Hace unos días Galicia anunció que prohibiría la venta y consumo de bebidas energéticas a menores, se trata de un proyecto de ley de prevención de adicciones en menores elaborado por la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia que previsiblemente entrará en vigor en el año 2024. Para conseguir este objetivo, la Consellería tiene la intención de equiparar las bebidas energéticas a las bebidas alcohólicas, de igual modo, se pretende prohibir la publicidad de este tipo de bebidas dirigida a los menores, y no permitir que se distribuyan en tiendas y supermercados en la sección de refrescos.
Ahora, siguiendo el ejemplo de Galicia, algunas comunidades españolas plantean prohibir la venta de bebidas energéticas a los menores, véase como ejemplo Valencia, Cataluña, Navarra o Castilla y León, entre otras. La principal razón que se esgrime para introducir una normativa estricta es que las bebidas energéticas son perjudiciales para la salud de los menores por su contenido en cafeína, azúcar, taurina y otras sustancias estimulantes.
El caso es que en otros países reaccionaron hace ya algunos años prohibiendo las bebidas energéticas a menores de 18 años, Letonia, Lituania, Arabia Saudí, etc. A pesar de la gran cantidad de estudios que apuntan los riesgos del consumo excesivo de estas bebidas y especialmente en los menores, en varios países se ha planteado una prohibición pero no se ha materializado, en otros ni siquiera han tomado medidas.
Se pueden citar varios estudios sobre el tema, como el realizado por el David Grant USAF Medical Center y la Universidad del Pacífico de Estados Unidos, en el que concluía que el consumo de bebidas energéticas afecta al corazón y a la presión sanguínea, o el realizado por expertos de la Clínica Mayo de Minnesota (Estados Unidos), que llegaba a la conclusión de que las bebidas energéticas aumentan la presión arterial y el estrés, e incluso se han asociado a la salud mental en adolescentes, conclusión a la que llegaba un estudio coreano.
Si nos remontamos en el tiempo, podemos comprobar aquí que ya en el año 2008 varios investigadores estadounidenses manifestaban su preocupación por el consumo de bebidas energéticas, y consideraban que era necesaria una regulación que permitiera advertir a los consumidores sobre los riesgos asociados al abuso de este tipo de bebidas. Por tanto, en las regulaciones sobre bebidas energéticas que se podrían materializar en las comunidades españolas, sería interesante añadir información que advirtiera a los consumidores mayores de edad, ya que también pueden verse afectados por los problemas de salud antes citados. A esto habría que añadir que se debería elaborar una norma a nivel nacional, y más sabiendo que otras comunidades están interesadas en seguir el ejemplo de Galicia.
En este sentido y como se puede leer aquí, hay que decir que tanto el Ministerio de Sanidad como el Ministerio de Consumo, manifestaron estar a favor de restringir la venta y consumo de bebidas energéticas en los menores, pero no han hecho nada al respeto, quizá, por ello las comunidades autónomas han decidido llevar a cabo acciones por su cuenta, siendo la Xunta de Galicia la primera en llevar a cabo una acción que tiene como objetivo preservar la salud de los menores, ya que como hemos comentado, hay mucha documentación científica que señala los efectos perjudiciales por el abuso de este tipo de bebidas, y más si se consumen con alcohol.
Es fácil deducir que esta situación obligará a que los ministerios citados elaboren una reglamentación nacional sobre las bebidas energéticas, porque no tiene sentido que cada comunidad elabore una reglamentación con pequeñas diferencias y matices.
Foto 1 | Bad Soull
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