En el año 2013 y en virtud de las reformas de la política pesquera de la UE, se estableció que de forma gradual, se irían reduciendo las cuotas pesqueras muy elevadas que se habían mantenido como norma durante décadas y que han sido y son la causa de que la población de diferentes especies de peces esté en riesgo. Recordemos, por ejemplo, que en mares como el Mar Mediterráneo la sobrepesca ha provocado que se corra el riesgo de que los recursos marinos no se puedan recuperar, advertencia que realizaba el Centro Común de Investigación de la Unión Europea.
Pues bien, se puede deducir que a la Unión Europea le importa poco la sobrepesca y la sostenibilidad, ya que se van a seguir sobreexplotando diferentes especies de peces de valor comercial, superando los límites que aconsejaban expertos e investigadores. Se renueva la presión insostenible en especies como el bacalao, el arenque, el abadejo o el lenguado, entre otras. En algunos casos la cuota pesquera se ha incrementado respecto a la establecida el año pasado, desoyendo totalmente el consejo de que era necesario reducirla.
Para expertos como Andrew Clayton de la organización sin ánimo de lucro Pew Charitable Trusts, que trabaja para resolver los problemas de hoy en día en base a la ciencia y los hechos, los límites acordados por los ministros de la UE sugieren que los avances para terminar con la sobrepesca se han estancado, e incluso se han revertido. Hay que tener en cuenta que en la hoja de ruta marcada en 2013, se determinó que el año 2020 era la fecha tope para acabar con esas cuotas pesqueras excesivas y reducir la presión en la población de especies marinas. Pero parece que los intereses económicos pesan demasiado y que algunas especies se encuentren en niveles críticos importa poco.
Merece la pena retomar la lectura de este post en el que hablábamos del informe ‘Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura 2018’, según el texto, lo más preocupante que destacaba la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) de este informe era el nivel de sobreexplotación y el número de especies marinas que se encontraban amenazadas. A esto hay que añadir los informes de otras organizaciones, advirtiendo del grave peligro que corren los ecosistemas marinos si no se evita la sobreexplotación, pero parece evidente que los ministros comunitarios no están por la labor.
La demanda de productos pesqueros por los consumidores de la UE juega un papel importante en la sobrepesca, merece la pena destacar el informe que presento Oceana en 2017, en el que se concluía que en el caso de los españoles, la mala gestión de la pesca en Europa era un tema desconocido. Según los resultados, ocho de cada diez encuestados no sabían que la mayoría de especies pesqueras estaban sufriendo sobrepesca, y es fácil deducir que algo parecido ocurre con el resto de consumidores de los distintos países comunitarios. Si todo el mundo conociera a esas especies en riesgo y evitaran adquirirlas, es probable que las cuotas pesqueras se redujeran. Como ya comentamos en su momento, es necesaria la implicación de los consumidores para salvaguardar los recursos pesqueros, pero el desconocimiento es un factor que juega en contra de la conservación de las especies pesqueras.
Citando algunos ejemplos, en Reino Unido el eglefino es un pescado muy popular y sufre la sobrepesca, su cuota de capturas en el Mar del Norte ha aumentado un 23%, y lo mismo ha ocurrido con el lenguado, cuya cuota se ha incrementado en un 18%. Parece ser que existe un conflicto a la hora de repartir las cuotas pesqueras comunitarias entre los estados miembros, algunos países como el Reino Unido consideran que su cuota es muy pequeña, teniendo en cuenta que se trata de capturas de bacalao en sus propias aguas. Claro, que promete reconsiderar las cuotas tras la salida de la UE, estableciendo sus propias políticas para garantizar que las capturas sean sostenibles. Si de verdad le importa la sostenibilidad, no esperaría al Brexit, hay que desconfiar de las promesas de los políticos porque en la mayoría de ocasiones se incumplen.
La realidad es que los ministros del Consejo de Agricultura y Pesca de la UE no han logrado cumplir sus propios objetivos y plazos en relación a la pesca sostenible, algo que guarda relación con la presión que han recibido de sus flotas nacionales. Parece que estas empresas pesqueras creen que los recursos son ilimitados, que no se producirá un colapso y punto de no retorno en la recuperación de algunas especies, no parecen estar por la labor de preservar las especies, así como la actividad pesquera. Es más, parece que son las empresas pesqueras las que dictan qué políticas se deben establecer en la UE, por eso no es extraño que se hable de retroceso en cuanto a sostenibilidad de las especies de peces se refiere.
Según comentan aquí, los ministros han ignorado los informes científicos y se ha variado poco en el patrón de pesca establecido durante años. Se habla de que han violado la ley al permitir que se mantenga la sobrepesca más allá de la fecha límite (2020), lo que supone una traición a los ciudadanos europeos y rompe su confianza, así lo cree Andrea Ripol de Seas At Risk, organización ambientalista que promueve políticas ambiciosas para la protección marina a nivel europeo e internacional. Sin embargo, merece la pena destacar que antes hemos hablado de un informe en el que se concluye que los ciudadanos europeos son mayoritariamente desconocedores de las especies que están en riesgo, por lo que no les defraudará mucho lo ocurrido, lo desconocerán o simplemente lo ignorarán.
El consejo ministros de la UE obvia las recomendaciones científicas y parece demostrar una enorme ignorancia de la crisis climática y la biodiversidad global, decimos parece porque seguramente son conscientes de la situación, pero pesa más la presión que ejercen las compañías pesqueras y los intereses económicos que la conservación de las especies y el medio ambiente en general. Es necesario que las organizaciones que son conscientes del problema pongan en marcha campañas agresivas en toda la UE dando a conocer las especies en riesgo e invitando a los consumidores a no adquirirlas, quizá, como ya hemos comentado, la presión ciudadana podría inclinar la balanza hacia la preservación de un recurso tan importante como son las especies marinas con las que nos abastecemos.
¿De qué sirve luchar contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), si legalmente se están sobreexplotando las especies marinas?