Según los resultados de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Ciencias Médicas de Teherán (Irán), existe una clara asociación entre el índice glucémico y el riesgo de cáncer de mama. La investigación tiene como base que la población de Oriente Medio es una gran consumidora de carbohidratos refinados, es decir, harina blanca, dulces y bollería, refrescos y otros productos procesados, siendo una alimentación importada que preocupa a los investigadores.
Los expertos analizaron la relación entre el índice glucémico (IG) o rapidez con la que un alimento eleva el nivel de glucosa en sangre, la carga glucémica (CG) o cantidad total de hidratos de carbono que se consume habitualmente, los índices de calidad de los hidratos de carbono (ICHC) que se determinan en base a cuatro criterios, la relación entre los carbohidratos sólidos y los carbohidratos totales, la ingesta de fibra dietética, el IG y la relación entre los cereales integrales y el total de cereales, con las probabilidades de desarrollar cáncer de mama.
En el estudio participaron un grupo de mujeres iraníes de entre 19 y 80 años del que 461 mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de mama hacía un año, y 495 mujeres estaban sanas. Los investigadores utilizaron un cuestionario para determinar y evaluar la ingesta dietética a lo largo del último año. Con los datos obtenidos se calculó el IG, el CG y el ICHC, los resultados mostraron que las mujeres con un GI más elevado, tenían 1,41 veces más probabilidades de padecer cáncer de mama que las que tenían un GI mucho más bajo. En el caso de las mujeres premenopáusicas, los valores más altos de GI se asociaban a 1,85 veces más probabilidades de tener cáncer de mama que las que tenían un GI reducido.
Los expertos sugieren que esta relación se debe a la hiperinsulinemia o mayor cantidad de insulina en sangre de lo que se considera normal, resultante de las dietas con alto contenido glucémico. Esto puede inhibir la apoptosis (muerte celular programada) y la síntesis de proteínas de unión de IGF responsable de promover la proliferación celular. Se apunta que en relación a la carga glucémica, no se observó una asociación significativa con el riesgo de cáncer de mama.
En relación a los índices de calidad de hidratos de carbono, las mujeres con unos valores más bajos independientemente de su edad, tenían un riesgo significativamente menor de sufrir cáncer de mama. No se encontró una asociación significativa entre la calidad de los carbohidratos y las probabilidades de que las mujeres postmenopáusicas pudieran sufrir la enfermedad.
Los investigadores explican que una dieta de calidad rica en fibra ofrece muchos beneficios a la salud, favorece la reducción del colesterol malo, contribuye en la pérdida de peso, reduce la resistencia a la insulina, favorece la reducción de estrógenos circulantes porque modifica la flora intestinal asociada a la reactivación de los estrógenos conjugados que se producen durante la menopausia aliviando sus síntomas. Sobre los índices de calidad de hidratos de carbono, los expertos comentan que la reducción del riesgo de cáncer de mama se debe a sus propiedades antiinflamatorias.
Apuntan que los cereales integrales son fuente de antioxidantes, contienen fitoestrógenos y polifenoles que contribuyen en la inhibición de la multiplicación celular y la angiogénesis (tumores) y provoca la apoptosis celular. Este es uno de los primeros estudios de Oriente Medio que evalúa la relación entre la cantidad total de hidratos de carbono, el índice glucémico, la carga glucémica, la calidad de los hidratos de carbono y el riesgo de sufrir cáncer de mama.
Sin embargo, los expertos comentan que ha habido limitaciones en la investigación y por tanto, son necesarios más estudios realizados con segmentos poblacionales para examinar la asociación entre la calidad de los hidratos de carbono y el riesgo de sufrir cáncer de mama. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Nutrition Journal.
Foto 1 | Mattie Hagedorn
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