Según los resultados de una nueva investigación realizada por expertos de la Facultad de Ciencias Agrícolas, del Consumidor y Ambientales (ACES) de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign (Estados Unidos), existe una posible asociación entre la contaminación por microplásticos en los suelos agrícolas, y la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos, aunque de momento se trata de una hipótesis, existen indicios de que se puede estar produciendo.
Los expertos comentan que los microplásticos en sí mismos pueden no ser muy tóxicos, pero podrían actuar como vector de transmisión en la cadena alimentaria de bacterias patógenas, entre las que se encontrarían las que han desarrollado resistencia a los antibióticos. Recordemos que la presencia de microplásticos y nanoplásticos en el medio ambiente es significativa, en tierra, agua y aire, pero también se pueden encontrar en órganos y tejidos humanos, de ello hablábamos aquí.
Algunas de las más recientes investigaciones han demostrado que los microplásticos están presentes en el torrente sanguíneo humano, siendo la alimentación uno de los canales de acceso a nuestro organismo. Y hablando de la alimentación, para tener una idea más clara de la transferencia de microplásticos y nanoplásticos a la cadena alimentaria, os recomendamos leer este post sobre una investigación realizada por la Universidad del Este de Finlandia, trabajo que tenía el objetivo de ampliar el conocimiento sobre cómo los materiales plásticos se mueven en las cadenas alimentarias en relación a los ecosistemas del suelo.
Poco a poco se amplía la información relacionada con los microplásticos y sus posibles efectos en el medioambiente y en los seres humanos, ahora, esta nueva investigación apunta otro riesgo potencial, la posibilidad de que estos materiales contribuyan en la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos en la cadena alimentaria, ya que estos microorganismos contarían con una ruta más sencilla y rápida para ello.
Desde hace algunos años, organizaciones como la OMS advierten del riesgo que supone para los seres humanos la proliferación de bacterias resistentes a los antibióticos, que año tras año aumenta. En buena parte se debe al uso de medicamentos como medida preventiva en la atención sanitaria animal y humana, al respecto, os recomendamos leer como ejemplo este post en el que hablábamos de la avicultura de la India y de cómo está creando superbacterias resistentes a los antibióticos, o este otro en el que un informe de la EFSA y el ECDC, mostraba una gran preocupación por las dificultades para tratar enfermedades bacterianas transmitidas por alimentos debido a dicha resistencia.
La resistencia a los antibióticos es una de las 10 principales amenazas para la salud pública a nivel mundial, calculándose que unos cinco millones de personas mueren anualmente por este problema. Pero, ¿cómo se relacionan los nanoplásticos con la resistencia a los antibióticos? Según los expertos, al plástico se adhieren, o están presentes, sustancias químicas y microorganismos que se encuentran naturalmente en el suelo, formando biopelículas que desempeña un papel importante en la posterior adhesión y absorción de muchos otros contaminantes y microorganismos patógenos, lo que convierte a los nanoplásticos en un centro o punto de transferencia de genes.
Los investigadores comentan que cuando las bacterias y otros microorganismos encuentran sustancias químicas inusuales en su nueva “base de operaciones”, activan genes de respuesta al estrés que les ayudan a resistir también otras sustancias químicas y, por supuesto, a antibióticos si están presentes. Estos genes de resistencia pueden terminar siendo compartidos con otras bacterias a través de un proceso denominado transferencia genética horizontal o movimiento de material genético entre organismos, lo que ayudaría en la proliferación de la resistencia.
Los expertos explican que las bacterias llevan millones de años desarrollando mecanismos genéticos para afrontar el estrés, y el plástico es un material relativamente nuevo para las bacterias, y no está presente de forma natural en la naturaleza, lo que las fuerza a desarrollar herramientas genéticas para hacer frente cuanto antes al estrés causado por este material. Hay que decir que además de ser más resistentes, las bacterias también se vuelven más virulentas, por lo que la investigación resulta de gran interés y suscita mayor preocupación ante este problema.
Hasta la fecha, la transferencia de genes entre bacterias en microplásticos se ha documentado en otros entornos y en especial en el agua. En suelos agrícolas de momento es una hipótesis, pero eso no significa que no esté sucediendo y por ello se sigue investigando en esta línea para poder documentar la transferencia de genes. Sobre los suelos agrícolas, decir que es mucho más complicado llevar a cabo los análisis, ya que no resulta tan sencillo como en el agua, donde basta con filtrarla para determinar la presencia y cantidad de microplásticos.
Podéis conocer todos los detalles de este estudio titulado “Interacción de microorganismos con microplásticos y nanoplásticos en los agroecosistemas: impacto en la resistencia a los antibióticos”, a través de este artículo publicado en la página de la universidad, y en este otro publicado en la revista científica Pathogens.