Hasta hace apenas un par de años no existía un término estándar ampliamente reconocido como «dieta de la inmunidad«, pero se reconoce que una dieta saludable y equilibrada desempeña un papel crucial en el refuerzo del sistema inmunológico, sistema que, como ya hemos comentado en otras ocasiones, es complejo y está influenciado por una variedad de factores, incluyendo la genética, el estilo de vida y la nutrición.
El caso es que el término «dieta de la inmunidad» ha ganado popularidad, algo acorde al creciente interés por la salud y el bienestar por los consumidores, que son cada vez más conscientes del papel que desempeña la alimentación como apoyo del sistema inmunológico, la salud y el bienestar en general. Según la doctora Morgaine Gaye, futuróloga alimentaria cuya labor es, entre otras cuestiones, comprender las tendencias de la industria, ayudar a las empresas a prepararse para el futuro de los alimentos, mediante previsiones y estrategias de implementación, la dieta de la inmunidad se postula como una de las principales tendencias dietéticas para el año 2024.
La dieta de la inmunidad es un enfoque alimentario centrado especialmente en alimentos que favorecen al sistema inmunológico, basándose en la evidencia científica que demuestra que una dieta saludable puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico y proteger, o al menos prevenir, determinadas enfermedades. Esta dieta se centra en alimentos ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes, y concretamente con nutrientes específicos que se han asociado con la función inmunológica, a continuación podéis ver los grupos de alimentos que se destacan en esta dieta:
Frutas y verduras por ser alimentos ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes, que son elementos esenciales para una correcta función inmunológica, destacando en especial el ajo, el brócoli, las verduras de hoja verde, las frutas cítricas como las naranjas, etc.
Pescados grasos como el atún, el salmón y la caballa, ya que se trata de excelentes fuentes de ácidos grasos omega-3, que muchos estudios han señalado como importantes para la salud inmunológica. Recordemos que los ácidos grasos omega-3 contribuyen a reducir la inflamación, proceso que puede debilitar el sistema inmunológico.
Legumbres como las lentejas, las judías o los garbanzos, son fuente de proteínas, fibra y hierro, las proteínas son esenciales para una buena función inmunológica ya que favorecen la formación de anticuerpos, el contenido en fibra ayuda a mantener un sistema digestivo saludable, y el hierro contribuye en el transporte del oxígeno a las células, también es importante para la función inmunológica.
Nueces, almendras, semillas de chía o semillas de lino, son una gran fuente de grasas saludables, fibra, proteínas y vitaminas. Las grasas saludables ayudan a reducir la inflamación, la fibra ayuda a mantener un sistema digestivo saludable, las proteínas, como ya hemos comentado, son esenciales para la función inmunológica. La dieta de la inmunidad también recomienda limitar el consumo de alimentos procesados, alimentos con azúcares añadidos y con exceso de grasas.
No hay ningún alimento o nutriente en exclusiva que pueda proporcionar inmunidad completa, por lo que la clave es mantener una dieta variada y equilibrada, además hay que tener en cuenta otros factores como un sueño adecuado, un estilo de vida saludable con ejercicio practicado regularmente y la buena gestión del estrés, todo ello contribuye a mantener un sistema inmunológico saludable. Por cierto, recordemos un estudio que demostraba que la suplementación personalizada con simbióticos es efectiva para la inmunomodulación o la manipulación del sistema inmunológico para producir una interacción a fin de estimular o inhibir la respuesta inmune, restaurando el equilibrio del sistema inmunológico.
Como decíamos al principio, y según leemos aquí, la doctora Morgaine Gaye asegura que la dieta de la inmunidad será un movimiento significativo en 2024 como respuesta a problemas como el COVID19 o la crisis del coste de la vida que afecta a nuestro bienestar físico y emocional. Pero esta dieta no es una cura milagrosa para las enfermedades, aunque puede ayudar a fortalecer el sistema inmunitario y reducir el riesgo de infecciones, es algo que ya tenemos con la Dieta Mediterránea.
La EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) ha hablado sobre la relación entre determinadas vitaminas y minerales con el correcto funcionamiento del sistema inmunitario, pero también ha apuntado que eso no significa que un aporte extra de ciertos nutrientes mejore la inmunidad. Se podría pensar que con la “dieta de la inmunidad” se ha buscado crear un plan alimentario exclusivo para captar a un nicho de consumidores preocupados por mejorar su salud inmunitaria, nuevos productos alimenticios, libros, planes personalizados… todo un negocio con el nombre de ‘dieta de la inmunidad’.
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