El término acidular no es exclusivo del mundo de la cocina, pero sí es una práctica muy habitual, igual de habitual que debería ser el uso de la palabra, tenemos tan rico vocabulario en nuestra lengua como en nuestra despensa de alimentos (la de nuestra tierra y nuestro mar), de ello siempre nos hacemos eco e igual que fomentamos su consumo, animamos al uso de las voces que dan descripciones concisas.
Acidular es algo básico en la cocina, algo tan simple como provocar que una sustancia sea más ácida, y para ello se suele recurrir al zumo de limón o al vinagre, elementos que como sabemos, son ácidos. Se dice también que se hacen más agrios o picantes, por ello, podemos encontrar en ocasiones que en lugar de acidular se dice agriar.
Puede ser necesario acidular una sustancia o una preparación por distintos motivos, no vamos a mencionar todos, pero sí poner algunos ejemplos, sin ir más lejos, cuando queremos evitar la oxidación de frutas o verduras que se pelan o se trocean, uno de los recursos más utilizados es acidular el agua y sumergir los alimentos en ella.
También podemos acidular una salsa, un guiso, una sopa… especialmente cuando se cocinan platos muy grasos, la acidez atenúa esa sensación en el paladar, lo refresca y hace más agradable la degustación.
Personalmente preferimos acidular con zumo de limón natural, en ocasiones con lima, además de conseguir el propósito, su sabor nos resulta mucho más agradable que el de vinagre. Y vosotros, ¿con qué preferís hacerlo?, ¿quizá para algunas cosas os gusta más utilizar el limón y para otras el vinagre?
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