Hace unos días podíamos saber que se proponía una modificación del impuesto de los refrescos en Francia que se propuso en el mes de agosto, una modificación que incluía a los refrescos que contienen edulcorantes y que permitiría incrementar significativamente el dinero que entraría en las arcas del Estado. Pues bien, la modificación se ha aprobado, el impuesto de los refrescos en Francia se aplicará a partir del 1 de enero del próximo año.
La recaudación del nuevo impuesto de los refrescos en Francia será importante, con los refrescos azucarados se espera recaudar unos 240 millones de euros, con los refrescos que contienen edulcorantes unos 40 millones de euros, en total 280 millones que se suman al aumento de otros impuestos que gravan por ejemplo a las bebidas alcohólicas y que se destinarán, en teoría, a la financiación de la sanidad. Recordemos que el pretexto para introducir el nuevo impuesto es la mejora de la dieta y salud de la población. El Gobierno pretende disuadir a los consumidores con el impuesto de los refrescos que incrementa los precios, pero es un aumento poco significativo y dudamos que disuada a quienes consumen refrescos.
Si el impuesto gravara significativamente las bebidas otro gallo cantaría, seguramente se reduciría el consumo, pero entonces el Estado no lograría recaudar el dinero esperado, por ello la tasa no es muy significativa y se traduce en el mantenimiento del consumo y garantías para lograr las metas esperadas en lo que respecta a recaudación. Podemos coincidir con la opinión de algunos consumidores, expertos e industria alimentaria, el impuesto es de carácter puramente recaudatorio y no parece perseguir mejorar la salud de la población.
La tasa grava con 7’16 euros cada hectolitro de refresco, lo que supone que la carga que un consumidor deberá pagar por una lata de refresco con azúcar o edulcorante, sea de dos céntimos adicionales. El plan anti déficit puesto en marcha el pasado mes de agosto es ingenioso, como decíamos, dado el aumento del coste final, casi se garantiza el mismo nivel de consumo y contar con ingresos adicionales.
Sin embargo, hay que decir que la industria cree que la medida es arbitraria, discriminatoria y se espera que el Senado pueda examinar la medida el mes que viene y realice cambios en el nuevo impuesto de los refrescos en Francia. Otra opción es que el Consejo Constitucional invalide la nueva tasa, al menos en las bebidas con edulcorantes. Podrían producirse cambios pero creemos que es algo poco probable, recordemos que el argumento para aplicar la nueva tasa en las bebidas light, es la preocupación de la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) sobre los efectos que esta sustancia pueda tener en la salud, argumento que para la industria tiene por el momento poca solidez.
A través de la publicación digital Lesechos, podemos saber que para Jean-René Buisson, presidente de Ania (Asociación Nacional de las Industrias Alimentarias), los impuestos de los refrescos en Francia, sea el que grava los refrescos azucarados o los que contienen edulcorantes, son inconstitucionales. Precedentes como el impuesto de las grasas en Dinamarca o el famoso impuesto de las hamburguesas en Hungría, van a ser argumentos ideales para que todo se desarrolle según lo planeado, la aprobación del impuesto de los refrescos en Francia y su puesta en marcha es una realidad.
Por cierto, no nos deberá extrañar que en un corto plazo de tiempo se tenga en cuenta la propuesta para la implantación del impuesto de la grasa en España, o quizá un nuevo impuesto que grave también las bebidas.
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