La asociación entre el consumo de carne y el riesgo de sufrir cáncer está probada por numerosos estudios que se han realizado a lo largo de los años, estos estudios fueron revisados por un grupo de 22 expertos de la IARC (agencia intergubernamental que forma parte de la OMS) durante varios meses y su dictamen lo conocíamos hace un par de días. La OMS emitía un informe en el que se consideraba a la carne roja fresca como alimento probablemente cancerígeno para los seres humanos, por lo que se incluyó en la categoría del Grupo 2A. La carne procesada fue considerada como alimento cancerígeno para los seres humanos, pasando a formar parte del Grupo 1, lo que indica que existen pruebas suficientes que confirman que puede causar cáncer en los seres humanos.
Evidentemente la industria cárnica ha puesto el grito en el cielo asegurando que la información contenida en el informe estaba sesgada y no tenía ningún sentido, desde muchos sectores relacionados con el mundo de la carne se han lanzado comunicados mostrando un total rechazo al dictamen de la IARC, también han intervenido investigadores defendiendo la carne como un alimento muy importante en el marco de una dieta sana y equilibrada, de hecho, en el informe del IARC se indica que no hay que dejar de comer carne roja por su importante valor nutricional, aclarando que los resultados obtenidos deben servir para que los Gobiernos y organismos reguladores internacionales trabajen para equilibrar los riesgos y beneficios de comer carne roja fresca y carne roja procesada, ofreciendo las mejores recomendaciones dietéticas.
Merece la pena realizar un análisis de la asociación entre el consumo de carne y el riesgo de sufrir cáncer, pero antes es necesario saber qué es y cómo trabaja la International Agency for Research on Cancer. La IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) es una agencia creada en 1965 cuya misión es dirigir y coordinar las investigaciones sobre las causas del cáncer, realizar estudios epidemiológicos sobre la incidencia de la enfermedad en el mundo y elaborar monografías sobre los riesgos cancerígenos en los seres humanos en base a una serie de compuestos, agentes y exposiciones. Estos elementos se clasifican en cinco categorías que identifican el nivel de riesgo de cáncer, Grupo 1, Grupo 2A, Grupo 2B, Grupo 3 y Grupo 4, a continuación os mostramos la clasificación por categorías:
Categoría 1: “Carcinógeno para el ser humano”: Cuando existen pruebas suficientes que confirman que puede causar cáncer a los seres humanos.
Categoría 2A: “Probablemente carcinógeno para el ser humano”: Cuando existen pruebas suficientes de que un producto puede causar cáncer a los seres humanos, pero no son pruebas concluyentes.
Categoría 2B: “Posiblemente carcinógeno para el ser humano”: Algunas pruebas apuntan que un producto puede causar cáncer a los seres humanos, pero por el momento son pruebas que están lejos de ser concluyentes.
Categoría 3: “No puede ser clasificado respecto a su carcinogenicidad para el ser humano”: Cuando en la actualidad no existe ninguna prueba de que un producto pueda provocar cáncer en los seres humanos.
Categoría 4: “Probablemente no carcinógeno para el ser humano”: Cuando existen pruebas suficientes de que no causa cáncer en los seres humanos.
La asociación entre el consumo de carne y el riesgo de sufrir cáncer está constatada a través de la revisión de los más de 800 estudios de las dos últimas décadas, en los que se ha encontrado una relación entre una docena de tipos de cáncer con el consumo de carne roja fresca y procesada. Esta relación no se puede negar, pero hay que realizar un análisis de las conclusiones para darse cuenta de que la información se ha de recibir de forma objetiva. Según el informe, la carne procesada está en el mismo grupo que el formaldehído, el benceno, el amianto, las aflatoxinas, el arsénico, el tabaco (fumar), el cadmio o el plutonio, entre otros. Os recomendamos acceder a este enlace de la IARC para conocer todas las categorías y los productos contenidos en ella.
Aunque la carne procesada esté en el mismo grupo que el resto de elementos citados, quizá habría que realizar diferenciaciones, por ejemplo, el IARC afirma que comer una porción de 50 gramos de carne procesada al día incrementa el riesgo de sufrir cáncer en un 18%, riesgo que aumenta proporcionalmente al incremento del consumo de este tipo de carne. Sin embargo, fumar aumenta el riesgo de sufrir cáncer en un 2.500%, si sufriéramos una exposición al plutonio el riesgo sería mucho mayor, se pueden hacer otras comparativas entre los elementos que están integrados dentro del GRUPO 1, por ejemplo, ¿tiene el mismo riesgo tomar una píldora anticonceptiva que ser expuesto a una radiación de neutrones?
Merece la pena leer este artículo de Cancer Research UK en el que se cita una explicación del profesor David Phillips del King College de Londres, el experto utiliza una analogía simple entre las pieles de plátano y el riesgo de sufrir un accidente, con esta explicación se pretende hacer entender que el hecho de que los productos cárnicos hayan sido incluidos en las categorías de riesgo de la IARC, no significa que el riesgo de cáncer sea elevado. El IARC lleva a cabo una identificación del peligro pero no realiza una evaluación de riesgos, lo que significa que esta agencia sólo dice si algo puede provocar cáncer o no. Sobre la analogía antes citada, si pensamos en las pieles de plátano, se puede considerar que son un elemento de riesgo de sufrir un accidente, pero en la práctica ese riesgo es bastante pequeño, a no ser que trabajes en una empresa que se dedique al encajado de plátanos. Este accidente por lo general (salvo casos excepcionales) no podría ser tan grave como el de sufrir un accidente de coche. Según como trabaja la IARC, tanto el coche como el plátano, estarían en una categoría de ‘provoca accidentes’.
Se han lanzado muchos titulares sensacionalistas, una cosa es decir que la IARC ha incluido los dos tipos de carne en los grupos de riesgo, y otra decir que comer jamón te provocará cáncer con tal aseveración que asusta. Es evidente que el anuncio de la OMS ha provocado todo tipo de respuestas y muchas tienen que ver con la falta de comprensión de cómo trabaja y ofrece sus conclusiones la IARC. En esta falta de comprensión englobamos también a la industria cárnica, ya que no se ha centrado en esta cuestión para emitir su respuesta. Que existe riesgo de cáncer es algo probado, pero no se ha evaluado el grado de riesgo, de nuevo citamos el ejemplo de los plátanos, los riesgos en términos absolutos son mucho más bajos de lo que muchas personas creen. Una mejor comprensión del modo de trabajo de la IARC, del informe que se ha emitido y una respuesta coherente y moderada habría sido todo un acierto por parte de la industria. Lamentablemente en este tema ha predominado el sensacionalismo dejando a un lado la coherencia y la interpretación correcta del informe.
Es necesario consumir menos carne, pero no abandonar su consumo como bien indica la OMS, hay que buscar el equilibrio dado que la carne aporta nutrientes valiosos para el organismo. Pero también hay que apuntar que es necesario consumir menos carne por el daño al medio ambiente que provoca la producción intensiva de ganado, recordemos que para algunos expertos la carne es el alimento menos eficiente para alimentar a la humanidad, ya que el consumo de recursos para su producción es muy elevado. Según los datos facilitados por la FAO, el 40% de los alimentos que se cultivan en el planeta se destinan a la alimentación animal y según los pronósticos, esta cifra podría incrementarse hasta alcanzar el 60% en las próximas dos décadas, reduciendo aún más la disponibilidad de tierra y agua, algo lógico puesto que la demanda de carne crece año tras año debido a las nuevas clases medias de los países emergentes, de todo ello hablábamos aquí.
Foto 1 | Stefano A