Parece ser que desde hace tiempo, en Italia está permitido que las pescaderías comercialicen moluscos y cefalópodos, sean frescos o congelados, previamente lavados con una mezcla de agua y peróxido de hidrógeno (agua oxigenada). Este compuesto químico tiene muchos usos industriales, en el sector de la industria alimentaria se utiliza para blanquear huesos, carne de pollo, quesos, etc. Gracias a su uso en los mariscos o en los cefalópodos, se les proporciona una apariencia de ser frescos y recién capturados, y claro, esta práctica se puede considerar un engaño al consumidor.
En algunos países de la Unión Europea este agente está autorizado para diversos usos en el sector de la alimentación, como la descontaminación de agua para consumo humano o como coadyuvante tecnológico en tripas, pero no es una sustancia autorizada para el uso en determinados productos alimenticios como los productos marinos. La prohibición tiene su base en evitar que se abuse de esta sustancia para blanquear y mejora el aspecto de marisco y cefalópodos como el pulpo, los calamares, etc., pero es una práctica que los consumidores no pueden detectar al comprar. Hace unos años se propuso en la UE ampliar el uso de este agente blanquante en cefalópodos por su efecto bacteriostático, pero la propuesta no prosperó.
El Ministerio de Sanidad italiano autoriza el uso del peróxido de hidrógeno como coadyuvante en mariscos y cefalópodos para comercializar en fresco o descongelado, así se indica en la circular Nº 0003649, en la que se explica que no se ha encontrado ningún riesgo para la salud por el uso de esta sustancia, indicando que también se utiliza en España para que los productos marinos indicados tengan una apariencia más estética y agradable. Desde Bruselas se ha recordado que esta práctica está prohibida en la Unión Europea, recordando que el peróxido de hidrógeno no figura en la lista de aditivos alimentarios autorizados en el anexo II del Reglamento Nº 1333/2008, modificado posteriormente en el año 2011 y que podéis leer aquí.
De acuerdo que su uso no parece suponer un peligro para la salud, pero es ideal para engañar a los consumidores pudiéndoles vender el producto como muy fresco y prácticamente recién pescado, cuando en realidad llevaría varios días almacenado. Merece la pena recordar este post en el que hablábamos de una investigación realizada por el periódico Sunday Mirror sobre la calidad del pescado fresco de algunos supermercados. En esta investigación se ponía al descubierto que algunas variedades de pescado comercializado como fresco, se habían pescado hacía dos semanas.
Para la Unión Europea, a los consumidores italianos se les engaña cuando compran mariscos y cefalópodos, ya que no pueden identificar la frescura de los productos marinos al no poder distinguir entre los que han sido tratados con peróxido de hidrógeno y los que son frescos de verdad. Desde la UE se recuerda que los Estados miembros tienen la responsabilidad y la obligación de hacer cumplir de forma efectiva la legislación de la UE relativa a la cadena alimentaria, y esto incluye las reglas sobre el uso de aditivos alimentarios.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, el fraude del pescado está a la orden del día y llega incluso a los comedores oficiales de la Unión Europea, algo que podíamos saber gracias a esta investigación realizada por Oceana. Claro, que en este caso y según la legislación italiana, no se trata de un fraude, puesto que allí está permitido, pero sin duda, esto facilita que se engañe a los consumidores. Según leemos aquí, la europarlamentaria y vicepresidenta de la Comisión de Pesca, Renata Briano, apunta que en la UE existe la libre circulación de mercancías, y por razones de equidad y transparencia ha solicitado que se aplique la reglamentación en Italia, España y otros Estados miembros para evitar que lleguen a cualquier país comunitario productos marinos tratados con peróxido de hidrógeno.
Foto | Boca Dorada