y los alimentos serían más accesibles, por tanto se lograría ofrecer a consumidores y productores un precio razonable. Por último, queremos destacar que se ensalza la cofinanciación de 190 programas de promoción en el marco de la Política Agrícola Común (PAC) con 259 millones de Euros en el periodo comprendido entre el año 2006-2010, pero no facilitan los datos sobre la financiación que se ha realizado en el exterior, como por ejemplo un paquete financiero de 190 millones de euros en concepto de ayuda para los afectados por la bajada de los aranceles de las bananas de Latinoamérica, la ayuda ofrecida por la UE a Marruecos para que potencie su cultivo de cítricos, nada menos que 1.070 euros por cada nueva hectárea destinada a nuevas plantaciones de cítricos, y muchas más acciones cuyo montante es muchísimo más significativo que las ayudas ofrecidas a los agricultores de la UE.
El debate podría ser muy extenso y se podrían tratar muchísimos temas, la Comisión Europea pinta una situación en la que falta incluir numerosas cuestiones que realmente alteran el mercado y perjudican a los productores. En resumidas cuentas, la Comisión Europea nos ofrece dos caras de una misma moneda, no hace lo que dice, y no dice lo que hace. Puedes conocer más detalles de los consejos de la CE a través de su página oficial.
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