Arla Foods es la séptima mayor compañía de productos lácteos del mundo, su actividad la desarrolla principalmente con tres marcas, Arla, Lurpak y Castello Cheeses, que se comercializan en todo el mundo. Pues bien, hasta no hace mucho tiempo a esta compañía no le preocupaba que se alimentara al ganado vacuno con piensos elaborados a partir de alimentos modificados genéticamente, pero parece ser que ha dado un giro en su política y ahora incentiva y promueve la alimentación libre de transgénicos entre los ganaderos.
La razón argumentada es que el mercado cada vez está más dispuesto a pagar el sobrecoste que conlleva alimentar a los animales con alimentos que no han sido modificados genéticamente. Parece ser que la decisión fue tomada por la empresa a raíz de lo ocurrido en Alemania, los minoristas pedían a la compañía cada vez más productos lácteos de vacas que se hubieran alimentado con piensos libres de transgénicos. Arla adopta este cambio porque considera que es muy probable que esta tendencia se traslade a otros mercados además del alemán.
Se podría decir que esta es una explicación a medias tintas, ya que en Estados Unidos Arla tiene un gran volumen de negocio, y hay que recordar que el 1 de julio entrará en vigor la ley del etiquetado de los alimentos transgénicos de Vermont, por esta ley varias grandes compañías han cambiado su política en lo que respecta a alimentos transgénicos, unas explican que etiquetarán sus productos transgénicos a nivel nacional permitiendo ejercer a los consumidores el derecho a saber sobre los alimentos que consumen, se pueden citar Campbell, ConAgra Foods, General Mills, Kellogg’s y Mars, otras empresas comentan que dejarán de utilizar materias primas transgénicas.
Dado el cambio que se está produciendo en Estados Unidos, y que en Europa cada vez más consumidores no quieren alimentos modificados genéticamente en su alimentación, sea directa o indirectamente, parece lógico el cambio de política dado a conocer por Arla Foods. El presidente de la compañía asegura que Arla está preparada para satisfacer la creciente demanda por parte de los minoristas europeos para ofrecerles alimentos libres de transgénicos.
Es curioso, recordemos que hace unos años, compañías como Ulrick & Short, proveedora de la industria alimentaria con fibras, almidón, proteínas y harinas de maíz, trigo, etc., aseguraban que era mucho más difícil encontrar materias primas alimentarias tradicionales para abastecer a la industria agroalimentaria a causa de la expansión de las materias primas transgénicas, algo que poco a poco se está demostrando que no es del todo correcto.
Iniciativas como la impulsada por Arla son beneficiosas para los productores por el incentivo (en teoría), y para los consumidores que no quieren nada con los transgénicos, pero la compañía deja claro que se producirá un aumento del precio de los productos, ya que los consumidores están dispuestos a pagar el “libre de materias primas modificadas genéticamente”. La compensación para los productores podría ser de un céntimo de euro por kilo de leche, Arla comenta que este mismo modelo se utiliza en la leche ecológica, por lo que los ganaderos ya estarán compensados para afrontar el coste adicional de la alimentación de los animales. Pero ojo, no es lo mismo alimento ecológico que alimento industrial, por lo que no está justificado el ejemplo de la leche ecológica.
De momento la iniciativa se ha puesto en marcha, y durante los próximos 12 meses se pagará ese céntimo extra a los ganaderos suecos que ya utilizan la alimentación libre de transgénicos. Según leemos aquí, hay que decir que actualmente, un máximo de un 10% del volumen total de la alimentación de los animales que abastecen a Arla,está modificada genéticamente y se limita únicamente a soja transgénica. A raíz de este dato podemos pensar que quizá con el pretexto de no utilizar transgénicos, se suban de precio todos los productos. En todo caso, es posible que poco a poco se vayan sumando empresas que apliquen políticas que dejen a un lado los transgénicos, algo que no gustará a las empresas biotecnológicas.
Foto | Jennifer C.