A finales del mes de mayo se anunció en Francia la puesta en marcha de Origin’Info, una nueva etiqueta que informa del origen de los ingredientes de los productos alimenticios. Esta es la respuesta del gobierno francés a la creciente demanda de los consumidores para saber más sobre los alimentos que compran y consumen, aunque no es una respuesta efectiva según la normativa.
En febrero se anunciaba en el país galo que se estaba trabajando en un etiquetado que mostrara el origen geográfico de los ingredientes, tras las reuniones oportunas con distribuidores, fabricantes y asociaciones de consumidores, se llegó a un acuerdo y se anunció la creación del etiquetado Origin’Info y su implementación de forma progresiva a partir de este verano.
Existen varias razones para que los consumidores soliciten más transparencia en el etiquetado de los alimentos, la preocupación por la calidad sanitaria de los ingredientes, el deseo de apoyar la producción local y nacional, y el impacto ambiental y socioeconómico de la agricultura y los alimentos, por ejemplo. Pero, a pesar de que se trata de una gran iniciativa, las empresas no tienen obligación de proporcionar información sobre el país o países de origen de los productos agrícolas en los productos alimenticios procesados.
La organización de consumidores Foodwatch Francia explica que a pesar de los buenos deseos y palabras de los fabricantes y distribuidores, existen obstáculos que hacen que la iniciativa no tenga el peso deseado. El primer obstáculo de peso destacado es que se trata de un etiquetado no obligatorio, y cuando la transparencia no beneficia, la industria agroalimentaria no se esfuerza en mostrarla. Es evidente que para que una medida de este tipo sea eficaz, se debe incluir la obligatoriedad y que aparezca en todos los productos alimenticios.
Según este estudio de la organización de consumidores UFC-Que Choisir, hasta un 47% de los productos alimenticios procesados que se pueden encontrar en el supermercado, no proporcionan información sobre el origen de los ingredientes y un 22% proporciona un origen genérico con declaraciones vagas. Esta organización explica que el carácter voluntario se traduce hasta en un 84% de opacidad sobre el origen de los ingredientes, ya que se determinan a criterio de las marcas.
Foodwatch Francia comenta que la transparencia u opacidad del etiquetado no se debe a razones técnicas que puedan estar relacionadas con el embalaje del producto, como la falta de espacio, e introducir una norma que tenga carácter voluntario no facilitará la promoción de la transparencia, ya que no se alienta a las empresas que utilizan ingredientes de todo el mundo a modificar sus prácticas y ser más transparentes.
La normativa para la transparencia sobre el origen de los ingredientes permite, o bien proporcionar la información directamente en los envases de los productos, o mediante un código QR que permite el acceso a un sitio web con la información oportuna, algo que eliminaría el argumento del problema de espacio en la etiqueta del producto alimentario. De todos modos, no hay nada como la información inmediatamente visible y accesible, ya que no son muchos los consumidores que disponen de tiempo, por lo que la información a través de un código QR no sería compatible con esta falta de tiempo. A esto sumamos que una parte de la población no tiene un teléfono inteligente o no es capaz de escanear un código QR, o que la red de muchos puntos de venta no permite un acceso óptimo a internet para consultar información, entre otras cosas.
Otra cuestión que apunta Foodwatch Francia sobre el etiquetado Origin’Info es que no proporciona información precisa, ya que la disposición actual es informar sobre el origen de tres ingredientes primarios, algo que puede resultar insuficiente teniendo en cuenta los múltiples orígenes que pueden tener los ingredientes de los productos alimenticios procesados. La organización de consumidores considera que es necesario que se detalle el origen de todos los ingredientes independientemente de su importancia o porcentaje en un producto alimenticio.
Además de incluir la obligación, aquí leemos que se debería plantear que la etiqueta Origin’Info se llevara a la Unión Europea para que se implemente a nivel comunitario. Lo cierto es que es bastante complicado, hay muchos intereses por medio y además, los lobbies de la industria alimentaria tienen mucho peso en las decisiones que adopta la UE. En realidad, el consumidor debería estar en el centro de la política alimentaria de la Unión Europea, dejando a la industria alimentaria y sus intereses en un segundo plano, pero es al revés.
Foto 2 | JDF