En los últimos años, diversos estudios han señalado los riesgos asociados al consumo de bebidas azucaradas, especialmente en lo que respecta a la salud cardiovascular. Una investigación reciente publicada en la revista científica Frontiers in Public Health ha añadido nuevas perspectivas sobre cómo estas bebidas influyen en enfermedades como el accidente cerebrovascular isquémico, la insuficiencia cardíaca y la fibrilación auricular.
Los descubrimientos refuerzan la idea de que las bebidas azucaradas son más perjudiciales para la salud que otros alimentos con azúcares añadidos. Estos resultados coinciden con los obtenidos en investigaciones previas que han analizado los efectos de los azúcares líquidos frente a los sólidos. Pero los expertos también han descubierto que la relación entre los azúcares añadidos y el riesgo cardiovascular es más compleja de lo que se creía anteriormente. No sólo se basa en la cantidad de azúcar consumida, también en la fuente de azúcar y su contexto.
El estudio, realizado por expertos de la Universidad de Lund (Suecia), recopiló datos de 69.705 participantes entre 1997 y 2009, evaluando cómo el consumo de azúcar afectaba a siete tipos de enfermedades cardiovasculares. De manera consistente con investigaciones anteriores, los expertos comprobaron que las bebidas azucaradas incrementaban significativamente el riesgo de patologías como los aneurismas aórticos y los accidentes cerebrovasculares.
Esto podría explicarse por la facilidad con la que los azúcares líquidos son absorbidos, generando picos de glucosa que alteran el metabolismo y fomentan la acumulación de grasas. A esto hay que añadir que las bebidas no generan la misma sensación de saciedad que los alimentos sólidos, lo que favorece que se realice un consumo excesivo. Cabe destacar que tras finalizar el estudio, un total de 25.739 participantes habían sido diagnosticados con una enfermedad cardiovascular.
La mayoría de los estudios relacionados con la ingesta de azúcar se han centrado en el consumo de bebidas azucaradas. Por ello, los expertos decidieron analizar con más detalle los diferentes tipos de consumo de azúcar y cómo afectan al riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Se analizaron tres clases de consumo de azúcar: las bebidas endulzadas (refrescos y bebidas de frutas, pero no jugos de frutas), las coberturas (miel, azúcar de mesa, mermeladas y confituras) y los productos de panadería, lácteos y confitería (pasteles, helados, dulces y chocolates). Paralelamente se estudiaron siete enfermedades cardiovasculares, incluyendo dos tipos de accidente cerebrovascular, ataques cardíacos, insuficiencia cardíaca, aneurismas aórticos, fibrilación auricular y estenosis aórtica.
Los resultados indicaron que el consumo de bebidas azucaradas era más perjudicial para la salud que cualquier otra forma de azúcar, y es que abusar de estas bebidas incrementaba de forma significativa el riesgo de accidente cerebrovascular isquémico, insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular y aneurisma aórtico abdominal. Los investigadores señalaron, como ya hemos comentado, que estas bebidas proporcionan menos saciedad que las formas sólidas de azúcar, lo que se traduce en una mayor ingesta.
De manera sorprendente, el estudio encontró que consumir dulces sólidos de vez en cuando, como chocolates o pasteles, podría ser mejor para la salud que evitar el azúcar por completo. Estos resultados podrían estar relacionados con hábitos culturales como el fika, una tradición sueca que consiste en reunirse para disfrutar de un café con algo dulce. Además, los resultados sugieren que seguir dietas muy estrictas no siempre es lo más saludable, los extremos suelen ser perjudiciales.
En otras palabras, no todos los tipos de azúcar añadido tienen el mismo impacto en el corazón, el efecto depende de cómo se consuma, ya sea en bebidas o alimentos. Las bebidas azucaradas parecen ser especialmente perjudiciales, mientras que evitar completamente los dulces puede no ser siempre la mejor estrategia para la salud. Esto subraya la importancia de un enfoque equilibrado en la dieta que limite el consumo de azúcar, pero sin eliminarlo completamente.
Las bebidas azucaradas y su impacto global
En 2019, un estudio de la Universidad de Auckland concluyó que el azúcar en forma líquida como la que contienen los refrescos y los jugos industriales, tiene un mayor riesgo metabólico que el azúcar sólido. Esta revisión de más de 200 estudios encontró que los azúcares líquidos se metabolizan más rápidamente, afectando negativamente los niveles de energía celular y contribuyendo al desarrollo de resistencia a la insulina y enfermedades metabólicas. Además, las investigaciones destacaron que las bebidas azucaradas suelen estar vinculadas a un aumento del consumo calórico total debido a su baja capacidad para saciar.
Entre las enfermedades relacionadas con el abuso de bebidas azucaradas se encuentran las cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y el hígado graso no alcohólico. Esta última enfermedad se asocia especialmente con el consumo abusivo de fructosa, presente en jarabes de maíz y la sacarosa, ingredientes habituales en refrescos y bebidas con azúcares añadidos.
En 2016, este estudio de la Escuela Friedman de la Universidad de Tufts relacionó el consumo de bebidas azucaradas con 184.000 muertes anuales a nivel mundial, causadas por enfermedades como la diabetes, problemas cardíacos y obesidad. A raíz de estos hallazgos, muchos países han intensificado los esfuerzos para reducir el consumo de bebidas azucaradas. México, por ejemplo, implementó un impuesto a los refrescos, logrando cierto impacto en su consumo. Sin embargo, el problema persiste en regiones donde las tasas de obesidad y diabetes continúan aumentando.
Por otro lado, en países como Estados Unidos, el consumo de refrescos ha disminuido un 25% desde la década de 1990, en gran parte gracias a campañas educativas y a la preferencia por alternativas como el agua embotellada. Sin embargo, el aumento de la popularidad de bebidas deportivas y energéticas ha contrarrestado parte de estos avances.
La evidencia científica indica que modificar la composición de las bebidas azucaradas, reduciendo su contenido de azúcar o eliminándolo por completo, podría ser una de las formas más efectivas para reducir los riesgos que estas bebidas representan para la salud. Algunas compañías de refrescos han intentado adaptarse a esta recomendación ofreciendo productos con menos azúcar o incluso versiones sin calorías. Sin embargo, aunque estas alternativas están disponibles en el mercado, su impacto ha sido limitado, ya que las preocupaciones de salud pública siguen apuntando al consumo excesivo de bebidas azucaradas como un problema grave que requiere soluciones más amplias y efectivas.
En definitiva, las distintas enfermedades cardiovasculares se ven afectadas de forma diferente por el aumento de la ingesta de azúcar, probablemente porque el consumo adicional afecta de manera específica al perfil de riesgo individual de cada persona. Reducir el consumo de bebidas azucaradas, fomentar alternativas saludables y mantener una dieta equilibrada son pasos esenciales para combatir la creciente carga de enfermedades relacionadas con el azúcar líquido. Podéis conocer todos los detalles de este estudio de la Universidad de Lund a través de este artículo de la revista científica Frontiers.
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