El aceite de palma es un ingrediente económico que la industria alimentaria utiliza por sus propiedades al someterlo a cocción, capaz de mantenerse a altas temperaturas, por su textura y ausencia de olor, por su cremosidad, por su capacidad conservante logrando extender la vida útil de los alimentos, por su alto rendimiento, ya que se requiere la mitad de terreno de cultivo en comparación con otras variedades de grasas vegetales para producir la misma cantidad de aceite…
Sin embargo, no hay que olvidar que se trata de una fuente de ácidos grasos saturados que son muy perjudiciales para la salud. El aceite de palma está compuesto por más del 49% de estos ácidos grasos saturados, lo que incrementa significativamente el riesgo de que el colesterol malo aumente, así como el riesgo cardiovascular. Estos riesgos son mucho menores si se utilizan otras grasas vegetales, el aceite de oliva contiene un 14’4% de ácidos grasos saturados, y el aceite de colza un 6’6%, por ejemplo.
Lo cierto es que existen varias razones para no querer consumir aceite de palma, algunas las destacábamos aquí, pero los fabricantes están empeñados en seguir utilizando esta grasa y no dudan en utilizar y abusar de estrategias de marketing con la finalidad de desviar la atención de los consumidores. A esto hay que añadir que se puede ocultar en la lista de ingredientes bajo otros nombres, como ocurre con ingredientes como el azúcar. Actualmente se utilizan 590 nombres alternativos al aceite de palma, algo que lamentablemente desconocen la mayoría de los consumidores y de lo que se aprovechan algunas empresas de la industria alimentaria.
El aceite de palma enmascarado u oculto en los productos alimenticios es la razón por la que Foodwatch Francia ha decidido poner en marcha esta campaña para solicitar que se deje de esconder este ingrediente con estrategas de marketing o bajo otros nombres. Según la organización de consumidores, se utilizan mensajes como “receta tradicional”, “receta artesana”, etc., en numerosos productos, sabiendo perfectamente que no se debería emplear aceite de palma haciendo honor a estos mensajes, ya que los productos originales no contenían aceite de palma, véanse como ejemplos las galletas tradicionales suecas, un estofado de receta artesana y estilo rústico, etc.
El aceite de palma es la grasa vegetal más consumida en el mundo y su producción continúa en aumento, pero cada vez más consumidores no quieren comprar productos alimenticios que tengan aceite de palma. Según algunas encuestas realizadas en Francia, 7 de cada 10 consumidores rechazan el aceite de palma, pero es complicado poder evitarlo, tanto por la cantidad de productos que lo contienen (algunos inverosímiles) como por su enmascaramiento u ocultación.
Foodwatch Francia enumera cuatro razones principales para rechazar esta grasa vegetal, la primera son sus consecuencias para la salud, como ya hemos comentado, contiene más de un 49% de ácidos grasos saturados. A esto habría que añadir el riesgo de la ingesta de contaminantes químicos que se producen durante el procesado de los alimentos, concretamente el 3-monocloropropanediol, el 2-monocloropropanediol (2-MCPD) y los ésteres glicidil de ácidos grasos, sustancias que se forman durante el refinado de los aceites vegetales a una temperatura de 200º C. Algunos expertos, a través de diferentes investigaciones han concluido que el aceite de palma tiene efectos extremadamente positivos para la salud, sin embargo, la propia OMS (Organización Mundial de la Salud) ha denunciado que estos estudios están financiados por lobbies con intereses en el negocio del aceite de palma.
El segundo motivo son las consecuencias de la obtención del aceite de palma para el medio ambiente, pues provoca la destrucción de los bosques y ecosistemas ricos y con una gran biodiversidad. La deforestación ha sido la principal consecuencia negativa de la industria del aceite de palma, entre el año 2012 y el año 2015 se arrasaba cada 25 segundos una extensión de selva tropical equivalente a un campo de fútbol.
El tercer motivo son las consecuencias para las poblaciones locales y los derechos sociales, la expansión del cultivo ha generado a la población problemas relacionados con las tierras, muchos han sufrido el acaparamiento de tierras por parte de la industria y se han quedado sin su medio de vida. A esto hay que sumar las condiciones laborales en las que se produce el aceite, organizaciones como Amnistía Internacional ha documentado abusos sociales y contra los derechos humanos por parte de los productores, se habla de prácticas de trabajo esclavo y trabajo infantil, de discriminación de género, de peligros en la actividad laboral, etc. Recordemos que la esclavitud moderna es un problema serio que afecta a muchos países en vías de desarrollo.
El cuarto motivo es la certificación “aceite de palma sostenible”, recordemos que una de las certificaciones más conocidas es la CSPO (Certificado Aceite de Palma Sostenible) de la Mesa Redonda del Aceite de Palma Sostenible (RSPO). Según Foodwatch, las organizaciones ambientalistas y de derechos humanos consideran que esta certificación no es suficiente para garantizar que el aceite de palma respeta los derechos humanos y ambientales. Organizaciones como Amnistía Internacional comentan que no hay nada de sostenible en el aceite de palma producido con el trabajo infantil y el trabajo esclavo, y organizaciones como Greenpeace aseguran que el Certificado Aceite de Palma Sostenible no garantiza la ausencia de deforestación.
Para algunas organizaciones ambientalistas, la Mesa Redonda del Aceite de Palma Sostenible ha fracasado a la hora de proteger la biodiversidad o los derechos humanos, al margen de que el aceite de palma sea o no sostenible, muchos consumidores dicen no a este ingrediente, sea por alguna de las razones comentadas o por otras. Quizá, una alternativa sea tener en cuenta certificaciones como Palm oil free (‘Libre de aceite de palma’), iniciativa del programa internacional de certificación POFCAP creada por un grupo de personas con experiencia en la puesta en marcha de campañas, para abordar problemas ambientales relacionados con la producción de la grasa de palma.
En la campaña de Foodwatch, además de firmar la petición comentada que recibirán grandes compañías como Unilever, Mondelez, Nestlé o Lindt entre otras, los consumidores pueden subir la fotografía de un producto alimenticio y comentar por qué creen que se intenta engañar al consumidor, destacando si el aceite de palma aparece oculto o enmascarado, si los mensajes de marketing son engañosos, etc. Podéis conocer más detalles de la iniciativa a través de la página oficial de la organización de consumidores.