El Atlas Agroalimentario es un documento interesante de 56 páginas que proporciona datos sobre la monopolización de la producción de alimentos en el mundo, así como de las consecuencias que esto tiene en el empleo y en las condiciones laborales, la producción de alimentos en el futuro o la capacidad de elección de los consumidores. Es un toque de atención sobre lo que está ocurriendo en el sector agroalimentario augurando qué futuro depara dicha monopolización.
El informe sobre los hechos y cifras de las corporaciones que controlan lo que comemos es el resultado de la investigación que han llevado a cabo Amigos de la Tierra Europa en colaboración con la Fundación Rosa Luxemburgo y la Fundación Heinrich Boll, su presentación coincide con la complicada y grave decisión a la que se enfrenta la Comisión Europea sobre la autorización de la fusión entre Monsanto y Bayer. Lo cierto es que en los últimos años se ha producido una ola de fusiones y adquisiciones que están provocando que unas pocas compañías sean las que dirigen el mercado, en los dos últimos años, de las 12 mayores fusiones entre empresas con cotización oficial, cinco eran del sector agroalimentario.
Como ejemplo se puede citar lo que ocurre con el mercado de los productos ecológicos, si se analiza detenidamente se puede comprobar que una buena parte de este mercado está controlado por unas pocas grandes compañías. Muchas empresas ecológicas que se fundaron con la intención de producir alimentos respetuosos con el medio ambiente, con los animales, con el uso de productos químicos, etc., ahora son propiedad de grandes compañías alimentarias que a su vez se fusionan, de ello hablábamos aquí.
Un pequeño grupo de compañías controla la mayor parte de los alimentos que se comercializan en el mercado, es un control corporativo de los alimentos o monopolización alimentaria que ha provocado y provoca muchos problemas en el sistema alimentario. Ejemplos hay muchos, si hablamos de cereales para el desayuno, casi el 80% de los productos son controlados sólo por cuatro empresas, por lo que a la hora de elegir entre dos marcas de cereales en el supermercado, posiblemente no importará la que se elija, ya que ambas podrían pertenecer a una misma compañía, dueña de las empresas que las producen y comercializan.
El informe Agrifood Atlas se presenta bien estructurado y nos informa sobre el crecimiento de la industria agroalimentaria, las fusiones que se han realizado, quiénes controlan la producción de alimentos y bebidas, la aparición de nuevas corporaciones que adquieren o arrendan vastas extensiones de terreno en países en vías de desarrollo afectando de forma significativa a la población y a su seguridad alimentaria, a quién beneficia la agricultura de precisión, el negocio de los fertilizantes químicos y cómo este empeora la calidad del suelo, el objeto y objetivo de las fusiones entre empresas, quiénes controlan el mercado de la carne en el mundo, el papel que juega la especulación en el mundo de la agricultura, etc.
Las conclusiones reflejadas en este informe son motivo de preocupación para las organizaciones sociales, ya que la concentración de poder está causando una serie de problemas a los que será difícil hacer frente. Amigos de la Tierra explica que casi el 50% de la comida que se comercializa en la UE procede sólo de 10 cadenas de supermercados, que apenas 50 industrias son responsables de la mitad de las ventas de alimentos en el mundo, que sólo cuatro empresas son responsables de producir el 60% de los alimentos infantiles, que el 80% del mercado mundial del té lo controlan tres empresas, todo ello se traduce en una menor oferta para los consumidores.
Las grandes fusiones entre compañías agroalimentarias dan como resultado la intensificación de la producción a lo largo de toda la cadena de producción, de ahí que en la actualidad un 20% de las tierras agrícolas del planeta ya estén degradadas. Esta ola de fusiones busca dominar y ahorrar costes para poder ser competitivos en el mercado global, esto se traduce en la pérdida de miles de puestos de trabajo y en peores condiciones laborales. Los grandes supermercados presionan a sus proveedores para que acepten sus condiciones, se expulsa a los pequeños productores del tablero de juego y se normalizan las condiciones de trabajo precarias, así como los sueldos bajos.
A pesar de que existe una elevada producción alimentaria, el hambre es un problema destacado en la población más empobrecida del mundo, según comentan desde Amigos de la Tierra, la cosecha global de cultivos equivale a una media de 4.600 kcal por persona y día, lamentablemente más de la mitad se pierde en la cadena alimentaria, almacenamiento, alimentación del ganado, distribución, desperdicio alimentario, etc.
Sin duda, merece la pena dar un vistazo a este Atlas de la Comida para tener una idea sobre cuál es el panorama actual de la producción de alimentos en el mundo, así como su posible evolución en las próximas décadas si no se pone remedio. A través de este enlace (Pdf) podréis acceder al documento.