Acabamos de conocer un análisis de la carne de pollo que se comercializa en España y del que se revelan distintos problemas de conservación y contaminación que los consumidores debemos tener en cuenta. El análisis ha sido realizado por la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) y se han tomado como muestras la carne de pollo envasada y a granel.
La carne de pollo es uno de los alimentos considerados como alimento básico que se suele incluir en el índice de precios de consumo, un ejemplo lo encontramos en el IPOD (Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos) que nos ofrece COAG, o en la información trimestral sobre los precios de los productos de alimentación que ofrece el Ministerio de Industria. El caso es que la OCU ha querido realizar un análisis exhaustivo sobre uno de los alimentos que más se consumen para conocer su estado de salud comercial.
Para realizar el análisis de la carne de pollo se procedió a comprar en diversos establecimientos 78 muestras de carne de pollo envasada, como la que ofrecen las grandes superficies y carne de pollo a granel como la que ofrecen las carnicerías y pollerías. La carne de pollo envasada se analizó un día antes de que alcanzara la fecha de caducidad y las muestras a granel se analizaron tras pasar de 24 a 36 horas de su compra.
De todas las muestras analizadas, dos contenían bacterias patógenas de la salmonella, este es un buen dato que muestra la calidad alimentaria. Sin embargo, según indica la OCU, se suspende en higiene en todas las muestras de pollo. Los expertos indican que 5 de cada 6 muestras reciben una mala nota por la alta presencia de microorganismos aerobios (grupo de bacterias que se transmiten a través del aire y que necesitan la presencia de oxígeno para poder reproducirse).
Una alta presencia de este tipo de bacterias reduce notablemente la vida útil de los alimentos, siendo inferior a la fecha indicada de caducidad, aunque todo dependerá de las condiciones que así lo favorezcan, romper la cadena de frío, temperaturas excesivas de conservación, etc. El problema según la OCU se origina principalmente durante el proceso en el que se sacrifican y preparan los pollos.
El contenido intestinal que se retira de los pollos podría ser una de las causas del alto número de microorganismos aerobios y delatarían la necesidad de extremar la higiene durante el proceso de preparación de esta carne. La OCU indica además que los sistemas de distribución y los puntos de venta no están exentos de riesgos y también influyen en la contaminación del pollo.
Del análisis que nos muestran se desprenden algunas conclusiones significativas, las fechas de caducidad no son reales porque no tienen en cuenta cada una de las etapas por las que pasa un alimento y cómo éstas influyen en su degradación. Esto debería alertar a los consumidores, no debemos comprar nunca carne de pollo cuando la fecha de caducidad es muy cercana, ya que no existe garantía de total salubridad.
La OCU nos proporciona una serie de consejos interesantes que garantizarán un poco más nuestra seguridad alimentaria, comprar la carne de pollo justo momentos antes de finalizar la compra para romper la cadena de frío el menor tiempo posible, desconfiar de las fechas de caducidad y si no se va a consumir en las 24 horas siguientes tras la compra, congelar la carne. Guardar la carne de pollo en la nevera y en un recipiente aislado para evitar la contaminación cruzada o cocinar bien el producto, recordemos que la carne cruda tiene mayor riesgo de provocar intoxicaciones alimentarias.