La relación entre acuicultura y pescado forraje es muy estrecha, a medida que aumenta la producción de pescado en las piscifactorías, aumentan las capturas de pescado forraje. Como sabemos, este tipo de pescado está formado por aquellas especies que en teoría poseen un valor comercial mucho más reducido (decimos en teoría porque la falta de regulación y control provoca que se capturen especies de gran valor comercial) y se destinan a la elaboración de piensos para la alimentación animal o la alimentación de los pescados que se desarrollan en las piscifactorías.
Para poder producir 0,45 kilos de pescado de acuicultura, es necesario utilizar entre 1’36 y 2’27 kilos de pescado forraje, si a esto añadimos la elaboración de aceites y harinas de pescado que se destinan a otros usos, nos encontramos ante un nuevo peligro que se cierne sobre la biodiversidad de los mares.
Como sabemos, la acuicultura es la opción más acertada para garantizar el abastecimiento mundial de pescado, a esto hay que añadir que este tipo de pescado no presenta en su organismo los diferentes contaminantes presentes en los mares, o las enfermedades y parásitos como puede ser el anisakis. Por estas y otras razones la acuicultura se incrementa significativamente año tras año y por tanto se incrementa también la captura de pescado forraje. Uno de los problemas a los que se enfrenta esta floreciente industria, es precisamente la captura de las especies no comerciales para alimentar a los pescados de crianza.
Según una investigación de la Universidad de Stanford publicado en la revista científica PNAS (Proccedings of the National Academy of Sciences), la presión pesquera que se está ejerciendo sobre estas especies de pescado silvestre se incrementa significativamente y la cadena trófica sufre serias perturbaciones que alteran la sostenibilidad y productividad de otras especies marinas de gran valor comercial.
El ecosistema marino es un perfecto engranaje y cada especie juega un papel muy importante en él, este tipo de alteración destruye el equilibrio de la biodiversidad de los mares. Claro, también tendríamos que mencionar otros factores que inciden en este equilibrio, como puede ser la contaminación producida por el hombre, las nuevas enfermedades, las variaciones de la temperatura marina consecuencia del cambio climático… recordemos el post Los peces son muy vulnerables al cambio climático.
Es necesario intentar preservar el equilibrio y buscar alternativas de alimentación para los pescados producidos con la acuicultura. En sólo una década se ha triplicado la producción de pescado procedente de las piscifactorías y por supuesto la relación entre acuicultura y pescado forraje, llegando a incrementarse el consumo mundial de harina y aceite de pescado en un 50%, en este momento sería interesante leer el post Evaluación de la sobrepesca marina.
Con el propósito de preservar las especies marinas salvajes, se hace necesario encontrar nuevas fuentes de alimentación para los pescados de piscifactoría y en ello están inmersos algunos especialistas que llevan a cabo diversos estudios para utilizar otras alternativas alimentarias derivadas de la vida terrestre. También se plantea la posibilidad de producir especies de pescado vegetariano como puede ser la tilapia, una especie con cualidades especiales como por ejemplo la adaptación al cautiverio, su rápido crecimiento o la aceptación de una amplia gama de alimentos incluidas las especies vegetales terrestres.
Sin embargo, no sería suficiente con unas pocas variedades que presentaran este tipo de características, la demanda mundial exige un amplio abanico de variedades. Es obligado ampliar la investigación sobre la alimentación de los pescados de piscifactoría buscando alternativas que permitan reducir las capturas de pescado forraje. La acuicultura podría terminar convirtiéndose en un grave problema para la biodiversidad marina.
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