¿Se puede comer soja texturizada sin hidratar, sin cocinar o cruda?

Es común preguntarse si la soja texturizada se puede consumir directamente, sin rehidratar ni cocinar. En internet, muchas respuestas sugieren que es posible hacerlo, e incluso hay quien dice que la consumen como si fuera un snack crujiente o la añaden a mezclas como muesli o granola. Sin embargo, aunque no es un alimento «crudo» en el sentido estricto, comer soja texturizada sin hidratar ni cocinar presenta ciertos riesgos que deben considerarse.

Cómo preparar la soja texturizada

Quizá os habéis preguntado alguna vez si la proteína soja texturizada se puede comer sin hidratar, es una duda que tienen muchas personas y también hemos podido comprobar que está ampliamente respondido en internet. Pero ya sabéis que en esta ventana al infinito de la información podemos encontrar tanto información veraz como errónea.

En cuanto a si se puede comer soja texturizada sin hidratar, sin cocinar o en crudo (aunque no llega a ser un alimento crudo), la mayoría de respuestas que se encuentran en la red es que sí, que se puede comer e incluso afirman que hay quien la toma como si fueran cereales de desayuno, que la añaden al muesli o la granola, y también quien la consume como un snack crujiente y ‘saludable’.

Pero, ¿realmente se puede comer soja texturizada sin hidratarla y cocinarla? Pues la respuesta sigue siendo que sí, pero con matices, como se suele decir, puesto que el hecho de que no sea un alimento tóxico, no quiere decir que sea inocuo. Y es que comer soja texturizada cruda, sin cocinar o sin hidratar puede provocar molestias digestivas. Además, no tiene un sabor agradecido y su textura puede ser excesivamente dura, dependiendo del fabricante y de la granulometría.

En el post ‘Cómo preparar la soja texturizada en 10 minutos’ os explicamos lo sencillo que es el proceso, además de rápido. Y es para lo que se ha diseñado este alimento, para ser rehidratado y cocinado con otros ingredientes que le aporten sabor. Claro, que entonces pierde la textura crujiente, y hay personas que, aunque no disfrutan del sabor de la soja texturizada, si disfrutan de su textura. Para ellas, tendremos muy pronto una receta para conseguir una soja más digestiva, nutritiva y crujiente.

Proteína de soja

¿Qué pasa si se consume soja texturizada cruda?

Su forma deshidratada, su composición y ciertos antinutrientes de esta leguminosa pueden conducir a que su consumo provoque malestar digestivo por los siguientes motivos:

Dificultad para digerir alimentos deshidratados: La soja texturizada cruda está altamente deshidratada. Al comerla direcetamente, el cuerpo necesita extraer agua de otros tejidos para ayudar a su digestión. Esto puede generar molestias como hinchazón o malestar digestivo. Además, la dureza de la soja texturizada seca puede dificultar su masticación, lo que podría llevar a que trozos grandes lleguen al estómago, complicando el proceso digestivo.

Hinchazón y gases: La soja texturizada contiene oligosacáridos, compuestos que no se digieren bien en el intestino delgado y que son fermentados por bacterias en el intestino grueso, lo que puede generar gases e hinchazón abdominal. En su forma deshidratada, esta fermentación podría ser más intensa debido a una digestión menos eficaz.

Presencia de antinutrientes: Aunque la soja texturizada ha pasado por un proceso de extrusión, aún puede contener antinutrientes como las lectinas, el ácido fítico y los inhibidores de proteasas, entre otros. Las lectinas, al unirse a las paredes intestinales pueden interferir en la absorción de nutrientes como el calcio, el hierro, el potasio, el magnesio y el zinc. El ácido fítico forma complejos con los minerales, por lo que reduce su biodisponibilidad, es decir, capacidad para ser absorbidos por el organismo. Y los inhibidores de proteasas afectan a las enzimas digestivas como la tripsina, necesaria para la descomposición de proteínas.

Qué ocurre durante el proceso de extrusión de la soja

La soja texturizada se obtiene mediante un proceso de extrusión que consiste en someter la harina de soja a altas temperaturas (entre 110°C y 200°C) y a presión durante un tiempo que puede ir de los 20 segundos a los dos minutos. Este proceso mejora la textura y reduce la cantidad de algunos antinutrientes, pero no los elimina por completo. A 110°C durante 2 minutos, se puede reducir entre un 60-80% de los inhibidores de proteasas y más del 70% de las lectinas.

Pero otros antinutrientes como el ácido fítico y los oligosacáridos son más resistentes y sólo se reducen parcialmente (entre un 20-40%). Para eliminarlos completamente, se necesitarían temperaturas más altas o procesos adicionales, como fermentación o remojo.

Soja texturizada

¿Consumo de alimentos deshidratados y riesgo de deshidratación?

El consumo de alimentos deshidratados, como la soja texturizada cruda, puede contribuir de manera indirecta a la deshidratación, especialmente si no se acompaña de suficiente agua. Estos alimentos, al absorber agua en el sistema digestivo, pueden ralentizar la digestión y reducir la cantidad de agua disponible para otras funciones del organismo. Aunque es poco probable que cause una deshidratación importante, podría provocar síntomas leves como boca seca, fatiga o reducción en la cantidad de orina si no se acompaña con una ingesta adecuada de líquidos.

Pues ya lo sabéis, aunque se puede comer la soja texturizada sin hidratar ni cocinar porque no resulta un alimento tóxico, hacerlo habitualmente puede causar molestias digestivas debido a su dureza, su contenido en antinutrientes y su capacidad para absorber agua en el tracto digestivo. Para disfrutarla de manera más segura y saludable, es recomendable rehidratarla y acompañarla de líquidos suficientes o prepararla de forma que mantenga su textura crujiente sin comprometer su digestibilidad.

Cómo disfrutar de la soja texturizada, de su sabor, de su textura y de sus nutrientes

Hay mil y una recetas en las que la soja texturizada se convierte en una delicia gustativa y nutricional. Además, si se quiere disfrutar de la textura crujiente, existe una alternativa más saludable, consiste en rehidratarla primero y después tostarla ligeramente para que quede crujiente por fuera y más tierna por dentro, además, es súper fácil mejorar así su sabor con líquidos específicos, con especias, con aceites aromáticos…

Crédito imágenes 2/3 | Depositphotos

Gastronomía y Cia - Mar Gavilán y Javier Muniesa

Mar Gavilán y Javier Muniesa

En 2005, fundamos el primer blog gastronómico colaborativo en España, que rápidamente se convirtió en un referente en el ámbito gastronómico. En 2008, dimos un paso adelante y creamos Gastronomía & Cía de manera independiente. Para nosotros, ha sido un sueño hecho realidad combinar nuestras pasiones por la gastronomía, la creatividad y la divulgación. Ahora nuestro objetivo es inspirar, informar, deleitar y conectar con todos los entusiastas de la cocina.

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