Aceite de oliva virgen extra ¿si es barato es sinónimo de mala calidad?, esa es una de las preguntas que los consumidores pueden plantearse a raíz del fraude en el aceite de oliva virgen extra de España detectado por la Junta de Andalucía. Van a pagar justos por pecadores ya que algunas empresas honestas comercializan sus productos limitando el margen de beneficios para ser más competitivas. FACUA Andalucía denuncia que el proceder de la Junta de Andalucía no ha sido el más acertado, especialmente al no dar a conocer qué marcas han incurrido en el fraude como fórmula para evitar que quien obra con honestidad y ofrece precios reducidos, no se sienta perjudicado.
Hay que destacar que el fraude no tiene por qué ser campo exclusivo de los aceites de oliva baratos, las empresas que comercializan el aceite a mayor precio también pueden estar defraudando a los consumidores. La Junta de Andalucía se ha centrado únicamente en los aceites baratos, el portavoz de FACUA lamenta que la inspección se haya centrado en el análisis de aceites con precios más asequibles, no se han revelado las marcas porque se dice que el análisis del resto de muestras todavía no ha concluido, pero no es una razón de peso. Es lógico que un aceite pendiente de revisión no se dé a conocer, pero en los que ya se ha realizado el análisis, dar a conocer las marcas fraudulentas es prioritario y podríamos decir que una obligación moral con el consumidor y con las empresas que trabajan con honestidad, mientras, se instaura la relación Aceite de oliva virgen extra barato sinónimo de mala calidad.
Las consecuencias son lógicas, todos los aceites más económicos están bajo sospecha, no en cambio los que son de mayor precio, esto es algo que beneficia además a las marcas más caras que pueden ver incrementadas sus ventas. FACUA critica los métodos de la Consejería de Salud, una inspección no debe estar sujeta únicamente a las marcas de aceite de oliva virgen extra económicas (9 de cada 10 inspeccionadas), también se deben realizar análisis de los aceites más caros. Un punto interesante a destacar, algunos aceites son más caros y no tiene que ser forzosamente por la calidad, marca, gastos de marketing y campañas promocionales, envases de diseño, y otras razones pueden encarecer un producto de similares características a las de un aceite que carezca de los condicionantes nombrados.
El caso es que se está perjudicando seriamente al sector que comercializa aceite más económico y de seguir con el absoluto secreto, el perjuicio puede ser irreparable. Como dice FACUA, “Que un producto tenga un precio bajo no lo hace sospechoso de fraude, como tampoco un precio alto implica necesariamente mayor calidad”. Además de dar a conocer el nombre de las empresas que han cometido el fraude, se deberían realizar análisis exhaustivos en los aceites de oliva de precio más elevado, recordemos que en algunos casos como el fraude del aceite de oliva en Estados Unidos y el fraude del aceite de oliva en Uruguay, aparecen importantes marcas españolas cuyo aceite es mucho más caro.
Por otro lado, hay que tener en cuenta los márgenes que aplican las cadenas de distribución, algunos aceites pueden ser más caros dependiendo de la tienda o centro comercial en el que se adquieran. Barato no es sinónimo de mala calidad y fraude, y caro no es sinónimo de buena calidad y honestidad. A través de la web de Facua Andalucía, podrás conocer más detalles sobre la denuncia realizada.
Foto | Hydon
3 comentarios
Deberian tener un ente estatal que regule y garantice la calidad del aceite de oliva extravirgen en los paises productores..al igual que las empresas o marcas registradas autorizadas por este mismo ente mediante una etiqueta o sello por ellos establecido..Gracias.
Mi esposa y yo somos de la provincia de Jaén, aunque vivimos en otro sitio. Para evitar estos problemas y también para no comprar aceite que puede llevar meses envasado y almacenado en malas condiciones, lo que hacemos es comprar el aceite directamente a las cooperativas:
El aceite de aceitunas verdes nos lo compra mi suegro en una almazara que él conoce. El aceite sin filtrar lo compramos en la cooperativa de mi suegro, otros aceites más frutados los compramos a otra cooperativa que conocemos (junto con varios amigos). Así el dinero se lo llevan los productores y disponemos de garantía.
Por cierto, que esto también puede aplicarse al café (lo compramos en un tostadero de nuestra ciudad), etc. A veces hay que hacer un esfuerzo al principio para encontrar fuentes de alimentos fiables y recompensar al productor en lugar de a los intermediarios, pero siempre acaba compensando.
Muy buen artículo, y muy buen llamado de atención.
Es muy triste que no se castigue integralmente a las empresas fraudulentas. Se aplican unas multas ridículas (en comparación con lo que tal vez lleven recaudado de más) y no se deja al consumidor la opción de premiar a quien hace las cosas bien y de castigar en el mercado a quien le roba.
Y ni hablar de la discriminación o los prejuicios que dejan afuera de estos controles a los grandes productores. Es simplemente vergonzoso. Pensé que esa clase de disparates sólo se daban en estos «países bananeros».