Acabamos de saber que se ha puesto en marcha una normativa que permite aprobar las trazas de alimentos transgénicos en la UE, es decir, se está aprobando la contaminación cruzada en materias primas alimentarias, concretamente las que se utilizan para alimentar a los animales, soja, maíz, trigo y cualquier producto que se utilice en la elaboración de los piensos animales. La nueva normativa que ha entrado hoy en vigor contempla que los cargamentos de materias primas podrán contener hasta un 0’1% de trazas o residuos transgénicos de alimentos que todavía no han sido aprobados en la Unión Europea, alimentos que sí están aprobados en otros países como por ejemplo Estados Unidos.
Superando el límite de 0’1% la carga no cumplirá la normativa y los países comunitarios no podrán aceptarla. Podríamos comparar la nueva reglamentación con la normativa que indica que los fabricantes de alimentos que se consumen en Europa no están obligados a informar a los consumidores cuando un producto alimenticio no contiene más de un 0,9% de materia prima transgénica. Resulta gracioso saber que el 0’1% se considera un cero técnico, es decir, un umbral muy bajo de permisividad, se ha sustituido el 0% por el 0’1% intentando mostrar que ambas cifras son equivalentes, cuando en realidad no es así. Hasta la fecha, la normativa establecía que la presencia de transgénicos no autorizados (por pequeña que fuera), en un cargamento de cereales destinados al consumo animal, obligaba a su rechazo.
Esto provocaba que se recomendara que las peticiones de aprobación de alimentos transgénicos por la UE se agilizaran, sea para alimentación animal, humana, para el procesado o la importación. Ante la imposibilidad de agilizar la aprobación de estos productos modificados genéticamente, se ha adoptado una segunda opción, la del cero técnico, opción que se planteó en su momento sin que los estados comunitarios alcanzaran un consenso al respecto. Existía también otra opción que permitiría la entrada de trazas transgénicas, ante una situación de escasez de materia para la alimentación animal. Se han conjugado las dos, la escasez y el cero técnico para poder aprobar la nueva reglamentación.
Las importaciones de alimentos transgénicos de terceros países aumentan día a día, si sumamos la dependencia europea de terceros países para poder alimentar al ganado, la lógica nos muestra que se llevarán a cabo todas las acciones que sean necesarias para poder introducir alimentos con trazas transgénicas, así ha sido. Adiós a la tolerancia cero, el cero técnico en realidad es un paso que contribuirá a agilizar la aprobación de alimentos transgénicos, la Comisión Europea debe sentirse muy satisfecha ya que ante la falta de decisión y oposición tanto del Consejo de Ministros (algo previsible) como del Parlamento Europeo (algo que sorprende), ha propiciado que tenga todo el poder para aprobar el 0’1% de materia modificada genéticamente en las importaciones.
La normativa entrará en vigor en breve y se declara que con ella no se pone fin a la tolerancia cero, sirve para aclarar esa noción y definírla en un marco más realista, es realmente sorprendente. Podemos hacer una comparativa muy clara al respecto, para ello es necesario retomar la lectura del post Aflatoxinas para facilitar el comercio internacional. Como sabemos, esta toxina es cancerígena y se establecía que su concentración no podía superar los 4 microgramos por kilo. Pero claro, el aumento de las temperaturas ha propiciado que en los terceros países que cultivan frutos secos, los hongos responsables de esta toxina proliferen y por tanto es mayor su concentración. La solución de la UE fue sencilla, a pesar de saber que se trata de una toxina cancerígena, pretendía incrementar su valor pasando de 4 a 10 microgramos por kilo, y todo para poder facilitar el comercio internacional.
En el caso de las trazas transgénicas ocurre lo mismo, se da un primer paso, ya veremos qué pasos serán los siguientes, es irremediable la introducción de alimentos transgénicos no aprobados en los países comunitarios. A través de la publicación digital Expansión, podemos saber que la Comisión Europea pretende, con esta medida, acabar con la incertidumbre de aquellos operadores que comercializan en el mercado materias primas de terceros países, nuevamente prevalecen los intereses comerciales.
Países como Estados Unidos, Brasil o Argentina tienen un poco más abiertas las puertas para exportar alimentos modificados genéticamente, se ha preparado una reglamentación a favor de estos países y concretamente a favor de los importadores y exportadores para que no tengan que asumir riesgos económicos y se frenen las transacciones ante la detección de materia transgénica. Coincidimos con Greenpeace, esta organización indica que la norma permite la contaminación de la cadena alimentaria, y no, un 0’1% no es un 0.
Ahora varios expedientes pendientes de trámite lo tienen un poco más fácil para que terminen siendo aprobados y validados, cumpliendo con la convicción de que Europa necesita más transgénicos.
Foto | Nosha