Un nuevo estudio sobre la prevención del aumento de peso en relación al consumo de frutas y verduras desarrollado por expertos de la Escuela de Salud Pública de Harvard, concluye que algunos alimentos vegetales podrían estar relacionados con el sobrepeso. Según los resultados obtenidos, comer más frutas y verduras en general favorece la pérdida de peso, sin embargo, los alimentos vegetales con almidón como pueden ser los guisantes, las patatas o el maíz, favorecen el aumento de peso.
En la investigación se tomaron datos obtenidos de diferentes cuestionarios sobre la dieta que se realizaron a 133.000 estadounidenses mayores de edad entre los años 1986 y 2010, también se tuvieron en cuenta otras variables como la actividad física, el tabaquismo y otros factores que afectan al estilo de vida. De este estudio se desprenden varias conclusiones, la prevención del aumento de peso es eficaz con una dieta que integre frutas y vegetales, sin embargo, determinados alimentos de estos grupos pueden frenar los esfuerzos para perder peso o contribuir al incremento de peso.
Algunas de las frutas especialmente asociadas a la pérdida de peso son las peras, las manzanas, las uvas y las fresas. Las verduras sin contenido en almidón, como las judías o el brócoli, también contribuyen en la reducción de peso. Por el contrario, vegetales como los guisantes, las patatas o el maíz favorecen el aumento de peso, según los expertos, quienes incluían habitualmente esos alimentos en su dieta engordaron una media de un kilo en cuatro años.
Como podemos comprobar, el peso ganado es muy poco y quizá podría ser debido a otras causas y no precisamente a la ingesta de estos alimentos. Con respecto a los alimentos que contribuyen en la reducción de peso, los expertos destacan los arándanos, según sus conclusiones los participantes del estudio que incluyeron este alimento en su dieta redujeron el peso corporal en medio kilo en un periodo de cuatro años. Hay que decir que en un periodo de cuatro años, los participantes estuvieron comiendo una media de 240 gramos de fruta y 110 gramos de verdura a diario.
Otra conclusión obtenida por el equipo de expertos dirigido por el profesor de epidemiología y nutrición Eric Rimm, es que la fruta es mejor que las verduras a la hora de controlar y reducir el peso corporal, estaría bien que explicara el por qué, a no ser que se refiera a las mencionadas legumbres y cereales con almidón.. En general, los expertos comentan que los efectos beneficiosos del consumo de frutas y verduras guardan relación con los efectos saciantes de estos alimentos, también explican que a pesar de que algunos alimentos vegetales tienen un alto valor nutricional con un elevado contenido en vitamina C, potasio, hierro, vitamina B6, etc., también tienen una carga glucémica elevada debido a una baja calidad de los hidratos de carbono, lo que podría explicar su asociación positiva con los cambios de peso corporal.
El método de cocción de los vegetales también tiene mucho que ver, según los expertos, pocas personas comían las patatas hervidas o cocinadas al vapor, comerlas fritas incrementa la cantidad de grasas que aportan. Pero también cuando se comen hervidas, ya que se elaboran purés a los que se añade mantequilla o margarina. Por otro lado, algunas personas pueden comer habitualmente guisantes o patatas pero apenas toman otros alimentos vegetales, por lo que en realidad su consumo es relativamente bajo.
El estudio que hemos conocido a través de este artículo de la publicación digital The Independent, no muestra una relación causa/efecto, sin embargo, los expertos esperan que sus conclusiones puedan ser de utilidad para proporcionar una orientación más concreta sobre los alimentos ideales para prevenir el sobrepeso y la obesidad. Como decíamos, es un estudio con datos muy poco significativos, hablar de un aumento de un kilo de peso o la reducción de medio kilo de peso en un periodo de cuatro años no se puede considerar determinante, como tampoco lo parecen algunas conclusiones. Pero si queréis ampliar información sobre la investigación, podéis acceder al artículo publicado en la revista científica Plos One.
Foto | TimOller