Se definen como aguas frescas a las bebidas que se elaboran con frutas, cereales o semillas, además de agua y azúcar para endulzar. Es una bebida tradicional mexicana, sin alcohol y que se consume bien fría, la finalidad es obvia, refrescarse con agua con un rico sabor, y suavizar el picante de los platillos mexicanos cuando se sirven con la comida.
En los comercios y establecimientos de hostelería y restauración, las aguas frescas se suelen encontrar en vitroleros o depósitos que pueden ser de plástico o de vidrio. Prepararlas en casa, como podéis imaginar es de lo más sencillo, sobre todo cuando se trata de agua de frutas, otras necesitan cocción, pero igualmente son fáciles de hacer.
Algunas de las aguas frescas más apreciadas son el agua de Jamaica, el agua de horchata, el agua de tamarindo, el agua de sandía y por supuesto, el agua de lima, pero hay muchas más. Pero antes de mencionarlas, ¿sabéis qué es el agua de horchata?, no tiene nada que ver con la horchata valenciana que como sabemos, se elabora a partir de la chufa.
El agua de horchata mexicana se elabora con arroz y canela, y hay otros tipos de horchata en otros países, como la de Cuba o Puerto Rico que se hace con semillas de sésamo o ajonjolí, o la de Ecuador que se prepara con flores y hierbas aromáticas. Sobre el agua de Jamaica, que seguramente muchos de vosotros habréis probado, es la que se elabora infusionando flores de hibisco.
Cualquier fruta, y añadiríamos hortalizas, pueden utilizarse para hacer aguas frescas, tanto las más dulces como las más ácidas. Las primeras necesitarán menos adición de azúcar en comparación con las frutas más ácidas, en cualquier caso el agua añadida también favorecerá que los sabores sean más suaves y en la degustación, más refrescantes para el paladar.
Lima o limón, piña, naranja, fresa, papaya, melón, mango, guanábana, mamey, pepino, pitahaya, semillas de chía, de alfalfa o de cebada, son algunas bases más para la elaboración de aguas frescas. No nos olvidemos del coco, también es muy común disfrutar del agua de coco, pero esta no es una elaboración, se considera un agua fresca natural.
Las aguas frescas que se sirven para acompañar las comidas tradicionales mexicanas suelen buscarse con un contraste dulce y ácido, por lo que las frutas elegidas para estas bebidas suelen ser las del grupo de frutas ácidas, es una de las que nos resultarán más familiares a todos, pues en nuestro país todos hemos disfrutado del agua con azúcar y limón.
Lo cierto es que las aguas frescas nos parecen una bebida de gran interés, siempre que se controle el azúcar que se incorpora, muy fácil de preparar y totalmente natural (hay que decir que también venden preparados a los que sólo hay que añadirles el agua, no creemos que merezcan la pena), ¿empezamos preparando el agua de sandía?, ¿o tenéis alguna propuesta interesante que compartir?
Foto | p200eric